[Ana Lago]
Desperté en los brazos de mi amor, estaba soñolienta sonreí al sentir como acariciaba los nudillos de mi mano, cuando de pronto sentí algo extraño en mi dedo, era un anillo, abrí más los ojos, ¡Un anillo!
Entrecerré los ojos, Arturo sonreía de manera divertida por mi reacción.
—Casémonos amor, ahora que ya están bien tu y nuestro pequeño Diego, creo que ya podemos ponerle fecha a la boda, ¿no crees?
En mi rostro se formó una sonrisa iluminada. Me quedé admirando el anillo con aquel enorme y brillante diamante. Alcé la vista para encontrarme con su mirada.
—Claro que si me quiero casar contigo y estoy lista para dar este siguiente paso en nuestra relación —dije sintiendo la emoción brotar por cada uno de los poros de mi piel.
Arturo sonrío de manera amplia.
—Adoro la familia que hemos formado y aunque se que nuestro amor no necesita de un documento para ser felices, una boda simboliza el inicio de una nueva etapa en nuestra vida y por que deseo que oficialmente seas mi esposa, la señora Abad.
Mis mejillas se calientan al escuchar sus palabras, me inclino hacía su rostro para besarlo en los labios. Sonreímos.
—Te amo Arturo, eres el hombre más maravilloso que pude haber conocido doy gracias al cielo de habernos encontrado encajamos perfecto en momentos difíciles de nuestra vida volviéndonos nuestra propia cura, un amor que nos ha sanado de muchas maneras, nuestro amor ha pasado por tantas cosas buenas y malas que nos lo merecemos, merecemos nuestra boda, festejar con las personas que amamos nuestra unión oficial como pareja.
Decidimos que nuestra boda se celebraría dentro de tres meses, el suficiente tiempo para realizar todos los preparativos, aunque será un festejo sólo con nuestros amigos y familiares más cercanos, deseo que sea algo hermoso y digno de recordar.
Nos quedamos un rato más en la cama para después ducharnos y bajar al comedor a desayunar. Hoy será el último día de Lily en casa por lo que Arturo y yo queremos despedirnos de ella. Antes de bajar, pasamos a ver a nuestros pequeños hijos, mi Diego esta en su habitación durmiendo plácidamente, acaricio su mejilla tibiecita con cuidado de no despertarlo mientras que Lisa ya trae el uniforme puesto para ir al colegio y esta lista para bajar con nosotros. Unos minutos después Lily se incorpora a la mesa.
—Buenos días —saluda con entusiasmo mi amiga dándole un beso en la mejilla a mi pequeña, cuando llega a mi lugar para hacer lo mismo se queda observando el anillo, sonrío nerviosa —Ana ¿y ese anillo? —se lleva las manos a la boca a manera de sorpresa —¡Oh por Dios! ¿se van a casar?
Asiento sin poder controlar la alegría que se refleja en mi rostro. Arturo me toma de la mano y rozamos nuestras narices.
—Dentro de tres meses, se lo he propuesto a Ana hoy y ella no ha podido resistirse a aceptar la increíble propuesta que le he hecho de pasar el resto de su vida con un hombre tan maravilloso como yo —ríe, solo es sarcástico cuando esta de buen humor y hoy había motivo para estarlo.
Arturo me guiña un ojo.
—No será al revés amor, que tu no pudiste resistir la idea de pasar el resto de tu vida con una mujer tan maravillosa como yo.
—mmm… puede ser.
Nos echamos a reír todos, incluso Lisa que no entiende muy bien de lo que estamos hablando.
—Ustedes son la pareja más cursi y melosa que conozco, se lo merecen, me siento muy feliz por ustedes amigos —dice Lily en tono dulzón.
—Gracias amiga —le contesto.
—¿Qué significa que se van a casar mami? ¿aun no eres mi mami oficial? —pregunta Lisa en un atisbo de curiosidad mientras come un bocado de los hot cakes con fruta que le han servido.
Sonrío y acaricio su cabello.
—Significa que haremos una fiesta enorme, para que las personas que nos conocen sepan que tu papi y yo nos amamos mucho y que ahora somos una feliz familia de cuatro —trato de explicarle de manera sencilla.
Ella asiente.
—Me gustan las fiestas.
Arturo y yo sonreímos.
—Esta también te encantará por que me ayudaras en algunas cosas mi pequeña, tu y yo por las tardes nos sentaremos a elegir cosas para la fiesta, ¿te agrada la idea?
—¡Siiiiiiii! —contesta llena de emoción.
Charlamos por un rato y pregunto a mi futuro esposo si ira a la oficina hoy por lo que me responde que trabajara desde casa ya que terminara unos planos que tiene pendientes, él ha adaptado su trabajo aquí desde que me embaracé para poder pasar más tiempo con nosotras y lo intercala entre su oficina y la casa. Me propone que llevemos a nuestra hijita al colegio, acepto contenta.
Cuando regresamos nos avisan que Diego ya ha despertado, Arturo y yo subimos a su habitación y su nana está dándole de comer en su biberón, le digo que yo continuaré dándole de comer y lo deposita en mis brazos, me siento en la silla que hemos comprado para mecer a nuestro hijo. Arturo acaricia su cabello y sus mejillas. Diego sonríe con el biberón en la boca y yo me derrito de ternura.
—Es tan hermoso —musitó con gran emoción.
—Sonríe igual a ti amor.
Arturo lo besa en el frente seguido me besa en los labios.
—Estaré en la oficina —dice, asiento, le deseo una buena jornada de trabajo y después veo como sale de la habitación. Podría pasar todo el día admirando a mi bebé, es increíble como la vida me ha cambiado por completo desde que conocí a Arturo, él es el compañero de vida que siempre desee y el mejor padre, es cariñoso con nuestros hijos y se da el tiempo para pasar tiempo con nosotros.
(…)
Durante la semana quedo con Lily de ir a comprar algunas cosas que necesito para la fiesta de compromiso que organizare para anunciarle a nuestra familia la fecha de nuestra boda. Me siento muy emocionada el imaginarme en vestido de boda junto a mi apuesto prometido.
Me reúno con ella apenas paso a dejar a Lisa al colegio, es su día de descanso por lo que haremos las cosas con calma. Lo primero que buscaremos será un vestido corto color blanco. Vamos a las boutiques en San Pedro y mientras me los pruebo, Lily me espera en la salita junto a los espejos. Estas tiendas de ropa son muy exclusivas con sólo ver los precios casi me da un desmayo, pero Arturo insistió en que no me limitara en cuanto a los gastos.
—Ana tengo curiosidad sobre algo —escuchó que habla desde el otro lado de la puerta del probador.
—Dime.
Me miró al espejo y este vestido me gusta, es algo entallado, corto, poco más arriba de las rodillas, escote en v y mangas cortas, creo que me quedará perfecto con los accesorios de perla que tengo.
—¿Has pensado si regresaras a trabajar? —su pregunta me toma por completo de sorpresa, salgo del probador para que me dé su opinión —me gusta este vestido, se te ve de diez, date la vuelta.
Me doy la vuelta, me gusta, me gusta.
—Oye por que la pregunta que me hiciste, bueno… si planeo regresar a trabajar, Arturo y yo lo hemos platicado ahora con la boda tal vez me espere unos meses, tal vez hasta que Diego cumpla un año este un poco más grande, pero mi plan siempre ha sido continuar ejerciendo mi profesión, aunque por una parte Arturo no desea que trabaje por que esta consiente de las extensas jornadas de trabajo a las que nos sometemos, yo no quisiera descuidar a mis hijos.
Ella me toma de la mano y nos sentamos en los silloncitos de la salita de probadores.
—Te entiendo muy bien, por eso quiero platicarte sobre un proyecto que me ha comentado papá que esta por llevar a cabo, quiere abrir un hospital de especialidades, como él ya es retirado anda viendo donde invertir y la mejor opción que se le ocurrió fue un hospital, de hecho él quiere que este aquí en San Pedro y aunque tiene el capital para construir e iniciar dice que le gustaría tener algún socio que pueda financiar en caso de que se necesite más inversión de la planeada —entrecierro los ojos escuchando con atención todo lo que me dice —enseguida pensé decirte por que si a Arturo le parece la idea, ustedes serian propietarios de una parte de ese hospital y así podrías trabajar las horas que puedas en un día, por que serás una de las dueñas, nadie te estará presionando para que cumplas con horas extra.
Me quedé pensativa analizando la posibilidad.
—En verdad me encanta la idea, se escucha genial, pero tendría que comentárselo a Arturo, supongo que para abrir un hospital se necesita de mucho dinero.
Lily hizo una mueca.
—La verdad es que si, el dinero que invertirá son los ahorros de toda su vida, dice que si no funciona pues tiene ya dos hijos adultos que bien lo pueden mantener, ¿Qué locura? Apenas y puedo con mi alma y este señor quiere que lo mantenga.
Reímos.
—De igual manera Ana, yo no le he comentado nada a mi padre, sólo me parecía buena idea mencionártelo, lo que si es que le di el contacto de Arturo ya que necesita de una constructora que se encargue de la obra.
—Gracias Lily, seguro a Arturo le encantará ese proyecto.
El resto del día nos la pasamos de tienda en tienda, cuando regresé a media tarde a la casa, Arturo ya había terminado con el trabajo del día, estaba en la sala de estar con nuestro bebé en sus brazos.
—¿Dónde esta Lisa? —pregunté curiosa al ver que no venía a recibirme como siempre lo hace.
Me acerqué a mi futuro esposo dándole un beso a él y a mi pequeño bebé quien me lo ofreció para que lo cargara en brazos.
—Vino por ella Roberto, dijo que la llevaría al Chuck&Cheese, ya se lo había prometido más tarde la traerá de regreso, ¿Cómo te fue hoy con las compras? ¿encontraste todo para nuestra fiesta de compromiso?
Asentí con una enorme sonrisa, me senté a un lado de él.
—Cuando veas todo lo que traje te dará un infarto, casi siento que te dejo en la bancarrota es muchísimo dinero lo que he gastado.
Arturo ríe divertido.
—Ana podemos permitirnos eso, no te preocupes —acaricia mi espalda con su mano.
—Sera que no estoy muy acostumbrada a todos estos lujos.
—Puede ser… —dice mofándose —¿cómo ha estado Lily?
De pronto recuerdo la conversación que tuve con ella en la boutique.
—Estuvimos platicando sobre varias cosas, una de ellas fue sobre un proyecto que planea realizar su padre, toda la familia de Lily son doctores —Arturo me escucha con atención, mientras acaricio la manita de Diego —construirá un hospital en San Pedro, sabes, Lily me ha dicho que esta buscando un socio, me dijo seria buena idea que te lo mencionará.
Arturo piensa, piensa y piensa.
—Aunque solo es un comentario, se que se necesita mucho dinero para abrir un hospital y…
—No suena mala idea, si invirtiéramos en ese hospital tú también serias propietaria y ya no tendrías que trabajar para alguien más, es decir ya no pasarías todo el día en el trabajo, que era una de las cosas que me molestaba cuando trabajabas en el San José —hizo una mueca de disgusto.
—Por esa parte me agrada la idea, pasaría todas las tardes con ustedes.
Arturo asintió.
—Tendré que hablar con el padre de Lily para analizar el proyecto y ver si es factible para nosotros económicamente.
—Lily me dijo que le dio tu contacto a su padre, necesita de una constructora para iniciar la obra.
Arturo me abrazó.
—Muy bien entonces esperare su llamada, por que no vamos al jardín para que Diego respire aire fresco.
—Me agrada la idea.
Arturo tomó a Diego en sus brazos y caminamos juntos al jardín.