Clara
Quisiera decir que mi reacción es normal, que todo lo que ocurre en este momentos lo es, pero no es así, no puedo simplemente pensar que todo lo que me pasa en este momento es normal, porque no, mí angustia no es normal, mí estrés no es algo bueno, dejarlo no me hizo feliz y Gao me arruinó la vida.
Los únicos hombres que toleraba eran los de mi familia y Andrew, mi esposo, aquel hombre que se había metido en mi piel como si fuera parte de mi anatomía y que ahora no estaba conmigo para hacerme sentir segura.
- No quería incomodarte - tome aire y gire.
- Ah eres tú - sonreí un poco - Perdón yo siempre olvido tu nombre, soy muy mala con ello - muevo la mano y se sienta frente a mí.
- Sebastián - sonreí por cortesía, aunque en realidad no me interesaba - Hemos trabajado juntos por mucho tiempo, por eso me tomé el atrevimiento de venir acá a sentarme contigo - osado.
- Sí, supongo que nunca charlamos - mire en dirección a las habitaciones rogando que Hilary llegará. - ¿Hace mucho que eres fotógrafo? - solo tres preguntas y me largo.
- Casi seis años, empezó como un hobby, algo que hacía para despejar mi mente, ya sabes, es como si me transportará a otro mundo, con la cámara veo el mundo de otra manera, es como ver la esencia de todo a través de un simple vidrio - sonreí.
- Eso suena increíble - murmuro y él afirma.
- Lo es, creo que para todo hay que tener pasión, me imagino que tú la tienes cuando diseñas - entrecierro un poco mis ojos, eso ya lo había escuchado.
- Sí, para mí diseñar es un arte, tiene parte de lo que soy, cada modelo tiene tanto de mí - me calle - ¿Nosotros hemos hablado antes? - mis ojos se clavan en él.
Sebastián no era feo, de hecho, era bastante atractivo a la vista, piel bronceada, ojos cafés, cabello castaño claro corto en los costados, pero largo en la parte de arriba, al parecer lo tenía atado con una colita, su mandíbula estaba cubierta de barba, no muy larga pero tampoco corta. Llevaba una camiseta ajustada en su cuerpo, un jean, muy arreglado para mi gusto.
- No, de hecho, no hemos tenido la oportunidad, de hecho, una vez trate, pero estabas hablando con alguien - lo último sonó con un toque despectivo.
- Ah, es que la pregunta - balbuceo - En fin, creo que es hora de que me vaya a dormir - me fui a levantar, pero su mano tocó la mía.
- Espera, no es necesario que te vayas - mire su agarre mientras todo mi cuerpo envía señales de alerta.
- NO ME TOQUES - mi voz salió dura y seca.
- No te quería incomodar - levantó las manos - En verdad - suspiro - Solo quiero charlar, siempre he esperado el momento para hacer esto y… - elevo la palma de mi mano.
- No me interesas - lo corto - Ni antes, ni ahora, ni nunca - terminó.
- ¿Cómo lo sabes si no me conoces? - apoyó ambas manos en la mesa.
- Entiende y lee mis labios - sus ojos pasan por mi escote - Mis ojos Sebastián - siseo.
- Perdón - ruedo los ojos.
- No me interesas, no quiero conocerte y por si no lo sabes o se te olvido, estoy casada - sus ojos fueron a mi mano.
- No veo el anillo ahí, lo tenías antes de la boda, en tu boda, quizás en las fotos que subiste, pero no ahora, no desde que llegaste al aeropuerto - me enderezo.
Sus ojos están cargados de desafío, los míos de enojo y rabia, su pregunta, esa es una de las preguntas que me hicieron en una entrevista hace unos meses, una pregunta que yo respondí antes de casarme, cuando me preguntaron que buscaba en un hombre, cuando dije que esperaba tener alguna charla profunda, poder hablar con seriedad de lo que nos gusta, un hombre que le apasioné lo que hace.
Este es un farsante, esté es el ex novio de la hija de puta de Glaam, este cabrón me causo problemas, está es la cara de mi enamorado enmascarado.
- Eres tú - lo señalo y doy un paso atrás - Tú eres el cabrón que dejó a la reportera - abre los ojos - Eres el imbécil que me puso en problemas con una mujer despechada - mis dientes rechinan - ¿En qué mierda pensabas?
- ¿Qué? No sé qué te dije ella, pero no es así, las cosas no estaban bien entre nosotros, llevábamos un tiempo sin acostarnos, ella era muy rígida y yo necesito otro tipo de mujer - subí mis cejas.
- ¿Muy rígida? - ahora me estaba ofendiendo por todas las mujeres.
- ¿No será que tú eres un idiota en eso del sexo? - elevo una ceja - Es que con solo verte das esa sensación - elevo una ceja.
- No me has probado - sonreí cínica.
- No me interesa probarte, no me interesa conocerte y mucho menos estar con alguien tan poco hombre, un sujeto que está hablando mal de una mujer con la que salía - apoye las manos en mi mesa - Estoy casada y aunque no estuviera casada no gastaría ni un minuto de mi tiempo en conocerte, grábatelo en la cabeza, no me gustas, no me interesas y no te quiero cerca de mí - mire a un costado donde un hombre se reía.
- Te crees mucha cosa, la fachada de niña linda es solo para la cámara - se levantó.
- No, mi parte linda la tiene las personas que me interesan - gire para irme - No eres más mi fotógrafo, te quiero lejos de mí. - doy dos pasos.
- No entiendo para que tanto coqueteo y caritas cuando estábamos en las sesiones - me detengo.
- ¿Coqueteo? ¿Caritas? - niego - Estás mal de la cabeza, es mi trabajo, sonreír a la cámara, seducirla, moverme, porque esas fotos son las que necesitamos, no te lo estaba haciendo a ti imbécil - el sujeto que antes reía ahora se encuentra a mi lado.
- ¿Todo bien señorita? - mis ojos fueron a él y luego a mis guardias que observaban un poco más cerca.
- Todo bien, gracias - mire a Sebastián - Solo un intercambio de opiniones con un idiota - tome aire - Caballeros, buenas noches. - volví a dar dos pasos.
- Seguramente por ese carácter te dejo - algo en mí hizo un crack, sin embargo, no me moleste en girar.
- Estas despedido - fue lo único que dije y seguí mi camino.
Se que volvió a hablar, sin embargo, no me di vuelta, no me importo si aquel sujeto se metía o mis guardias lo paraban, no estaba para esos dramas, solo quería volver a mi cuarto y quedarme ahí para terminar mi semana y volver a casa, quería que esto acabara de una vez, que Andrew tomara la decisión que quería tomar y ya, terminar de hacer mi maldito duelo de una vez.
Camine por la arena tranquila, mirando el suelo mientras las lágrimas amenazaban con caer de nuevo, no quería llorar, ya no quería llorar más.
Mi celular sonó, tome aire y desbloquee para encontrar un mensaje de él.
Mr. Promiscuidad: Hola ¿Cómo estás? ¿Llegaron bien? - miré aquellas palabras y sonreí.
Yo: Hola, llegamos bien, algo de turbulencia, pero bien ¿Por allá? - apareció escribiendo por un largo rato y luego simplemente se cortó.
Bloquee mi teléfono y me senté en la arena, lleve mis ojos al más y después a aquellos recuerdos, nosotros hablando, lo que paso en nuestra luna de miel, como conectamos al estar solos, al no tener que fingir, porque al menos yo no fingí, en ningún momento fingí.
Mi móvil volvió a sonar.
Mr. Promiscuidad: Todo bien - hice una mueca.
Yo: Me alegro - observe el paisaje y tome una foto para mandársela - Yo por aquí - lo leyó y yo espere.
Mr. Promiscuidad: Siempre observando el paisaje - sonreí con nostalgia.
Yo: Solo que ahora se siente diferente - suspire de nuevo - Tenemos que hablar. - de nuevo las líneas azules.
Mr. Promiscuidad: Lo sé - me quedé mirando la pantalla. - Veremos a la vuelta, por favor, cuídate.
Él no volvió a hablar, yo no sabía que decir, simplemente quería que estuviera aquí, necesitaba tenerlo cerca, saber que estaba cerca de mí, necesitaba tenerlo acá, no me gustaba lo que sentía en ese momento, no quería sentirme así de vacía, no quería que las cosas salieran de esta manera, yo pensé que nosotros podíamos tener una relación normal, una historia de amor.
Me volví a levantar después de pasar una hora mirando nuestras fotos, porque eso fue lo único que hice, mirar cada una de las fotos que tenía en mi celular, las que no sacamos en casa, las de nuestra boda, la luna de miel, la forma en que me miraba, como todo encajaba cuando estaba con él, las palabras susurradas, cuando le pedí que no acabará, porque lo hice, le pedí que no dejará que acabara.
Mis dedos vuelven a nuestra conversación, yo aún tengo puesta nuestra foto, esa donde estamos en la cascadas, de nuestra luna de miel, él la que nos sacó el fotógrafo, eran solo en nuestros números privados, nuestras cuentas personales de las r************* no, en esa tengo una foto de las campañas y él andando en moto, tenemos las que compartimos juntos y algunas cosas en donde nos etiquetaron.
“¿Problemas Maritales?” es la maldita portada de Glaam, con mi foto en el aeropuerto con Hilary, llevo mis lentes y estoy completamente tapada hasta las manos, no se me ve nada, pero estoy completamente camuflada y Hilary también, supongo que eso alerto las redes.
Sigo pasando páginas hasta llegar a otra “¿Problemas en el paraíso?”, rodé los ojos con todas las suposiciones que ponían, incluso hablaban de infidelidad por parte de Andrew.
Otra nueva notificación llegó, está era de aquí, la playa, junté mis cejas mientras daba play y buscaba por todos lados a quién me estaba siguiendo. La toma comenzó a correr, era mi pelea con Sebastián, una toma justo donde yo sacaba mis conclusiones, lo que le dije, mi reacción cuando hablo de su ex.
Me fije quién había publicado, Glaam de nuevo, aunque decía que se lo habían enviado, una fuente anónima y debajo un simple, “mis disculpas a Clara Hamilton, qué a pesar de nuestras diferencias, muestra lo que hace una gran mujer y persona, espero que las cosas en su matrimonio sean prósperas”.
No sabía si reírme o llorar, porque esperé que esta guerra terminará hace un largo rato, pero eso no pasó, simplemente seguimos con esa batalla que ella plantó y que yo ni lerda ni perezosa le seguí. Toque el perfil de ella y mande un mensaje por privado, solo puse una frase, “Mis disculpas para ti también”.
Camille: Gracias - los puntitos aparecieron - Tengo una foto de tu mano sin anillo - abrí mis ojos.
Yo: Supongo que la subirás - fue lo único que puse y esperé.
Camille: Sería una buena historia, pero no lo haré, espero de corazón que se arreglen, se los veía enamorados - suspire.
Yo: Muchas gracias, serás la primera en tener las primicias en el futuro.
Camille: No lo hago por eso, creo que, ya que me defendiste, es lo mínimo que puedo hacer - mordí mi labio.
Yo: Lo aprecio, por eso mismo, cuando tenga algo sea oficial, serás la primera en saberlo, podemos tener una entrevista. Que tengas una linda jornada, iré a dormir.
Camille: Que todo mejore.
Así fue como mis días pasaron, Hilary hablando por las noches con Jared por una hora, aunque ahora cenábamos juntas, eso es algo que tuvo en cuenta cuando vio el video y todos se preguntaron por qué estaba sola.
No quería una niñera, pero al parecer a nadie le importaba aquello. Andrew no volvió a hablar conmigo, no me mandó más mensajes y no respondió el que yo le envíe al quinto día, no puso nada, solo un simple silencio.
Los rumores de nuestro divorcio estaban en todos los malditos medios, pero Glaam no decía nada, era la única página que no decía nada, hubo reclamos, pero solo los menguaron diciendo que cuando yo volviera iba a dar una entrevista en la televisión, no estaba pactada la fecha porque mi agenda estaba ocupada, pero que hablaría con ellos para aclarar todas las dudas.
Mis padres me llamaron casi automáticamente, quería saber si nos habíamos arreglado, en ningún momento hablaron de un posible divorcio, siempre era la reconciliación, aunque nosotros no hablábamos, era como un silencio que me atormentaba y me tenía viendo sus fotos toda la santa noche.
- Listo, hoy salimos, vamos a ir a esas fiestas que se arman en aquel sector alejado - señaló el lugar antes de girarse - Te quiero bien diosa, como si fueras afrodita, la mismísima Cleopatra, Angelina Jolie, Jennifer… - la paro.
- Entendí, pero no tengo ganas - rueda los ojos.
- No tienes ganas de nada, así que no me importa - chasqueo la lengua.
- Sí tengo, pero vives hablando por teléfono - movió la mano.
- No es tan así, además hablaría en otro horario, pero despediste uno de los fotógrafos y trabajamos más - ruego los ojos.
- Era un imbécil - suspiro.
- Sí, pero podías esperar, ya estaríamos en casa - hice una mueca - ¿Quieres volver? ¿Verdad?
- Sí, quiero volver, pero no sé qué tanto quiero - hace una mueca. - ¿Y si me deja?
- No vamos a pensar en eso, vamos a ir, bailar y emborracharse, luego los chicos nos traen. - ambas nos miramos.
- Ronda de Toc toc - hable y sus dientes asoman.
- Ronda de toc toc y mucho movimiento de caderas - ahora los míos la imitan.
Nos bañamos, arreglamos y pusimos listas para hacer lo que sería una noche de chicas, Hil me sacó fotos y la subió a las redes, en ninguna de ellas se veía mis manos, no la que llevaba mi alianza, era algo que acordamos. Después le saque a ella y salimos directo al bar, pedimos algo de comida, varios tragos y nos reímos de las cosas que hicimos de chica, para mi diversión el lugar contaba con Karaoke mientras esperaban que terminara la hora de la cena y yo estaba bastante pasada de copas, así que no dude en subirme en aquella tarima y entonar una canción.
Only love can hurt like this fue la elegida, una canción que canté a todo pulmón mientras Hilary me estaba grabando, yo por supuesto tenía un trago en la mano y sonreí, porque para suerte de la audiencia, era de las borrachas felices, muy felices.
Baje entre aplausos y pedimos tres rondas de tequila, golpee la mesa con las manos antes de beber el primero y quejarme por el ardor, Hilary carcajeo por mis caras, los guardias tenían indicaciones estrictas de no dejar que nadie se nos acerque, por eso estábamos tan tranquilas, esto era beber sin inconvenientes, hasta la puerta del baño nos acompañaban.
Jadee y termine el último vaso de alcohol cuando “Bam, Bam” comenzó a sonar.
- Con esta canción me conoció - levante el vaso - Por los corazones rotos - Hilary levanto la copa - Tú tienes rotas otras cosas - carcajee y ella también.
- Tú también - volvimos a reír. - Por las malditas grandes ligas y sus contratos sexys - bebimos de una. - Por tu hermana y sus contratos - agarre otro vaso.
- Porque podamos tener sexo el año que viene - chocamos mientras seguía la canción - Tengo… - sacudí la cabeza - Tengo que llamar - tome mi móvil.
- No, uno no llama cuando está así - la mire.
- ¿Así como?
- Enhebrada - balbuceo - Embebida – carcajeo
- ¿Ebria? - la miro y ella me apunta.
- Ebria, esa palabrita chiquitita - hace la seña con los dedos - No sé llama - mira su móvil - Tengo que decirle a Jared que estoy embebida - golpeo con los dedos la pantalla - No anda - se lo saque.
- Tonta, tienes que hablar - lo lleve a mi boca - Llama a Harry - niega.
- Jared, se llama Jared - abro la boca.
- Llama a ese - señaló a Hil.
- Deja ya lo hago yo - me lo quita.
- Yo - tomo mi móvil - Tengo que llamar a Andrew - apoyo mi dedo y busco su foto.
- ¡No! no llamamos a los ex - grita.
- Shhh - pongo la mano en mi boca - Es secreto - vuelvo a hablar y trata de sacarme el teléfono.
- Clara - su voz ronca suena del otro lado - ¿Estás bien? - sonreí.
- Suenas bien, siempre sonaste bien - pongo la mano para evitar que Hil me saque el móvil.
- ¿Estás borracha? - niego y me río.
- Hilary, yo solo estoy feliz - mi prima vuelve a hacer el intento.
- Corta ese teléfono, no puedes hablar. - pongo la mano en su cara.
- Shh - la calló - Va a saber que bebí - pongo la mano en su frente.
- ¿Dónde estás?
- Hay agua - murmuró - Gente, un chico - levanto mi mano - Hola ¿Cómo te llamas?
- No le preguntes el nombre Clara - junte mis cejas.
- No puedes decirme que hacer, eres un cartón - mi voz sale cargada de reproche y Hilary carcajea.
- ¿Qué? - consulta.
- Eres un cartón - junto mis cejas - Joder, carbón - afirmó segura esta vez.
- ¿Carbón? - consulta - ¿Cuánto bebiste? - observo los vasos en la mesa.
- Uno, dos, tres, cuatro, diez, ocho, seis - me callo - Me perdí - suspira.
- Vuelve a tu cuarto nena - niego.
- No, no quiero - vuelve a suspira - Eres un carbón - Hilary vuelve a reír.
- ¡Cabrón! - grita mi prima - Es cabrón.
- Eso, eso que dijo - ambas reímos - Me dejaste - el silencio llega.
- Shh - Hilary vuelve a tratar de sacarme el móvil - Mira, un chico viene - escuchó una maldición.
- Vete al cuarto Clara - niego - Clara.
- No quiero - otra serie de maldiciones se escuchan.
- Quizás es soltero - Hilary habla de nuevo - Vamos a pedirle el número.
- No se te ocurra hacer eso - sisea - Nena, estás borracha, tienes que volver al cuarto - su voz sale más suave
- ¿Por qué? - consulto mientras me siento.
- Porque… - un pitido invade mis oídos y todo comienza a dar vueltas.
- Me siento mal - balbuceo.
- Nena - su voz suena un poco más lejana.
- Clara, ¿Estás bien? - la voz de Hilary suena - Mierda, Clara.
Mi cuerpo se mueve despacio, el olor de un perfume invade mis fosas nasales, es de hombre, no es feo, pero no me resulta tampoco tan atractivo. Me trato de mover, pero unas manos se ajustan con más fuerza.
- Quédate quieta - Hilary habla.
- Hueles bien - balbuceo.
- Gracias - una risa suena.
- Mejor te callas - sisea mi prima.
- Huele bien, pero Andrew huele mejor - suspiro - Extraño a mi marido - me quejo y todo se vuelve silencio.
- Sí, ya está acostada - escucho a Hilary - No me retes, no soy tu hermana - silencio - Crees que es mi culpa que beba así, no lo es - abro los ojos con dificultad - Deja de actuar como un crío y habla con ella - giro un poco y siento que caigo hasta golpearme contra algo duro - ¡Mierda! ¡Clara!
- Joder, esto está duro - una carcajada suena de su garganta - Hil - balbuceo mientras me siento.
- ¿Qué? - su mano toca mi espalda.
- Quiero vomitar - las náuseas aumenta. - Voy a….
Mi estómago tira y mi interior sale sin filtro, mi prima maldice mientras hace arcadas conmigo, siento sus pisadas y mi cabeza relajarse un poco.