El juego del amor

Capítulo 6

"¿«Por qué lo hace»? se pregunta confusa,

mordiendo con fuerza su labio.

«No puede ser real interés,

seguramente está jugando»"

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Las dudas venían y se iban cada tanto, y eso tenía a Sarah confundida y con la cabeza dándole vueltas.

«De todas formas él no me ha dicho nada en concreto, no debería hacerme ilusiones» pensaba molesta.

A pesar de tratar de engañarse a sí misma, esperaba que Edward la recibiera con un detalle o que al menos le hablara siempre que estuviese libre de sus ocupaciones.

Y casi sin darse cuenta, corría hasta el celular cada vez que éste emitía apenas un pequeño sonido.

A veces él la llamaba y hablaban durante horas, y otras veces eran los mensajes los que no paraban de llegar de manera mutua.

Era increíble que al principio lo mirara con tanta desconfianza y que ahora...

Sacudió la cabeza. No, no debía concebir esas emociones, ella menos que nadie, sobre todo porque él parecía muy galante con todas las chicas, o tal vez sólo era muy amable.

Y además, esa forma de ser de galán de feria en un principio le cayó mal pero ahora ya ni sabía qué pensar.

«¿Por qué lo hace? ¿Por qué insiste tanto conmigo? ¿Acaso le gusto de verdad? No, seguramente es sólo un juego. Sí, es sólo eso»

Sarah le daba a su pie contra el suelo, tratando de concentrarse en lo que hacía. El fin de semana había hablado mucho tiempo por teléfono con Edward, pero ese lunes no lo había visto y eso la tenía algo inquieta.

De verdad esperaba que no estuviese enfermo o algo así.

—Buenos días, Sarah

Ésta tragó saliva, y alzó lentamente la cabeza. El corazón le tartamudeó un poco en el pecho y luego empezó a correr agitado al ver al moreno delante de ella.

—Buenos días —saludó formal, sin mostrar alguna emoción que la delatara

—¿Me extrañaste? —sonrió él

—Pero qué creído —alzó una ceja— La verdad es que ni siquiera había notado tu ausencia

«Qué mentirosa eres, Sarah»

—Auch —la expresión de él era tan graciosa, que tuvo que reprimir una sonrisa— Eso me dolió, Sarah

—Lo siento —se encogió de hombros, aparentemente indiferente

—Pues yo sí te extrañé mucho —admitió él— A ti y a tu voz tan hermosa

—¿Tan temprano y ya recibo halagos? —cuestionó, alzando una ceja— Además, hablamos ayer, no creo que en pocas horas llegues a extrañarme de esa forma

A pesar de sus palabras, sus manos temblaban y tuvo que simular que nada le pasaba, tomando unas hojas del escritorio.

—Te mereces todos los halagos del mundo y a toda hora, Sarah—dijo él con expresión seria— Además, a pesar de que hablamos ayer y sólo hayan pasado pocas horas, es verdad que te extrañé. Me encanta hablar contigo y ya sabes que me encanta tu voz.

—No inventes—Sarah rodó los ojos, pero sus manos aún temblaban— Ni siquiera me conoces bien, Edward

—Empiezo a hacerlo —se inclinó hacia adelante, muy cerca— Y créeme que todo lo que descubro me gusta más —sonrió de medio lado al ver su desconcierto— Nos vemos más tarde, preciosa

Se alejó de ella, quien trataba con todas sus fuerzas de calmar su respiración.

«¿Por qué tengo que ponerme de ésta forma?» se regañó.

Pensó de nuevo que estaba jugando al Don juán o a cualquier otro personaje con ella, ya que no concebía que él sintiera interés tan rápido, así de la nada.

A pesar de que sus palabras y ademanes mostraran interés, se resistía con todas sus fuerzas a caer de nuevo en los enredos del amor. Sabía muy bien lo que pasaba y no quería repetir experiencias pasadas.

Sarah reprimió un estremecimiento y trató de concentrarse de nuevo en el trabajo que estaba haciendo.