Gustavo Llego a la hacienda, arrastrando los pies como si hubiera acabado de pelear una batalla en la cual claramente perdí. Tuve las que quizá fueron las mejores dos semanas de mi vida, y ese beso...ese puñetero beso que me di con Carolina me hizo sentir en el cielo. Yo nunca me había sentido así al dar un beso, ni siquiera con Chloe. Podría...podría mandar todo a la mi*rda y convertir a Carolina en mi mujer. Podría decirle a Chloe que todo se termina entre ambos y que al fin haré vida con otra mujer, pero...no soy capaz. Si algo siempre se me ha dificultado en la vida, ha sido soltar. Cuando yo era pequeño, me regalaron un peluche que llegó a ser mi favorito, y aun pasada la adolescencia todavía lo conservaba, aunque estuviera viejo y feo, hasta que mi padre me lo tuvo que botar