Clara
La cabeza me duele horrores, mis brazos también, estoy completamente espatarrada en la cama, boca abajo, con la boca medio abierta y estoy segura que he babeado, no quiero mirar mi cabello, mucho menos pensar en todo el maquillaje que tendré que colocar en mis ojos para poder salir de la habitación, además de ignorar el olor a fermento del ambiente, un olor que estoy segura que emano yo.
— Te despertaste - cierro los ojos cuando escucho a Hilary.
— ¿Qué tan mal estuvo? - giro en mi lugar.
— Define mal - me siento - O mejor, dime ¿Qué tanto te acuerdas? - ladeo mi rostro mientras la miro.
— Eso no suena bien - hace un ruido con los dientes - Joder ¿qué hice? - pienso - Bebimos, cantamos karaoke, bailamos, había un chico - pienso - No, no, no - niego varias veces - ¿Lo bese? No puedo haberlo besado ¿Cómo me dejaste? ¡Estoy casada! - comenzó a carcajear.
— Hablando de casada - me quede quieta mientras ella me miraba - Llamaste a tu esposo - jadee - Le dijiste algo así, como cartón, carbón, cabrón - vuelvo a jadear - También le recriminaste todo y hablaste de los hombres que había, le dijiste a uno de los guardias que olía bien, me vomitaste encima y saliste a nadar completamente desnuda a las tres de la mañana - carraspeo y me observo el cuerpo.
Llevo una remera de ella, solo eso y nada más debajo, no tengo bragas ni sujetador, nada, simplemente piel, mucha piel. Mis manos van a mi cara mientras ella sigue sonriendo de oreja a oreja, parece divertida con todo esto, aunque para mí no tiene nada de gracioso, joder, era completamente vergonzoso, tenemos guardias.
— ¿Quieres saber la mejor parte? - niego - Te la diré, no, mejor te lo muestro - saco el móvil para pasármelo.
Estoy en la orilla de la cabaña, Hilary no para de decirme que me meta dentro de la habitación y pasarme ropa, aunque no deja de filmar, siento el calor en mis mejillas, la forma en que sube por ellas quemando.
— Entra en la habitación ahora - niego - Clara, joder, me van a matar - vuelvo a negar.
— No quiero, esto es divertido - sonreí - Vamos, sácate la ropa y saltemos - un suspiro de fastidio se escucha - ¿Estás grabando?
— Sí, es lo que me pediste - aplaudo.
— Bien, si no le pido a Charlie y tú saltas - giro - ¡Charlie! - me hace callar.
— Shhh, joder, estás desnuda, los van a despedir - mira para atrás - ¡No entren! ¡Está desnuda! - grita.
— Oigan, ¿Todo bien? - una pareja grita desde una cabaña más allá.
— Sí, vengan, nademos desnudos - tapo mi rostro.
— Te voy a matar Clara, deja eso - se acerca.
— Graba o voy por los chicos - se acomoda.
— Muévete de una puta vez - gruñe - Anda o llamo a Andrew - su amenaza me tensa el cuerpo.
— No lo harías - la observo.
— ¿Me quieres probar? - salto de una vez al agua y gritó.
— Mira soy un delfín - me muevo y su risa llega.
Comienzo a nadar como lo que supongo es un delfín, mi cuerpo entrando y saliendo, parezco algo sin forma que se mueve como un gusano o está a punto de sufrir un ataque epiléptico, yo no podía haber hecho eso, no podía. Me muevo un poco más hasta que saco unas estrellas y las colocó encima de mis pechos.
— Soy una sirena - acomoda su pelo - Sácame una foto, vamos.
— No, sal de una vez - me quejo y golpeó el agua.
— Me sacas una foto y salgo del agua - acomoda el celular - Listo, sal.
La grabación termina.
— ¿Sali? - afirma
— Saliste, subiste, caminaste a la cama y te dormiste atravesada - señala - Una horas después te sentaste, sacaste una remera y volviste a dormir.
— No vuelvo a beber nunca más - tocó mi cabeza.
— Andrew está enojado - la mire.
Al otro día no me quedó más remedio que volver a Seattle, consciente que tenía una charla pendiente con mi marido. No había vuelto a ver las noticias, no quise saber nada de lo que decía, tampoco quería aumentar más los rumores por lo que me coloque una argolla de oro que tenía entre mis pertenencias, no tenían los detalles que había puesto Andrew, pero de lejos no se vería, eso era lo único importante.
Llegamos al aeropuerto y los reporteros nos rodearon, Hilary sonríe a la cámara y pide permiso mientras yo camino despacio y saludo, las preguntas son muchas, muchísimas, del video que se subió, mi pelea con el fotógrafo.
— Clara, Clara, ¿Qué puedes decir de tu separación? - no respondo.
— Clara, vimos a Andrew tomar un vuelo temprano en la mañana ¿Sabías de eso? - no, no tenía idea.
— ¿Es verdad que se separaron? - seguían, no paraban.
Sus cuerpos se pegaban al mío, sus manos con los micrófonos y grabadoras estaban cerca de mi rostro, alguno de ellos me empujaban, otros traban mi equipaje, uno de ellos me pisa y me quejo.
— Chicos, por favor, me están pisando - tomo aire y me frenó - Vamos a calmarnos, van a lastimarse y me van a lastimar - todos se frenan.
— Clara ¿Te separaste? - no respondo solo levanto mi mano.
— Algunas personas dicen que estás viviendo con tu hermana - mierda.
— Creo que todos saben que mi hermana y cuñado están a punto de ser padres, solo ayudo a mi hermana, tenía programado este viaje de trabajo y Andrew tiene joyerías por varios lugares, en ocasiones tiene que viajar para arreglar algunos asuntos - comienzan a gritar de nuevo.
— ¿Pero están separados?
— Chicos, mi vida privada no tendría por qué importarle, pero no, no estamos separados - miro a la mujer que fue producto de mi pesadilla.
— ¿Qué pasó con tu fotógrafo? - carraspeo.
— Bueno, el video fue claro, no lo conocía más allá de lo laboral, siendo honesta solo recordaba su nombre, trabaja para la empresa, tuvimos un trato profesional como con cualquier otro empleado, intentó algo más, dijo palabras desafortunadas contra una mujer y yo no soy esa clase de persona - la miro - No me meto en relaciones, no me gustan los juegos de a tres y mucho menos aceptar esos machismos de nadie - me sonríe.
— ¿Andrew te engañó? - lo miro confusa.
— ¿Engañarme? - niego - No, Andrew no es esa clase de persona, no sé de dónde sacan esas cosas - me reí - Ahora me disculpan, tengo varias horas de vuelo y los cambios de horario me tienen un poco mal - sonreí.
— Clara, Clara.
Pase de nuevo entre medio de ellos, afuera nos esperaba uno de los autos que nos llevaría a cada una de nosotros a nuestro destino, primero pasamos a dejar a Hilary, Jared la esperaba abajo con una gran sonrisa y un ramo de flores, sonreí y les saque una foto mientras se besaban, después la mande al grupo y a ella, era una buena foto, romántica y llena de sentimientos.
Lo que no esperaba era la respuesta de mis padres.
Papá: Manda la tuya con Andrew, a no, cierto, estas en modo idiota - abrí mi boca.
Mamá: Idiota se queda corto, a ver si dejan el orgullo y hablan.
Sam: Él es un imbécil, ella otra más grande.
Yo: Alguien se va a quedar sin niñera - mando caras enojadas.
Sam: Si con eso hablas, pues lo prefiero.
Nathan: ¿Creen qué esto es porque casi se me ahoga en la pileta?
Papá: Seguramente.
Mamá: O cuando George la tiró de la cama.
George: Pensé que no tendría consecuencias.
Emily: La inteligencia se saltó una generación
Yo: La pueden cortar.
Papá: Claro, cuando hables con él.
Mamá: Exacto.
Sam: O te echo de casa.
No les conteste más, ninguno de ellos estaba de acuerdo con lo que pasaba, no apoyaban las decisiones de ninguno de los dos, solo hablaban de lo terco que éramos, de cómo estamos arruinando todo, de la forma en que estábamos echando a perder nuestro futuro y lo mal que hacíamos al no poner las cartas sobre la mesa y hablar.
Al llegar a casa de mi hermana su semblante no era mejor, estaba enojada conmigo, me soportaba porque era su hermana, pero estaba segura que me quería patear la cara por como habían sido las cosas.
— Volviste, diste una entrevista, pero no puedes llamar a Andrew y hablar - muestra la televisión.
— No está en Seattle - digo lo mismo que me dijeron - ¿Cómo quieres que hablemos?
— Llámalo - hago una mueca.
— Lo llame, me dijo que después hablamos - no era del todo mentira.
— Clara - apoyó su mano en la cadera. - ¿Tengo cara de idiota? - subí mis cejas y la miré.
— Bueno - se acercó rápido y me dio con la mano en el brazo.
— Tonta - solté una carcajada - ¿Por qué no hablas? - suspiré.
— ¿Y si me pide el divorcio? - suspiro - ¿Qué pasa si lo hace? Joder, la otra noche soñé con él, antes de irme, pensé que había estado acá, hasta su olor sentí - mordió su labio - Sam ¿Andrew estuvo aquí? - mi corazón comienza a latir aceleradamente.
— Estuvo acá, se fue en la madrugada - paso la mano por mi rostro.
— ¿Por qué no me dijiste? ¿Por qué vino? ¿Él vino? - mis ojos se llenan de lágrimas.
— No me preguntaste y… - se queja de un dolor y luego el piso se moja.
— ¡MIERDA! - grito y me acerco para agarrarla. - Va a nacer Mandy - me mira.
— Va a nacer - toma aire y lo suelta - Llama a Mateo.
Tomo el celular y le marco a mi cuñado que está fuera de casa, no tarda mucho en atender y tampoco tarda mucho en volverse loco, dejo a mi hermana en una silla y subo por su bolso y el de la bebé, cuando bajo Jonathan ya se encuentra abajo ayudándola, más bien alzándola y llevándola al carro.
— ¿Dónde están los chicos? - consulto.
— En la escuela y guardería - bien, eso me da tiempo.
— Vamos, te llevo y después me encargo de ellos. - me mira asustada.
— Son tres Clara - moví mi mano.
— Tranquila, puedo - me subí en el auto con ellos y emprendimos viaje.
— Joder - miro el reloj.
— Están aumentando - murmuro.
— ¿No me digas? - su sarcasmo aflora - Te juro que pensé que eran gases - le sonrió y saco mi dedo del medio en su dirección.
— Al menos no se te ocurrió parir en la casa - vuelve a quejarse - No lo vayas a hacer en el auto, no tengo idea de…
— Ahhh… - se queja y abre las piernas.
— Mierda Sam, no me hagas esto - la observo quejarse y comenzar a llenarse de transpiración.
— Clara, necesito que mires - abro mis ojos grandes.
— ¿Tu v****a? - afirma - ¿Quieres que mire tu v****a?
— Sí - parpadeo.
— Ahí - señalo con mi dedo.
— Sí.
— Ahí, ahí - balbuceo.
— ¡Sí! - grita de nuevo - Mierda, me está matando - abre las piernas - No miren - gruñe y ambos mantienen la vista al frente - ¡Ahora! - me ladra.
— Ok, ok - levanto el vestido y abro mi boca - Joder, eso se… - junte mis cejas mientras seguía mirando
— ¿Qué? ¿Qué pasó? - señaló el lugar y la vuelvo a mirar.
— ¿Así se agranda? está como muy - abro las manos para mostrar el tamaño.
— ¿Es broma? - eleva una ceja - Clara, me está saliendo un ser humano por mi v****a - no puedo dejar de mirar la zona.
— Lo sé, lo veo - balbuceo - Es qué… - muevo las manos - Yo pensé - sacudo mi cabeza - Eso es… - niego - Una cabeza, tienes una cabeza en tu v****a, o no tiene forma de pie - muevo mi rostro.
— Bien, eso es bueno - suspiro.
— Tengo una duda - levanto mi dedo - Después de que Mateo vio esto, volvió a meter su cosa ahí - los guardias se ríen.
— No Clara, como crees, me embarace por osmosis - levanta su pie y me da en la cabeza.
— Auch - me quejo - Parece que no te duele tanto - aprieta sus dientes y vuelvo a ver. - Mierda, eso se mueve, no lo hagas, está saliendo más - me alejo.
— Es tu sobrina - se queja - Pon esas malditas manos ahí - niego - Te cambie los pañales, mal agradecida - cruzo mis brazos.
— Yo no te lo pedí, no sabía ni hablar - me fulmina con la mirada - Joder, yo - hago una mueca - Esto es traumático, tocar tu v****a - la miro - Aunque está muy bien después de dos hijos ¿Quieren ver? - le hablo a los chicos.
— ¡Clara! - los dos se ríen.
— Bueno, estoy nerviosa - tomo aire, sacudo mis manos, vuelvo a tomar aire.
— Joder - vuelve a hacer fuerza.
— Mierda, doble mierda - acerco las manos - ¿No puedes tener familia como todos los demás? - eleva una ceja.
— ¿Como es eso? - habla entre jadeos.
— En un hospital, clínica, algo - el auto se mueve un poco gracias a un bache.
— No me hagas hablar más - jadea - Pon tus malditas manos en mi cosita y ayúdame. - su voz era de amenaza pura.
— Bien, lo hare.
Lleve mis manos mientras ellos seguían manejando para llegar al hospital, Mateo nos llamaba, pero yo no podía atender y mi hermana era una cosa llena de transpiración, dolor y respiración agitada, joder, si esto era tener familia, no lo quería, su chichi parecía una pelota de futbol, quizás hasta podría entrar ahí.
— Estamos a una cuadra - Jonathan avisa y yo suspiro.
— Gracias a dios - murmuró.
— Necesito pujar - vuelve a hacerlo y logro ver lo ojos.
— Oh joder, sus ojitos, salieron sus ojitos, están cerrados - los míos se llenan de lágrimas - Vamos, dale hermana, una más larga - acomodo mi cuerpo y se aferra a los asientos con fuerza.
La cabeza comienza a salir y la ayudo con cuidado, ahora veo su nariz y labios solo falta el cuello y cuerpo para cuando llegamos al estacionamiento.
Los chicos frenan y Mateo abre la puerta, sus ojos van a mis manos y después a Sam que está haciendo más fuerza, la toma por la espalda y le da unos besos mientras ella se aferra a sus manos.
— Eso hermosa, lo estás haciendo bien - susurra y lo miro - Vamos, un poco más, solo un poco más amor - mi hermana está jadeando con algunas lágrimas en sus ojos.
Mateo la besa de nuevo y ella esconde la cara en su cuello, unos médicos llegan y abren de mi lado, Sam abre los ojos y se tensa. Me tratan de sacar y estoy a punto de hacerlo cuando mi hermana pega un grito.
— No la toquen - levantaron las manos - No la toquen, tiene a mi bebé - gruñe.
— Solo díganme que hacer, ya está saliendo - su doctora aparece y la mira.
— No - gruñe mi hermana.
— Bien, no te tocamos - levanta la manos - Soy su obstetra, ¿Tú?
— La hermana - murmuro - Clara - afirma.
— Bien Clara, gira un poco el cuerpo cuando este por hacer la próxima pujada, ayudara a que salga más rápido - afirmó - Vamos Sam, uno, dos - mi hermana puja y hago lo que pidió. - Un poco más Sam.
— Vamos nena, tú puedes - sigue haciendo la fuerza hasta que la hacen detener.
— Bien, vamos, solo queda un poco más - la animo. - Es hermosa, dale, vos podes - la mire y ella a mí - Yo estoy con vos, yo te ayudo ¿Sí?
— Sí - suspiro.
— Vamos, uno, dos…
Las pujadas siguieron una tras otra, solo bastaron cuatro en total y Mandy estaba en mis brazos, la palmearon, lloro, corté el cordón mientras mi cuñado consolaba y besaba a mi hermana, lo único que se escuchaban eran sus felicitaciones, varios te amo y luego aquel momento de silencio donde se quedaron viendo a su hija, contemplando su carita.
Algunas lágrimas cayeron por mi rostro, todos nos movimos y la subieron a una de la camillas para llevarla a limpiar y su habitación, el auto era un asco y no sé cómo lo lavarían, pero acababa de tener la mejor experiencia de mi vida.
— Gracias - Mateo volvió y me abrazó - Gracias por cuidarla - sonreí.
— Es mi hermana Mateo, la amo - suspiro y saco las llaves de su auto
— Me dijo que te ibas por los chicos, ve a casa y cámbialo, ese hay que lavarlo - hago una mueca.
— O tirarlo así - carcajea.
— Solo no choques mi deportivo - sonreí.
— Vere que puedo hacer.
Salí de ahí directo a su casa, necesitaba mi auto, las sillitas y volver a la ciudad por mis pequeños saltamontes.
— Joder, acabo de traer al mundo a mi sobrina - niego y sonrió. - Es una locura.
Vuelvo a sonreír y suspiro, frene en una de las esquinas cuando el semáforo cambio y mis ojos se fueron a la vidriera, una noticia de último momento llamo mi atención.
— Hijo de puta.