—¡Levántate! ¿Qué te sucede? —exclamó Astrid con sus ojos abiertos de par en par. —¡Si señor Andrés levántese, a su abuelo no le gustaría verlo en esa posición! —dijo Vladimir algo asustado. El conductor conocía muy bien al señor Salvatore. Por consiguiente, el sabia que su jefe era una persona muy elitista que no quería que sus empleados cruzaran la línea con él y con sus nietos. Vladimir sabía que a pesar de que Andrés era un hombre muy rebelde y maleducado, siempre su abuelo perdonaba sus faltas y lo consentía en todo. Es por eso que él al ver que Andrés se arrodilló, lo toma del brazo para hacer que él se levante, ya que si el señor Salvatore ve a su nieto arrodillado ante una persona de servicio, en este caso Astrid, la despedirían de inmediato. —No me levantaré hasta que ella ac