Capítulo 5
742 Words
"Una sonrisa al leer sus mensajes,
se asoma lentamente a sus labios.
«Me gusta tu voz» le escribe. Su corazón late agitado
La sensación que le provoca la describe: «pareciera estar cantando»"
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Sarah sentía que sus mejillas ardían y su corazón saltaba en su pecho.
Sus piernas y manos temblaban, como siempre le pasaba cuando cantaba en público.
Ése día había decidido al fin ceder a las peticiones de Edward y cantar una canción.
No sabía cuál le quedaría mejor, pero a la final se decidió por una de Ha Ash, llamada «Tu mirada en mi».
Era romántica y se la sabía bien, pero ella pensaba que su voz no era la gran cosa y que más de uno, sobre todo Edward, quedaría decepcionado.
Tomó una bocanada de aire y vio como todos la miraban expectantes, por lo que empezó a cantar con los ojos cerrados, cosa que siempre le ayudaba a relajarse en esos momentos.
«Frente a ti es fácil ser sincera, lo quiera o no lo quiera, no tengo otra manera. Hasta ahora hemos sido amigos, y eso me bastaba, yo no buscaba más»...
La voz le fluía con naturalidad y eso la relajó aún más, por lo que cuando llegó a las notas altas, lo hizo con seguridad, alcanzando una perfecta afinación de la hermosa melodía.
Al terminar, abrió los ojos para ver como todos se acercaban a ella para felicitarla, alabando su talento. No podían creer que tuviese tan linda y dulce voz.
Esos comentarios la animaban mucho y la hacían sonrojar.
Edward la miraba con una enorme sonrisa y se acercó a ella cuando hubo disminuido un poco el alboroto.
—Cásate conmigo —se limitó a decir
Sarah lo miró con ambas cejas alzadas y luego se echó a reír.
—No, estás loco
—Qué mala eres —hizo un puchero, provocando que ella riera más–. Dices no, así de rápido sin pensar y encima me llamas loco
—Te lo digo porque obviamente no hablas en serio —rodó los ojos
Trataba de ignorar el aleteo en su estómago y pensar que esa manera de tratarla era para hacerse el gracioso, el importante, o que era simplemente para molestarla.
Pero sus palabras le hacían más efecto del que estaba dispuesta a admitir, incluso a sí misma.
—¿Y quién dice que no hablo en serio? —Edward alzó una ceja
—No seas tonto —Sarah frunció el ceño
—Ves que eres mala, ¿eh? —hizo una mueca
—Yo soy un ángel de Dios —sonrió ella, de manera inocente
—Sí que lo eres —asintió él con una sonrisa— Uno muy bonito, y además...
—Sarah, hay que trabajo que hacer —Ivanna los interrumpió de pronto— Ya se acabó el relajo, Gutiérrez —se dirigió esta vez a Edward
—Como usted mande, jefa —hizo un saludo militar— Nos vemos luego, Sarah
El día fue muy atareado y no lograron verse de nuevo, a pesar de que ella lo buscó varias veces con la mirada, por lo que se fue a casa algo decepcionada.
«Ya Sarah, que tampoco es para tanto» se regañó a sí misma.
Se negaba a aceptar que estuviese pendiente de él a cada momento, y cada tanto se reprendía y se decía que era más importante el trabajo y sus ocupaciones que hablar con el moreno de cualquier tontería.
Pero quería saber qué le había parecido a él la canción, si le había gustado y lo más importante: Si le había gustado su voz.
Cuando llegó a casa, apenas se había quitado los zapatos y puesto su bolso a un lado, cuando su celular sonó.
«Además de bella, tienes voz de ángel. En fin, eres un ángel» 7:18pm
Sarah sonrió un poco a pesar de que el mensaje se le antojó algo cursi. Tecleó la pantalla para contestarle.
«No lo creo, pero gracias» 7:19 pm
«¿Y por qué no lo crees?» 7:20 pm
«Yo no creo que tenga una voz bonita» 7:20 pm
«Antes creí que me gustaba tu voz por tu acento, pero ahora sé que me gusta por completo. Cantas muy lindo, Sarah» 7:21 pm
«¿En serio lo piensas?» 7:21 pm
«Lo pienso y lo sé. En serio me encanta tu voz, ya te dije, eres un ángel.» 7:22 pm
Sarah sintió que los aleteos en su estómago se intensificaban y que el corazón retumbaba en su pecho agitado. Como la sangre subía a su rostro y calentaba rápidamente sus mejillas.
«A mi también me gusta tu voz, Edward» 7:22 pm
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