La primera vez que Allison Barton visitó el mar, fue en compañía de su padre, quien con mucho cariño siempre tenía palabras de aliento para ella. Una de las razones más grandes por las cuales quería ir junto a su pareja a ese mágico lugar ya de grande era porque significaba mucho para ella. Aún recordaba el cielo despejado y la brisa constante que aflojaba cualquier inseguridad y alejaba los malos pensamientos, y aunque era una niña de apenas once años, pudo saber lo que era sacar de su mente la negatividad solo con observar un bonito paisaje a su disposición. Su padre le había mirado con una de sus cariñosas y atentas sonrisas, las que le hacían sentir segura, de modo que le hizo saber cuán importante era aquel lugar. Le contó la historia de cómo le propuso matrimonio a su madre, al