3. ¿Qué me esta pasando?

2093 Words
Esa misma mañana, en el interior de la mansión Cazares.  - ¡Escúchame bien!, te prohíbo romper tu compromiso con Selin, ¡tú te casarás con ella! - Gritó mi padre encendiendo mi furia por dentro.  - ¿Para qué quieres que me case con ella? La compañía ahora se encuentra en su mejor momento, no necesitamos ninguna alianza entre familias, además yo puedo hacer lo que se me dé la gana, si piensas que haré tu voluntad estas muy equivocado, padre. - Sentí como todo mi cuerpo se tensaba de furia, respiré profundo tratando de controlarme, a pesar de que aquel hombre canoso de casi 60 años con aspecto demacrado y débil siempre sacaba lo peor de mí no dejaba de lado el hecho de que fuera mi padre.  - Tranquilízate por favor, Ernesto... todo lo que hace tu padre es por el bien de la familia. - dijo mamá acariciando una de las manos de mi padre, demostrando el apoyo total hacia él.  - Para que les quede claro de una vez, no amo a Selin, nunca la amaré y no me casare con ella, esa idea loca de que nuestras familias se tienen que emparentar sólo porque ustedes y sus padres fueron amigos de la infancia, conmigo no va. - Dije mientras me levantaba del sofá.  Tomé mi saco y me lo puse rápidamente, ya casi eran las ocho de la mañana y no me permitía llegar tarde a la compañía.  - Si rompes tu compromiso con Selin, olvídate de heredar algún día Industrias Cazares.  Estaba a punto de abrir la puerta del despacho de mi padre cuando al escucharlo me di la vuelta rápidamente, no pudiendo evitar sonreír sarcásticamente.  - ¿Y a quién se la dejarás papá? ¿a mi hermana?… a ella lo único que le interesa es la ropa, maquillaje y andar gastando dinero por doquier – me burlé.  Cerré la puerta de un golpe pensando que esta platica sólo había sido una pérdida de tiempo, cada vez que intentaba razonar con mis padres sobre este tema siempre era lo mismo, porque ese afán de emparejarnos a Selin y a mí.  Mientras manejaba a las oficinas generales de la empresa recordé que el día de ayer había despedido a mi asistente, de sólo pensar cómo sucedieron las cosas. Beatriz mi ex asistente no aguantó el regaño que le di por haber extraviado documentos importantes, ella lloró desconsoladamente frente a mí pidiendo perdón, sin embargo, cualquiera que cometa el más mínimo error puede saberse despedido.  Entré rápidamente al edificio mientras veía mi reloj eran las ocho treinta muy tarde para mi gusto, pasé de largo la sala de secretarios y finalmente llegué hasta la sala de juntas donde di tremendo portazo.  Acomodé mis cosas bastante rápido al mismo tiempo que llamaba a la encargada de la sala de secretarios, Leyla.  - ¡Leeeeeyyyylaaaa! - grité nuevamente, algo desesperado.  Ella entró lentamente, me gustaba que mis empleados sintieran temor así podía estar seguro que harían las cosas bien y rápido.  - Buenos días, Señor Cazares – me saludó.  - ¿Encontraste nueva asistente?, que esta vez si este preparada y no se ponga a llorar como la anterior. - Le dije mientras movía un bolígrafo con los dedos.  - Si señor, ya está lista para empezar el día de hoy – dudó un poco antes de continuar – Señor… la verdad fue casi imposible conseguirle una nueva asistente en tan pocas horas, así que elegí de entre los candidatos que se postularon para prácticas profesionales, la señorita es muy inteligente, vi su currículum y calificaciones, además se ve preparada para este puesto.  - ¿Que los practicantes no tienen un contrato con nosotros de sólo cuatro meses? - le pregunté.  - Así es Señor, pero si le agrada como trabaja puede contratarla indefinidamente. La señorita ya termino sus materias en la universidad por lo que está dispuesta a trabajar tiempo completo con nosotros como un empleado normal.  Recordé que el día de hoy tenía una reunión de proveedores muy importante, no quedaba más remedio que poner a la chica a prueba.  - Dile que pase, entonces. - deje caer el bolígrafo sobre la mesa.  De reojo mientras escribía unos reportes en la laptop noté que ella entró y se plantó a un lado de Leyla.  - Sr. ella es la Srita. Sara, su nueva asistente personal – dijo Leyla volteando a verla.  - Buenos días – dijo mientras sus manos se entrelazaban en una pose de estar nerviosa. “Seguro me tiene miedo” pensé. La mire de arriba a abajo, esta chica de donde salió, sus facciones eran delicadas, tenía un cabello hermoso, largo y n***o que bajaba como cascada sobre su espalda, su piel de porcelana y esos ojos….  Sentí que algo de ella me intrigó, su aspecto no parece el de una jovencita que viene de una universidad pública. Me detuve al ver que llevaba puesta una falda.   - Leyla no pudiste conseguir algo mejor – dije algo molesto, señalando a la chica con la mano - ¿Qué es esto Leyla? Contestame así se viene vestido a mi empresa – me molestaba que las empleadas de mi empresa usarán falda esto era, porque hubo un tiempo que algunas de ellas se me insinuaban descaradamente, lo cual me fastidiaba, como si me pudiera fijar en alguien así, si quisiera una mujer fácil iba a algún bar y la conseguía, pero en el trabajo no.  - Sr. lo siento Sara no sabía que a la empresa todos llevamos pantalón – Dijo Leyla excusándose.  - Como sea, no tengo tiempo para desperdiciarlo en ustedes, explícale lo que tiene que hacer y que se ponga a trabajar ¡ya! - grité.  Salieron rápidamente de la oficina mientras me quedé pensando en cómo iba a hacer para terminar mi compromiso con Selin.  Habían pasado aproximadamente treinta minutos desde que salieron de la sala de juntas. Tomé el interfón esperando que Leyla ya hubiera preparado a la chica para comenzar a trabajar.  - Dígame Señor – Se apresuró a decir.  - Necesito que vengas, trae la agenda – le ordené.  La chica entró lentamente y se detuvo a unos metros de distancia.  - Siéntate – le dije, apuntando la silla más cercana a donde yo estaba sentado.  Me miró directo a los ojos, “esos ojos” sonó una voz en mi cabeza, comenzó a caminar y se sentó en la silla con tal elegancia, por un momento sentí la curiosidad de saber sobre ella, era evidente que la forma en la que caminaba y se movía no era de una chica común.  - Abre la agenda en la fecha de hoy- le ordené.  Ella obediente hizo lo que pedí.  - Ahora dime que actividades hay para hoy – continué, trate de medir un poco mi voz ya que deseaba saber si era apta para el puesto, si le empezaba a gritar como hacía con todos se asustaría, lloraría y terminaría por despedirla.  - Señor, tiene una reunión de proveedores hoy a las diez de la mañana, después de la comida a las cuatro de la tarde tiene una inspección en el departamento de producción, le entregarán reportes de cumplimiento – dijo con una voz calmada, era obvio que mi presencia ya no la ponía nerviosa, me miraba a los ojos cuando hablaba, mostraba seguridad y eso me gustaba, ninguna de mis asistentes anteriores era como ella.  - Bien, te explicaré rápidamente – dije al ver que faltaba poco para que llegarán las personas con las que me reuniría – en cada reunión, debes redactar una minuta lo más detallada posible así sea que tengas que hacer gráficos, en cada actividad que realicé dentro o fuera de la empresa, llamada que reciba, debes anotarla en la bitácora que Leyla te dio, tú serás quién me recuerde cada cosa y organicé mi tiempo, ¿entendiste? - la miré a los ojos. Ella me veía con atención.  - Si señor – dijo.  - Necesito que hagas tu mayor esfuerzo, que rindas al 200 % en tu trabajo, de lo contrario no firmaré tu documento de prácticas – dije esperando su reacción.  Ella me veía fijamente, había algo en su mirada, de seguro me estaba maldiciendo por dentro.  - No lo decepcionare... ¿puedo hacer una sugerencia? - dijo pensativa.  “Esto será interesante”, pensé.  Asentí con la cabeza.  - ¿Puedo cambiar la agenda y bitácora en físico por una digital? - pausó, esperando respuesta.  - Dame una razón - la desafié.  - Si trabajo en digital podré organizar mejor toda la información, la sincronizaré a su cuenta de correo y podrá tenerla disponible en su celular y computadora personal. Será imposible que algún documento se extravié, además durante sus reuniones puedo... si usted me permite, tomar fotografías, grabar la conversación, capturar imágenes de las presentaciones y muchas cosas más – dijo.  Esta chica, tenía iniciativa, su idea me agradaba además de su actitud entusiasta, me recordó a mí mismo a su edad… “¿Qué edad tiene? ¿veinte?” pasó ese pensamiento por mi cabeza, sin embargo, lo ignoré.  Me puse de pie, recargando una mano en la silla y la otra en mi cintura.   - Esta bien, puedes hacerlo, cuando la reunión termine pasa a recursos humanos para que te proporcionen una tableta nueva.  - No es necesario señor, compraré una, así puedo elegir el modelo con el que me sienta cómoda – dijo poniéndose de pie también, dirigiéndome una sonrisa.  “¿Cuándo le ordene que se parará?”, a pesar de que me irritaba un poco su actitud, al no querer trabajar en una tableta de la compañía, la forma en que me miraba calmaba mi ira mientras que su sonrisa era hipnotizante para mí, no sabía el por qué.  - Esta bien, mientras me entregues resultados – dije secamente.  En ese momento la puerta se abrió al mismo tiempo que dos personas entraban a la sala de juntas.   Eran los proveedores.  La mañana pasó de forma regular, acordamos la compra de material con los proveedores.   Sara resultó ser una asistente bastante ágil durante la reunión tomó nota de todo lo importante, entregó la minuta en tiempo récord sumamente ordenada, estaba complacido con el trabajo de esta chica.  Por la tarde me acompañó a la nave donde se encontraba el departamento de producción, solía presentarme dos veces por semana en días diferentes con la intención de analizar el trabajo que se estaba realizando.  Apenas llegamos al interior de la nave y me recibió el encargado del departamento.  - Señor Cazares, buenas tardes, tengo preparados todos los reportes que me pidió en oficina, pase por favor.  Acudimos a su oficina entregándome la carpeta con documentos.  La analicé de principio a fin, los rompí en dos. El encargado me veía con cara de asombro.  - ¿Esto te parece un buen reporte? - gruñí al mismo tiempo que le aventaba las hojas en su cara.  - La última vez te dije que, si no mejorabas el porcentaje de producción correspondiente a la compra y venta de material, te irías. Hoy me entregas un resultado insignificante, te recuerdo que somos la mejor industria del Norte de México por los resultados que entregamos, porque nos comprometemos, porque nos ponemos a trabajar ¡Carajo! - a este punto, estaba que me hervía la sangre del coraje.  No pude evitar golpear la mesa con mi puño.   Sara me observaba atónita, alcancé a ver que abrazó fuerte su cuadernillo de notas dando unos pasos hacia atrás.  - Señor, discúlpeme por favor, le pido una semana más por favor, es casi imposible subir la producción al porcentaje que usted me pide, créame que cada día nos esforzamos, por favor no me despida, tengo familia que mantener – chilló el encargado.  No pude evitar voltear a ver a mi asistente, su cara de miedo, respiré profundo tratando de calmarme.  Nunca antes me había importado que me vieran enojado, ¿por qué ahora sí?  Me acomode el saco, reincorpore mi postura.  - Agradece que tengo prisa, la última oportunidad que te doy, necesito ese porcentaje de producción a más tardar el lunes a primera hora, si es necesario que se queden todos a doblar turno o sin descanso el domingo, lo harán, y si no, ya sabes, en estos días estaré buscando tu reemplazo, tienes tres días. - Finalicé.  - Vámonos -le ordené a mi asistente.  - Gracias Señor no le fallaremos – Escuché su voz a mi espalda.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD