"Las cosas suben de tono, ya no es un juego inocente.
Lo que siente la asusta un poco, por lo rápido que eso crece.
Su "experiencia" de nada le sirve, él ya la tiene en sus garras,
cada vez que le escribe, ella suspira emocionada"
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Sarah miraba la luna desde la ventana, contemplando en silencio su hermoso brillo.
Estaba tan ensimismada, que no se dio cuenta que había alguien detrás de ella, contemplándola como ella hacía con el astro.
—Eres tan hermosa —oyó un susurro en su oído, que erizó los vellos de su cuello
Conocía esa voz, la había oído ya muchas veces y podía reconocerla incluso en medio de un bullicio.
—¿Qué haces aquí? —musitó, estremeciéndose un poco
—No puedo ya reprimir lo que siento, Sarah —sintió como esas manos acariciaban sus brazos con suavidad— Ya no puedo más
—Edward...
No pudo decir nada más ya que de pronto él apartó su cabello y comenzó a besar su cuello lenta y tortuosamente.
Sarah se estremecía ante cada pequeño contacto, lanzando suspiros de placer que empezaron a inundar la habitación.
Movió su cabeza a un lado para darle más acceso a esa sensible parte de su anatomía, mientras se aferraba a la pared para no caer, ya que sus piernas habían comenzado a fallar.
—E- Espera —trató de decir entre suspiros
—Te deseo, aquí y ahora —dijo él, ardiente de pasión
Sarah gimió aún más fuerte cuando él la aprisionó entre su cuerpo y la pared, con una de sus manos fue a la parte baja de su vientre, arrancándole suspiros y gemidos de manera simultánea.
Se estremeció cuando sintió uno de los dedos acariciando su entrepierna, adentrándose en su intimidad, mientras la otra mano acariciaba lentamente uno de sus senos.
—Sarah —gimió Edward, mordiendo luego el lóbulo de su oreja
Un sonido ensordecedor escuchó de pronto en su oído, sintiendo que estaba a punto de caer de bruces contra el suelo.
Gruñó cuando sintió un vacío en el estómago y su cuerpo reaccionó en respuesta, aferrándose con fuerza a cualquier cosa para no caer.
Su cama.
La castaña frotó sus ojos y soltó un largo bostezo.
«Demonios, sólo era un sueño» se lamentó, viendo que su alarma de las 5:30 am sonaba aún.
Se estiró todo lo que pudo y pronto notó algo inusual en su entrepierna.
Mordiendo su labio y con uno de sus dedos, tocó su intimidad, que estaba húmeda y muy caliente.
El sueño se había sentido muy real.
Miró la pantalla de su cel, el último mensaje que había recibido de Edward, cuando ella le había dicho que estaba a punto de ducharse.
«Qué lastima que no esté allí para ayuda a enjabonarte» 9:58pm
Sarah mordió su labio de nuevo, preguntándose en qué momento habían traspasado los límites de su intimidad.
Pensó que tal vez fue la vez que le contó que en una reunión familiar, por no conseguir donde sentarse, había decidido hacerlo en las piernas de su primo, que tenía sólo un año mayor que ella y que éste había tenido una erección y la situación había sido muy incómoda con todos sus tíos y primos allí presentes.
Edward se había reído de la situación y le había dicho que no era de extrañar, ya que ella tenía un cuerpo muy bonito y que a la edad que tenía su primo, las hormonas estaban más que a millón.
Era algo que ella nunca iba a olvidar, por el bochorno que había sentido, aunque la verdad no sentía vergüenza alguna de hablar con él de sexo.
A su parecer, ese tema era muy común. Muchas personas lo veían como tabú pero ella nunca le encontró sentido a que se cohibieran de hablar sobre el tema de manera clara.
Pero esto... traspasar los límites de su intimidad con alguien que apenas conocía... era algo que nunca había hecho.
De vez en cuando él la hacía sonrojar y ella pensaba en dejar de hablar de eso con él, pero ya había abierto la puerta y cerrarla era muy difícil, sobre todo luego de al fin admitirse que Edward le gustaba. Y mucho.
Además, hablar con él de manera tan íntima, era algo que despertaba su lado pervertido, que hacía tanto no sacaba a flote.
En persona, se trataban como conocidos comunes. Él seguía con sus insinuaciones y ella fingía molestarse o ignorarlo.
Pero ella sentía que él ahora la miraba con un nuevo brillo en los ojos, cosa que había hecho saltar su corazón.
Luego de darse los buenos días, Sarah le contó que había soñado con él, contándole incluso los detalles.
«Mmm quisiera una foto tuya de cuerpo entero» 6:28 am
Ella mordió su labio y suspiró. El que Edward quisiera tener una foto suya la emocionaba y en cierta forma también la excitaba.
«¿Ah si? ¿Con o sin ropa?» 6:29 am
Sonrió abiertamente al ver el emoji pervertido que él le mandó.
«Me gusta tu lado pervertido, Sarah» 6:30 am
Ésta frunció un poco el ceño. ¿Qué tanto le costaba decir: «Me gustas, Sarah?»
No tenía nada de extraño o poco común que sintieran cosas el uno por el otro. Él había mostrado interés y se había afanado por llamar su atención y había insistido a pesar de que ella se había mostrado renuente al principio.
Pensaba que era obvio que sentía algo, pero se preguntaba por qué no se decidía a decírselo de una vez.
Todas esas cosas pasaban por su mente, pero decidió que iba a esperar paciente y sin presiones a que él le dijera lo que sentía por ella.