Capítulo Cuatro: La realidad.

1759 Words
Tan solo cuatro días habían pasado desde la última vez que Ally pasó por la cafetería, pero ese día en específico tenía una motivación extraña por estar allí y pasar un poco de tiempo acompañada de buena música y una buena vista de la ciudad. Era la primera vez desde que Daven la había dejado que decidía por su propia cuenta arreglarse un poco, aunque no fue demasiado, en todo caso, en comparación a como solía esforzarse antes por lucir al mismo nivel que su pareja, quien siempre andaba elegante y bien vestido. Daven era una persona demasiado frívola, y aunque no le gustara admitirlo, eso era, pero jamás se lo diría cara a cara, ya que la reacción sería completamente una locura. Nunca fue capaz de decirle los defectos a su pareja, siendo que estaba cegada por la belleza de este, creyendo que solo por esto tenía que perdonarle cualquier cosa. Sabía que su actuar dentro de la relación había sido aguantar y soportar todo tipo de humillaciones y malos comentarios, pero realmente creía en la bondad de ese hombre, creyó que la amaba de verdad, aunque no tanto como ella misma pudiera hacerlo con él. Tristemente, la mayoría de las veces no se podía tener la razón por completo.  Ally había intentado por todos los medios volver a hablar con él, quería suplicarle a sus pies que por favor no le dejara, que reconsiderara su posición, pero no lo consiguió, pues cada vez que quería acercarse, este solo la ignoraba. Le había costado horrores aguanta las ganas de llorar que le daban cada vez que veía el desinterés que mostraba este, una frialdad que parecía como si nunca hubieran compartido tiempo juntos, mucho menos en pareja, algo casi increíble. De todos modos, nada arruinaría ese día en donde se había decidido a no llorar comiendo golosinas mientras veía su serie favorita tumbada en la cama.  Mientras retocaba su cabello con la rizadora, dándole forma de una bonita manera, se miraba en el espejo pensando quién era ella, y en tal caso, quién quería llegar a ser. Perder el horizonte no era algo que esperara en aquellos días, había sido un golpe bajo. De todos los aspectos de su vida, en el que más tenía confianza era en su relación de pareja, y resulta que ni siquiera teniendo algo como eso estaba a salvo de sufrir por amor.  Creyó haber dado todo de sí, haberse esforzado más de lo suficiente cada día, pero los esfuerzos no siempre significan lo mismo para la persona que recibe dichas acciones, es mucho más fácil recibir que dar, y él nunca fue una persona demostrativa, por fuerte que sonara. A pesar de todo, ella lo aceptaba como era y nunca lo juzgaba por sus actitudes, algo que sin duda estaba mal, pero no pudo darse cuenta de ello hasta ese momento. Sus ojos se cristalizaron al darse cuenta de lo tonta que fue, pero no permitió que ninguna otra lágrima saliera de sus ojos. Si bien, había sufrido esos años en silencio sin decir una palabra, ahora más que nunca era su tiempo de ser escuchada, y por alguna razón sentía que el lugar que le brindaba mayor seguridad en el mundo estaba siendo la misma cafetería en donde le terminaron, por raro que sonara. Cuando tuvo listo su cabello, colocó un poco de brillo labial en sus belfos, haciendo que estos lucieran un poco más grandes y apetecibles en gran parte. Su atuendo para la ocasión de salir por su cuenta siendo soltera por primera vez en años consistía en un par de jeans oscuros hasta la cintura, un top manga larga color lavanda pastel y unos zapatos casuales color blanco con estilo deportivo. Tomó su pequeño bolso que colgaba de una bonita cadena color plata, colocando en él las cosas esenciales que pudiera necesitar mientras estuviera fuera. Buscó fuerzas de donde no tenía, mirando en el mismo espejo sus orbes color ámbar, las cuales reflejaban dolor si las mirabas mucho tiempo. Borró ese pensamiento de su mente y se dirigió fuera de la vivienda en donde hacía vida, de modo que con la primera brisa que le otorgó el paisaje fuera de su edificio, el día pareció mejorar. Tomó varias bocanadas profundas de aire en las cuales halló un poco de paz, cosa que le hizo posible poder avanzar. Estuvo esperando en la parada al medio de transporte público, uno que cumplía bastante con las horas donde vivía, algo que agradecía profundamente. Cinco minutos después, este pasó, algo que le hizo posible llegar con mayor antelación de la esperada a la cafetería, y justo cuando entró en esta, comenzó a llover a cántaros, como si el clima que le había dado calma con anterioridad no hubiera existido, dejándola impactada. El sol tan hermoso que hacía con el cielo despejado, de pronto se tornó muy gris, y no parecía tener intenciones de querer cesar en un buen tiempo. Maldijo mentalmente haber llevado de todo menos una sombrilla que le protegiera de la lluvia, un terrible error, mucho más tomando en cuenta que no llevaba algo especialmente abrigado para la ocasión, bufó mirando hacia afuera con cara incrédula. ─¿Se encuentra bien, señorita Allison?─ preguntó de repente una voz conocida, pero cuando volteó, lo menos que notó fue a Stev. Detrás de este, pudo ver con claridad cómo Daven estaba sentado en la mesa que solían compartir juntos, solo que no estaba solo, estaba con otra chica, una rubia de sonrisa perfecta y nariz perfilada, esta desbordaba casi la misma elegancia y fineza que el propio hombre. La escena solo sirvió para bajar cualquier ánimo que haya podido tener Ally. Stev hizo señas con su mano frente al rostro de la chica de cabellos largos, debido a que creyó no haber sido escuchado, pero ella volvió en sí segundos después. A pesar de ello, Stev logró visualizar a qué se debía su estado tan repentino, chocando miradas con uno de los clientes que había visto frecuentar el lugar. ─Disculpe la pregunta, pero ¿Es él el causante de su tristeza, cierto?─ quiso saber el de cabellos cortos, mirando fijamente a Ally. Ella no pudo hacer más que asentir, por lo que Stev hizo algo que ni siquiera él mismo se esperaba. Tomó entre su mano la de ella, dirigiéndola mucho más adentro del local, razón por la cual Ally se halló un poco confundida. Preguntó con su mirada asustada qué estaba haciendo, sin embargo, este solo le hizo señas de que le siguiera el juego. Ella hizo lo pedido con algo de desconfianza, pero luego entendió el porqué. Al parecer, lo que quería lograr el más alto era que la pareja de la mesa los viera, en especial el hombre, por lo que pasó por el frente de esta, haciendo como si ambos fueran pareja, tratando a la de largos cabellos con una simpatía mayor a la usual. Ally se dejó hacer, aunque en su mayor parte estaba triste. Vio cómo pareció captar la atención de su ex pareja, quien tenía cara de pocos amigos, por lo que le dijo algo al oído a la chica y lo siguiente que hicieron fue marcharse del lugar, dejando p**o lo consumido encima de la mesa. En eso, luego de verles marchar, el de cabellos cenizos sonrió con suficiencia. ─Vaya, se lo creyó completamente─ dijo, haciendo reír a Ally por primera vez desde que entró al local. ─No pensé que algo como esto pudiera darme risa, pero ha sido divertido, gracias por la ayuda, me has salvado la vida─ fue su respuesta, tratando de ocultar una pequeña sonrisa. ─¿Bromeas? Ha sido lo más gracioso que he visto, tenía la cara tan roja que pensé que explotaría allí mismo─ contestó el menor, echando su cabeza hacia atrás de tanto reír, fue tanto que las personas a su alrededor comenzaron a murmurar por lo bajo. ─Basta, harás que se te vaya la clientela─ le respondió Ally, luciendo un tanto soñadora mientras golpeaba con suavidad el hombro del contrario, algo que no creyó posible luego de tamaño encuentro con su ex pareja, si se podía llamar de algún modo. ─Bien, paro ya, aunque se me ha ocurrido una idea─ dijo Stev con un brillo de malicia en los ojos. ─Dime cuál es esa─ quiso saber Allison, quien se hallaba bastante mejor que si estuviera en el sofá viendo películas de comedia amorosa. En eso, varias personas ingresaron al local, llenando este por completo debido a la lluvia, buscaban refugio y una bebida caliente, estaban en el lugar indicado. El chico le hizo señas de que volvería en un rato, y con la ayuda de Hermit quien ya parecía tener algunos días trabajando allí, logró atender en un tiempo récord a cada una de las personas que ingresaron. El chico nuevo pasó saludándola con rapidez, algo que apreció mucho. Tras algunos minutos, Stev estuvo de vuelta con Allison, llevando en la mano la bebida estrella para la chica, el magnífico té verde que solo hacían en ese lugar. En cuanto los ojos ambarinos lograron enfocar el vaso color verde pastel, sus comisuras se alzaron sin poder contenerlas de ningún modo. Recibió en sus manos dicho envase, tomando de este de inmediato. ─En serio, haces magia con este té─ le confesó ella, saboreando cada ingrediente dentro de tan grandiosa bebida. ─No es nada, solo un poco de amor, si tienes eso, el resto viene fácil─ le contestó este, teniendo bastante razón, casi sonando como alguien mayor. ─Es verdad, no todos lo comprenden, pero me alegra que tú sí─ le hizo saber al chico, quien sonrió de vuelta ─Ahora ¿Cuál es esa genial idea que se te ocurrió? Me has dejado con la duda─ dijo ella, luciendo muy ansiosa por un momento. ─Bien, espero que no cause terror, pero se me ocurrió que si tuvo un rompimiento de mala manera, yo podría servirle de actor para hacerle ver a ese patán de lo que se perdió, si lo quiere de verdad quizá vuelva... Y la verdad, también me ayudaría bastante con el problema que ahora tengo─ confesó él, haciendo que la chica se atragantara con la bebida. Mientras ayudaba a Ally a no ahogarse por completo con las perlas de la bebida, pudo notar que tal vez había dicho una locura. Sin embargo, luego de que estuvo todo mejor, empezó a reírse a carcajadas de la expresión en la cara de la chica, cosa que no le pareció muy gracioso a esta. Ese era solo el comienzo.
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