CAPÍTULO SEIS Kyra marchaba al lado de su padre por los pasillos de piedra de la Fortaleza de Volis, una impresionante fortaleza del tamaño de un castillo pequeño, con paredes de piedra lisas, techos cónicos, puertas gruesas y adornadas de madera, un antiguo recinto que había servido para albergar a los Guardianes de las Llamas y para proteger a Escalon durante siglos. Ella sabía que era una fortaleza crucial para su Reino, pero aun así también era un hogar para ella, el único hogar que había tenido. En muchas ocasiones se dormía escuchando el sonido de los guerreros, de los festines, de perros peleando por las sobras, de chimeneas silbando con sus brasas y rachas de viento que se colaban por las grietas. Con todas sus peculiaridades, amaba todos y cada uno de sus rincones. Mientras Kyra