Andrew
En algún punto pensé que todo esto sería más fácil, un poco más sencillo, iba a llegar a ese instante donde su ausencia en la casa no molestase, dónde no doliera, sin embargo, me molestaba, me dolía, la extrañaba, pero me negaba a seguir lastimándonos a ambos, era como un círculo vicioso, el querer tenerla y dejarla libre.
Recuerdo hace unos días cuando Sam me llamó, Clara había ido directamente a su casa, no fue con Hilary, tampoco con sus padres, se refugió con su hermana mayor y desapareció de los focos por tres días, el guardaespaldas que le puse solo me daba un parte al día, salía a trabajar y volvía a su casa, no hacía nada más, no caminaba por ningún otro lugar, ni siquiera fue a la casa de aquella amiga con la que estuvo después de lo que pasó con Lin, solo fue con Sam.
— Hola - la observé y busqué con la mirada algún rastro de mi esposa - Dime, ¿Qué pasó con Clara? - sus brazos se cruzan.
— Estoy embarazada Andrew, hormonal y embarazada, te imaginas que tengo los pies hinchados y varios hijos que me preguntan porque lloro o me enojo con facilidad - la observó sin comprender.
— Supongo que es parte de las hormonas - Mateo aparece en mi campo de visión.
— Las hormonas, en mi caso son las hormonas, pero resulta que mi hermana no está embarazada, sin embargo, se la pasa todo el día llorando, no está comiendo prácticamente, la tengo metida en una habitación mirando por la ventana cuando ella suele cantar, bailar y hacer todas esas cosa que seguramente has visto que hace - mis ojos se desvían a donde señalo.
— No sé qué esperas que diga - suspiro - Ella se fue de la casa, llegue y no estaba, dejó todo lo que le di, las alianzas, los regalos, se llevó lo suyo y ya, ni siquiera habló conmigo - me toco el pecho - No puedo obligarla a estar conmigo, deberías saberlo, tu hermana hace lo que quiere - elevo una ceja.
— Como casarse para conseguir su puesto de trabajo y tú, tu herencia, créeme lo sé - chita molesta - Será mejor que saquen la cabeza de su culo y hablen, porque les juro que conocerán una faceta mía que no le gustara a ninguno de los dos y no estoy bromeando, lo digo en serio - relamí mis labios y pase las manos por mi cabello.
— ¿Dónde está? - respondo agotado de todo esto.
— En la pieza, creo que se durmió - Mateo habla - Lleva días sin dormir, el médico le dio una pastilla, tuvimos que llamarlo, se veía mal - un nudo se instaló en mi garganta.
— ¿Qué pasó? - Sam vuelve a captar mi atención - ¿Qué pasó para volver así de enamorados y terminar en nada? - eleve una ceja mientras la miraba.
— ¿En serio me lo preguntas? - niego - Tú deberías saber lo que pasó - junta sus cejas confusas.
— No sé de qué hablas - aguanto la risa.
— ¿Dónde está su habitación? - quiera hablar de nuevo, pero no la dejo. - Ahora no, iré a ver como está.
— Segunda puerta a la izquierda
Subí las escaleras en silencio mientras ellos se quedaban abajo hablando en voz baja, mis nudillos golpearon despacio la madera blanca pero no respondió así que simplemente abrí, si se estaba cambiando tendríamos un problema, no porque nunca la hubiera visto, sino porque no podría contenerme y todo se iría por el caño, verla haría que todo se fuera por el caño, joder no quería hacerlo.
Mis ojos recorrieron la habitación a oscuras hasta parar en aquella cama donde un bulto anunciaba su presencia, me acerque despacio hasta llegar a su lado y escuchar los sollozos de su pecho, había estado llorando, ella estaba llorando.
Algo en mi interior se removió inquieto, la sensación que me causaba su dolor no me agradaba, me resultaba un tanto desesperante que aquello ocurriera, no quería verla así, sin embargo, no podía pasar por alto que estuviera triste, si lo estaba, porque se había ido, porque abandonó nuestra casa cuando aquello le hacía daño.
La imagen de Gao llegó a mi mente, sus palabras y relato, el video de la empresa, quizás simplemente estaba procesando aquello y sus pesadillas habían vuelto, no podía estar así por mí, porque estaría así por mí, ella había sido clara con lo que sentía.
Suspiré mientras acariciaba su rostro y sonrió, mi corazón se paró un momento mientras su mano atrapó la mía con fuerza.
— Clara - balbuceo despacio - Nena - mi otra mano la acarició.
— Andrew - balbuceo.
— Perdón no quería despertarte - sonreí.
— Andrew - volvió a llamar.
— Acá estoy, acá estoy. - la calme cuando su gesto se contrajo.
— No te vayas, por favor - otro sollozo salió.
— No me voy.
Me metí en la cama con cuidado, justo al lado de ella, todo aquí olía a su perfume, esa mezcla que me volvía loco seguía en el ambiente, su cuerpo se removió un poco para terminar sobre mí, justo en mi pecho, ella suspiro y yo sonreí como idiota, extrañaba estar así con ella, la extrañaba mucho, pero se había ido, aprovecho cuando me fui para irse, sin decir nada, sin siquiera despedirnos, solo se fue.
Mis dedos fueron a la piel desnuda de su brazo, comencé a trazar pequeños dibujos mientras ella seguía así, durmiendo. Golpearon la puerta despacio y susurre un pase, Sam apareció de nuevo en mi campo de visión, nos observó a ambos un minuto en completo silencio y luego solo me miró.
— Puedes quedarte a dormir si quieres - tomó aire - La habitación de enfrente tiene una cama matrimonial - negué.
— Está dormida, no creo que sepa que estoy aquí - la miro.
— Yo creo que sí - suspiró - Mira Andrew, no me voy a meter, pero quizás antes de sacar tus conclusiones deberías preguntar a los protagonistas, me ofrezco a sacar tus dudas, tengo todo lo que necesitas para sacarlas - eleve una ceja.
— ¿Con qué fin? - ladeo su rostro.
— Con el fin de no perder a la mujer que amas, aun cuando te niegas a admitir que lo haces - sus ojos fueron a Clara - Con el fin de que mi hermana no pierda al hombre que ama, porque no sé qué creíste escuchar, pero las cosas no son así - negué.
— ¿Es tu culpa la que habla ahora? - subió las cejas - ¿O solo cumples tu rol de hermana mayor? - negó.
— Estás dolido, lo entiendo - piensa un momento - Pero yo cometí el mismo error, saque conclusiones y me aleje de la persona que amaba por un año, no hagas lo mismo solo porque tu padre te hizo creer que no eres suficiente para ella - se dio la vuelta. - Puedes quedarte si lo deseas.
— Sam - la detuve antes de que cerrara - No le digas que vine - no parecía agradarle mis palabras.
— No le miento a mi familia, si pregunta se lo diré, sino… - subió sus hombros - Ambos son más idiotas de lo que creía.
Salió de la habitación y traté de salir de la cama, mi cuerpo se movió un poco y el suyo se pegó más al mío, suspiré mientras me sacaba las zapatillas con cuidado y me metía dentro con ella, volvió a suspirar y elevo su rostro un poco.
Las pestañas descansaban sobre sus pómulos con pequeñas gotas de lo que supongo son lágrimas, su nariz estaba algo sonrojada al igual que sus mejillas, tenía los labios hinchados y un aspecto demacrado.
— Te extraño - acaricie su mejilla - Aunque no quiera, lo hago - bese sus labios despacio y cerré mis ojos.
Me desperté a las cinco de la mañana, Clara estaba todavía entre mis brazos, sus manos se aferraban a mi camiseta con fuerza, me corrí despacio, peleando con su agarre porque no quería soltarme, ella simplemente no quería dejar mi ropa ni soltar mi brazo, a esta altura ya me estaba riendo, era como una trampa mortal de la cual no podía salir.
Solté su agarre después de unos diez minutos, me coloque mi calzado y baje las escaleras, todo era silencio, excepto por el ruido en la cocina, junté mis cejas y observé a Mateo parado preparando un jugo de naranja.
— ¿Qué haces? - me mira por encima de su hombro y sonrió.
— Vaya, habíamos apostado que te irías antes de que se despertara - siguió - Me dije, no creo que sea tan imbécil, digo, fuera mi esposa y estaría haciéndole el amor desde que se despierta hasta que me perdone o yo la perdone - tiro la fruta - Pero eres imbécil - cruzó sus brazos.
— ¿No es muy temprano para la charla? - sube sus hombros.
— Sam quería jugo de naranja - sonreí - Así que baje a hacerle el jugo, pase por la pieza para ver si habías huido como una rata, pero seguías ahí, pensé, esté chico nos va a cerrar la boca a todos - negó - No, no lo hiciste.
— Creo que no deberían meterse, ya hablaremos, fue su decisión irse - pensó.
— O tus acciones - retruco.
— ¿Mis acciones? - negué - ¿Esto es mi culpa? - niega.
— Es de los dos, tuya y de ella, han empezado una relación a base de mentiras, falta de diálogo y con tratos confusos ¿Qué esperabas qué pasará? - tomó el vaso - Tienen que hablar y arreglar esta mierda, lo digo en serio. - paso por mi lado.
— Te haré llegar los papeles del divorcio esta semana - se frenó.
— Claro, se los daré - no me volvió a mirar - Cierra la puerta al salir.
Lo siguiente que pasó fue mucho más de lo mismo, Clara voló ese mismo día como estaba estipulado por su trabajo, mi hombre viajó con ella. Me mando foto como siempre, una sola, ahí estaba ella en el aeropuerto completamente encapuchada con lentes de sol, el rostro serio, él se quedó en clase turista, escuchando a su grupo de trabajo mientras ella y Hilary iban en primera clase.
Lo que no me gusto fue lo que llegó después, el fotógrafo se pasó el viaje hablando de ella, de como no llevaba su alianza, a pesar de que trato de ocultarlo, habló de sus planes para conquistarla con el otro chico que no llevaba mucho tiempo trabajando con ellos, leí comentarios como “debes verla en bañador”, “sus pechos son algo increíble” y un montón de cosas más que me tenían en el límite entre quedarme en Seattle o viajar hacia ya, solo para romperle la cara, lo quería lejos de ella.
— Pareces celoso - murmuro Ron - Joder, estas celoso, solo ve por ella - niego.
— Nos vamos a separar, solo quiero que me digas quien es, sigue siendo mi esposa y prometí protegerla - tecleo en su móvil.
— No lo vas a creer, es el ex de la reportera que siempre pone cosas de ella - sonreí de lado.
— Maldito imbécil - suspire - ¿Qué harás? - su celular sonó. - ¿Quién? - levantó un dedo.
— Aarón - eleve una ceja - Claro, si no hay problema - me observo - Sí, sí, ajá - ladeé mi rostro. - Me parece perfecto, me encargare, gracias.
— ¿Mi cuñado? - negó.
— Ex cuñado, estamos pensando en que yo haría buena pareja con Clara, ya sabes un hombre que la cuide, aprecie y no la deje libre para cualquier idiota - rechine mis dientes.
— Es mi mujer Ron, mía - negó.
— Era tu mujer, y te quiero, pero te dije, las dejas ir y la conquistó - se levantó.
— ¿Dónde mierda vas? - su móvil vuelve a sonar.
— Con Clara - voy a hablar y otra vez suena su móvil.
— Prescott, ¿Qué pasó? - juntó sus cejas - Ok, voy para allá.
Me saludo con un simple gesto y me dejo con todas las palabras en la boca, mi semana era una completa mierda, entre los comentarios de Ron, el fotógrafo idiota y él video, estaba volviéndome loco, tuve que ver a los medios levantar un anuncio de nuestra separación, las portadas no paraban de hablar de nuestro supuesto divorcio en puerta, los motivos, YO, era catalogado como infiel, es que al parecer tenía la culpa de todo esto.
Lo único que me reconfortó fue la grabación de Clara, ver cómo decía que estaba casada, la forma en que no dejaba pasar a ninguno de todos los hombres que trataron de llegar a ella a lo largo de esos días, verla mirar el paisaje.
Por mi parte mande el video a la misma reportera que molestaba a Clara, de un número anónimo, simplemente con el contenido que necesitaba que viera, ella dejara de molestarla y apaciguaríamos los rumores, aunque sabía que su fuente era aquel fotógrafo, su maldito ex.
Todo era relativamente llevable hasta que salieron de fiesta, vi todo, ella cantando, ella bebiendo y después su llamada, aquella llamada que me dejó con un sabor amargo, estaba enojada conmigo, ebria y enojada.
Estaba borracha, super borracha, sus palabras salían arrastradas.
— Clara - mi voz sonó desesperada.
Llame a mi hombre que no atendió y luego a Hilary, intente una vez, dos y a la tercera su voz sonó.
— Mandas a tu gorila a vigilar - ruedo los ojos - ¿Tienes problema de seguridad?
— Muy graciosa - siseo.
— Eres un imbécil, te lo han dicho - chasqueo mi lengua.
— Toda tu familia - suelta una risa.
— Eso que no nos pusimos de acuerdo, joder imagina si lo hiciéramos - lo hacía.
— Muchas palabras lindas seguro - me calle.
— Hueles bien - la voz de Clara sonó.
— ¿Qué mierda Hilary?
— Mejor te callas - su voz sonó más lejos - Está ebria y le habla a tu hombre, hubieras contratado una mujer - pasó la mano por mi rostro.
— ¿Por qué bebió así?
— ¿Por qué crees? - su sarcasmo afloro.
— No puedes dejarla beber así, tienes que ser más responsable. - me moví de un lado al otro. - ¿Ya está acostada?
— Sí, ya está acostada - pasó la mano por mi rostro - No me retes, no soy tu hermana.
— Pero eres la suya, son como uña y carne, deberías fijarte lo que hacen - siseo.
— Crees que es mi culpa que beba así, no lo es - prácticamente me ladra- Deja de actuar como un crío y habla con ella.
— Antes no me querían y ahora me quieren, ¿qué cambio? - me senté de nuevo
— Ella - respondió - ¡Mierda! ¡Clara!
Pegué un salto y miré la pantalla, no había cortado la llamada y ahora estaba escuchando todo, sus arcadas, las de Hilary, cómo hablaban de cómo ensucio todo, hasta qué.
— ¿Me dejará de doler? - consultó con la voz cargada.
— Algún día - respondió su prima
Sabía que mañana llegaba, estaba en mi oficina mirando la pared, mi abogado había llevado los papeles a Mateo, solo bastaba que se los devolviera en los próximos días, ella ahora tenía la última palabra, tenía que decidir, si los firmaba o no, aunque si no lo hacía tendríamos que hablar.
Era una jugada arriesgada, sobre todo después de escuchar a su familia, aunque también podrían estar cubriéndola, ellos era muy unidos y yo era un completo extraño, recién empezábamos y teníamos más cosas en contra, que, a favor, nosotros no empezamos como se debía, con ella jamás las cosas fueron como debían.
La puerta se abrió mostrando a mi padre, me aguanté las caras de desagrado y lo observé caminar hasta llegar a mí.
— Padre - sonreí
— Me enteré de que te separaste - una sonrisa triunfal apareció en sus labios - ¿Qué pasó? ¿Tu mujer se dio cuenta de que no sirves para nada? - sonreí y dejé la lapicera.
— ¿Qué ocurre papá? ¿Tu amante no te abrió las puertas está semana? - me acomodo mirándolo con una sonrisa. - ¿O simplemente se dio cuenta de que no sirves? - a este punto llegamos.
— Me enteré que te dejo, que se fue de la casa - hay un toque de suficiencia en sus palabras.
— Yo que mamá te pidió el divorcio - lo mire - ¿Qué tal las cosas con Mateo? ¿O te tocó Sam? - ladeo el rostro.
— No te rías mucho, tendrás a los mismos abogados en contra - pensé un momento.
— Tengo una duda - entrelace mis manos - ¿Quién es tu informante? – me observo un momento.
— No creo que sea de tu interés, la pregunta acá sería ¿Qué harás con tus amantes? – eleve una ceja.
— No tengo amantes – sonríe de lado.
— ¿Seguro? – se levanto y acomodo su saco – El acuerdo queda anulado si te separas, tienes que viajar a Boston mañana, las cosas no están bien – camino a la puerta – Que te sea leve.
— ¿Qué mierda hiciste? – no respondió, simplemente salió.