Al abrir mis ojos, el primer pensamiento que paso por mi cabeza fue el beso. Sentimiento que me invadió y me lleno por completo, borro absolutamente todo de mi mente excepto el momento que estaba viviendo. Fue como volar al cielo sin alas, sentí que ningún momento en mi vida puede superar ese preciso instante. Definitivamente ninguna cosa fue tan hermosa. Alguien golpeo la puerta interrumpiendo mis pensamientos. No quiero ver a nadie, quiero estar sola, pensar en lo que paso anoche; lo que hice; lo que sentí. —Helena soy yo —me informó con calma. No contesté—. Vamos, abre la maldita puerta. «Uy, uy, nos despertamos agresivos» Tampoco contesté a eso. Alex empezó a tocar la puerta muchas veces seguidas. —Juro por dios que no pararé hasta que abras esta puerta. Sabía que no bromeaba, é