Eran las 7:45 am cuando llegué a la recepción de las oficinas de Industrias Cazares, me sentía un poco nerviosa por mi nuevo día de trabajo, pero emocionada por lo que me esperaba, tratando de descifrar en mi mente en qué departamento me asignarían si en mantenimiento de máquinas que era el área que yo esperaba ya que siempre me gustó mucho aprender sobre robots y máquinas industriales o en el área de producción que para mí estaba bien también. Antes de entrar a las oficinas respire profundo para disipar los nervios que sentía.
Un guardia muy amable me abrió la puerta principal, mientras me dirigía a la señorita de recepción, podía observar que era una chica muy guapa como de revista, “les pagarán tan bien aquí como para que se arregle y maquille así, parece una artista” pensé.
- Hola buenos días, mi nombre es Sara Cortés, soy la nueva practicante, vengo del Instituto Tecnológico, me llamaron para presentarme el día de hoy a trabajar.
- Si, así es, la nueva asistente… - Se quedo pensativa – permíteme un momento.
Rápidamente realizó una llamada mientras me observaba con sus ojos perfectamente delineados en un cat eye.
Sin decir algo, hizo un ademán con su mano indicándome que la siguiera, caminamos por un pasillo pequeño que daba a una sala donde había aproximadamente seis escritorios con personas realizando actividades rápidamente, ninguno se percató de nuestra presencia, parecían robots.
“Creo que este ambiente me gustará” pensé en mis adentros, yo estaba acostumbrada a trabajar rápido, me gustaba hacer mis cosas, y me sentía cómoda cuando no tenía que interactuar con tanta gente.
Aunque mis amigos siempre dijeran que no era tan tímida.
Llegamos hasta el último de los escritorios que se encontraban en la sala donde ya nos esperaba una mujer algo joven le calcule a simple vista unos treinta y cuatro años, cabello muy corto y rizado, llevaba puesto un traje de vestir con pantalón beige y unos tacones del mismo color.
Me sonrió amablemente.
- Hola Sara, soy Leyla, bienvenida a Industrias Cazares, ven por aquí. - Me señaló un asiento frente a su mesa de escritorio invitándome a sentar.
- Bueno … - Comenzó a hablar, no sé por qué sentí que algo le costaba decirme – Sabes que Industrias Cazares es una de las empresas de ramo automovilístico más exitosas del país, cada año cientos de practicantes nos envían solicitud para realizar sus prácticas. Este año tu fuiste la elegida para incorporarte a la empresa.
Mientras hablaba, yo la escuchaba atentamente.
- Sin embargo, debo admitir que tu currículum se eligió en gran parte por que observe que escribiste que ya terminaste todas tus materias de universidad y estas libre a tiempo completo para desempeñarte en la empresa, ¿es así? - preguntó mirándome fijamente.
- Así es, ya terminé con todas mis materias y puedo trabajar en cualquier horario que se me asigné – dije con voz entusiasta porque ya sabía que empresas de este tipo suelen rotar turnos entre sus trabajadores por lo que ya me había mentalizado para poder hacerlo yo también.
- Me gusta tu entusiasmo – me dirigió una gran sonrisa de satisfacción – pero debo comentarte un pequeño detalle… - dude un poco mientras escuchaba lo que me decía – sé que estudias ingeniería mecatrónica, sin embargo, el director de la empresa el Sr. Ernesto Cazares necesita con urgencia una asistente personal y fue muy difícil para mí conseguir una tan rápido… apenas ayer la despidieron - en cada pausa que hacía se detenía a mirar la expresión en mi cara.
- ¿Que paso con la anterior? - Me animé a decir. La Sra Leyla a pesar de que no entendía nada lo que me decía pues hacía muchas pausas al hablar transmitía un aire de confianza parecía ser muy amable.
- Bueno… - otra pausa – lo que pasa que el Sr. Cazares es un hombre un poco exigente con sus trabajadores… pero te aseguro que será una experiencia de aprendizaje enorme para ti, podrás estar cerca del CEO de la empresa y aprender sobre las actividades que realiza, cualquier estudiante desearía estar en tu lugar, además no se te pagará el sueldo de practicante sino como un trabajador y la verdad que los sueldos aquí son muy buenos, eso sí.. cuando se te pida que te quedes horas extra lo debes hacer – continuaba hablando. No sé por qué me daba la impresión de que estaba tratando de convencerme de algo – El trabajo aquí es bueno, te acostumbrarás con el tiempo.
Me miró fijamente esperando que dijera algo.
- Para ser honesta esperaba que me enviarán a otro departamento de la empresa, yo no sé qué actividades realiza un asistente personal. - dije un poco avergonzada.
- Bueno si cariño, pero aquí estaré yo apoyándote para lo que necesites soy una especie de asistente del Sr. Cazares, pero lo ayudo con otras actividades relacionadas con logística, tú te encargarás de llevar la agenda… hacer llamadas, citas, etc. ah y lo acompañaras a donde quiera que él vaya por negocios...
Mientras la Sra. Leyla me explicaba la situación, de repente volteo a ver algo por mi hombro, su reacción fue entre miedo y ansiedad, corrigió su postura de inmediato.
Volteé a ver por encima de mi hombro que por el pasillo de la sala donde nos encontrábamos caminaba rápidamente un hombre no tuve tiempo de observar bien sus facciones, sólo pude ver que llevaba un traje muy elegante, de marca por supuesto, con un cuerpo que, que bárbaro, se veía bastante joven para ser un señor… ni siquiera saludo, paso por un lado de nosotras y entro por una puerta contigua a donde nos encontrábamos, dio un portazo tremendo que hizo eco en medio de la sala.
- ¡Leeeeeyyyylaaaa! - Se escuchó su voz dentro de aquella habitación, era bastante grave y exaltada.
- Por favor, dime que te quedarás, ya no tengo tiempo para hablarle a alguien más... - me susurró de manera suplicante.
- Esta bien, si me quedo – dije tratando de calmarla.
La Sra. Leyla suspiro de alivio, tomo unas hojas del escritorio y entro a la habitación rápidamente.
Pasaron algunos minutos, mientras reflexionaba un poco, no podía irme porque a estas fechas del año ya no encontraría otra empresa que necesitará practicante la mayoría ya tenía las vacantes ocupadas, además si no consigo que me firmen mis prácticas en lugar de graduarme en junio, me graduaré hasta diciembre y no podía permitirme eso. No era lo que yo esperaba, pero... que tan difícil podía ser, ser la asistente personal del director de la empresa. Luego recordé que hace unos minutos entro a la habitación como alma que lleva el diablo todo mal humorado. Respire profundo, eran más los pros que los contras me decía en mis adentros… además me pagarán que era lo que más me animaba, así tendría dinero para visitar más seguido a mis papás ya que la gasolina de aquí a Montenegro era demasiado cara, casi cinco horas conduciendo, y aunque sabía que mis padres no vacilaban al enviarme dinero nunca fui de pedirles tanto pues ya era suficiente con que nos rentarán un apartamento para mi hermano y para mi, además de darnos coche a ambos.
De repente salí del trance en el que me encontraba al escuchar la voz de la Sra. Leyla que me llamaba.
- Sara, puedes venir por favor – dijo Leyla amablemente.
Asentí con la cabeza y me dirigí al interior de la oficina. En realidad, la habitación no era una oficina era una sala de juntas tan enorme, nunca había visto una igual. Al centro se encontraba una mesa en color cedro ovalada y larga con espacio para diez personas, delicadamente decorada, con suela de madera, paredes con un color de mezcla azul grisáceo, unos estantes gigantescos en la parte de atrás del asiento principal y un adonis sentado en esa silla… un momento ¡Ese adonis iba a ser mi jefe! Era tan guapo y tan joven tendría que, unos veintinueve años no más de treinta. No podía creerlo.
- Sr. ella es la Srita. Sara Cortés, su nueva asistente personal – dijo Leyla volteando a verme.
- Buenos días – Dije firmemente armándome de valor. Pude observar que el hombre veía atentamente un documento parecía que no nos escuchó cuando hablamos.
La Sra. Leyla y yo nos volteamos a ver de manera confusa.
- Leyla no pudiste conseguir algo mejor – dijo el hombre señalándome con su mano, en su tono parecía estar bastante molesto - ¿Qué es esto Leyla? Contéstame así se viene vestido a mi empresa – Me estaba poniendo nerviosa, este tipo no dejaba de señalarme y encima estaba criticando mi vestimenta que con tanto trabajo me costó escoger, llevaba puesto un traje de oficina azul marino, pero en falda que me llegaba unos centímetros arriba de la rodilla, acaso a este tipo le molestaba que trajera falda o acaso se le hacía muy corta, estaba empezando a molestarme.
- Sr. lo siento Sara no sabía que a la empresa todos llevamos pantalón – Dijo Leyla excusándose.
- Como sea, no tengo tiempo para desperdiciarlo en ustedes, explícale lo que tiene que hacer y que se ponga a trabajar ¡ya! - gritó.
Salimos rápidamente de la oficina.
¡A donde me vine a meter! Pensé asustada.