- Papi, ¿cuándo me vas a dar otro hermanito? – pregunté, con toda la inocencia de un niño de seis años que piensa que los hermanos se fabrican o algo así, y que basta con pedirlos para que lleguen. Llevaba unos días dándole vueltas y finalmente me había decidido a preguntárselo a papá. - ¿Otro hermanito? – preguntó papá, casi atragantándose. - Ted, tienes cinco hermanos. Esos son muchos, hijo. - No, solo tengo tres – protesté. - ¿Y te parecen pocos? – dijo papá, distraído, leyendo unos papeles. Pero luego parpadeó y me miró fijamente. - ¿Cómo que sólo tres? ¿Por qué dices eso, Ted? Cinco, tienes cinco. - Bárbara y Madie son chicas, no cuentan – expliqué yo. Papá me miró de una forma que no me gustó nada. Creo que se había enfadado. Me bajé de la silla en la que estaba subido y me alej