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Cocinando Juntos

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La salud del señor Salvatore se deteriora cada día, por eso él le pide a su nieto Andrés que se haga cargo de la empresa. Astrid Becker, ha impresionado al señor Salvatore con sus habilidades, es por eso que él decide que ella forme un equipo con su nieto, quien también sabe cocinar, pero por su terquedad no lo hace. Entonces, les ofrece a ambos que cocinen juntos para que trabajen en uno de sus restaurantes. Luego, debido a una serie de eventos, en el frío corazón de Andrés comienzan a creer sentimientos hacia Astrid que él jamás pensó tener. Sin embargo para su sorpresa, personas cercanas a él estropean sus planes de estar junto a la hermosa rubia. En medio de todo este drama amoroso, ambos jóvenes descubren importantes secretos familiares, que obligan a Andrés a tomar las riendas de la empresa familiar, y hacer justicia contra el hombre que arruinó a su familia, y el creciente amor hacia su hermosa Astrid, quien por distintos motivos se alejó de él ¿Podrá el heredero rescatar todo lo que ha perdido?

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Capítulo 0. Greta Cavalieri y Luciano Martini. (1/2)
¡ Hola querida lectora o lector!, si llegaste hasta aquí es porque te leíste COCINÁNDOLE AL MILLONARIO y te felicito! me encanta que quieras continuar con esta historia. A continuación leerás un poco sobre la vida de Andrés y su relaciona con Astrid. ¿y será que terminarán cocinando juntos? descúbrelo leyendo esta historia: Eran las doce de la noche del día viernes, el señor Salvatore estaba sentado en la oficina junto con Peter, para comentarle lo que tenía planeado hacer con su nieto. Pero mientras hablaban, el abuelo comenzó a sentirse un poco triste al recordar a su única hija llamada Greta: la cual murió de una extraña enfermedad; e iba a ser la heredera y dueña de todos los restaurantes Sabores de Italia. —Necesito que Andrés se ocupe de la empresa porque ya estoy viejo y enfermo. Por ende, quiero que se encargue de los restaurantes lo más pronto posible —dijo el señor Salvatore —Si tan solo Greta estuviera viva, todo fuera tan diferente. Al escuchar esas palabras, Peter sintió mucho enojo, ya que no quería que Andrés fuera el encargado mayoritario de esa franquicia millonaria: porque sentía que el joven no tenía ninguna experiencia. El hombre, de apariencia un tanto sombría, sabía mucho más del manejo de los restaurantes que el mismo señor Salvatore. Por lo tanto, él pensaba que si el heredero tomaba el cargo, iba a llevar la franquicia a la quiebra de inmediato; Cosa muy triste para tantos años de esfuerzo por parte del señor Salvatore y todo su equipo. —Así es. Pero bueno señor, por lo menos se hizo justicia con la muerte de su hija —respondió Peter —Si no fuera por mí, nunca se habría descubierto quien la asesinó. Año 1989 El señor Salvatore venia de un viaje de negocios, en el cual duró 2 meses de ausencia. Al llegar a casa, se consigue con una sorpresa de parte de su hija, la cual había quedado embarazada de un hombre de clase trabajadora, que solo traería desdicha y deshonra a la familia; Es por ese motivo que el padre sintiéndose completamente furioso decide reprender a su hija, por haber cometido semejante error. —¿Cómo te atreviste a quedar embarazada de semejante porquería? Este hombre no es de la élite social italiana, o de Bélgica. Caíste muy bajo hija ¡Tanto dinero que he gastado en tu educación, como para que vengas a involucrarte con un simple sirviente! —exclamó el señor Salvatore muy enojado. El hombre de quien Greta se embarazó se llamaba Luciano Martini: el cual era el chofer de la casa de Cavalieri y tenía unos 20 años de edad. Él era de descendencia italiana, nativo de la ciudad de Bari, y había emigrado a Bélgica a la edad de 18 años para buscar un mejor futuro; ya que al ser un chico huérfano no tenia muchas oportunidades en su cuidad de origen. Luciano era la copia exacta de su futuro hijo Andrés: de pelo castaño oscuro corto, y tez bronceada como todos los italianos costeños. Sus ojos eran color avellana, media un metro con noventa centímetros de altura. Su cuerpo era musculoso porque hacía muchos trabajos pesados, y a pesar de que era un chico de escasos recursos, su aspecto era muy elegante. Otra característica significativa que tenia Luciano era su sonrisa: la cual era muy hermosa y atractiva. Cuando él se reía contagiaba a todos a todos con su risa. Desafortunadamente, el guapo italiano tuvo muchos empleos muy mal pagados; hasta que un día un amigo le dijo que solicitaban un conductor en una gran mansión de una familia de renombre, en este caso: los Cavalieri. El señor Salvatore al ver que el chico era de descendencia italiana, decidió contratarlo para ayudarlo haciéndole solo una pequeña prueba de manejo, la cual pasó muy bien. Por lo tanto, le dio el empleo al joven Luciano de inmediato. —¡Muchísimas gracias señor! ¡No sabe cuan feliz me hace! —exclamó Luciano saltando de la alegría. —Serás el chofer de mi hija, y a su vez la cuidarás cuando ella haga sus compras. Pero te advierto una cosa, si llegas a abusar de mi confianza ¡No te lo perdonaré jamás! —comentó Salvatore —Ella es tu jefa y tu su empleado, no quiero que pases de esa raya ¿Entendido? —Si, si, pa-patrón entendido —tartamudeó Luciano muy asustado, ya que el señor Salvatore era un hombre muy intimidante. Por otro lado, estaba Greta, la hija del señor Salvatore de 19 años de edad. Ella poseía un físico exuberante el cual no pasaba desapercibido. Sus ojos eran café muy grandes, su nariz respingada y su cabello era castaño oscuro largo y ondulado. También era esbelta con senos voluptuosos, caderas prominentes y de piernas largas; media un metro con setenta centímetros. Gracias a su elegante apariencia, volvía loco a cualquier hombre con tan solo verla un minuto. Pero a pesar de que Greta podía tener a cualquier hombre que deseara, ella prefirió enamorarse de aquel sexy chofer que su padre había traído a casa. La italiana quedó prendada por su hermosa sonrisa y por su manera de expresarse; ya que Luciano hablaba de una forma que hacía caer a las mujeres a sus pies. Además, es necesario agregar que al igual que Greta, él también quedó muy impresionado cuando vio por primera vez a semejante mujer. Por ende, Ambos se enamoraron en la mansión Cavalieri y fruto de ese amor, nació Andrés. Cuando el señor Salvatore se enteró que el chofer había embarazado a su hija, se sintió muy traicionado y a la vez asqueado; ya que un insignificante sirviente se había acostado con su preciosa hija Greta. En ese instante, el señor no dudó en darle un fuerte golpe a Luciano en la cara, el cual hizo que le sangrara la nariz y cayera de inmediato al suelo. Entonces, el joven italiano muy avergonzado limpiándose la sangre de su nariz le dice: —¡Mi señor perdóneme!, ¡Yo amo mucho a su hija!. Se que estuvo mal lo que hice pero me enamoré de ella ¡Juro que la voy a cuidar junto con nuestro hijo! —prometió Luciano. Después de escuchar sus inservibles promesas, el señor Salvatore lo agarra de la camisa escupiendo su rostro y con una expresión completamente endemoniada a causa de la rabia que siente, exclama: —¡Eres una basura, jamás te perdonaré que traicionaras mi confianza! ¡Te recogí de la calle para que vinieras a trabajar, no para que te acostaras con mi hija desgraciado! —gritó envuelto en una furia descomunal. Greta muy angustiada se acerca para calmar a su padre diciéndole: —¡Papá, ya basta! ¡Deja de actuar de esa forma, aunque no lo quieras, él es el padre de tu nieto! —declaró comenzando a llorar. El señor Salvatore suelta a Luciano, y Greta muy asustada agarra a su pareja del brazo confesándole a su padre la verdad acerca de sus sentimientos, sin importarle lo que este pensara. —¡Nos enamoramos papá! ¡Este es el hombre que a mí me gusta! Además, en el amor no hay edad, color de piel, y mucho menos clase social. Yo quiero a este hombre y si piensas que voy a abortar pues ni lo pienses porque ¡si voy a tener a mi hijo! —dijo Greta muy decidida. El señor Salvatore al escuchar las palabras de su hija queda completamente impactado, y sin más le responde diciendo: —Ya el mal esta hecho, tienes cinco meses de embarazo de esta basura y sería peligroso abortar a estas alturas. No me queda de otra que reconocer este error que has cometido. Aceptaré a esa criatura que llevas en tu vientre como mi nieto. Pero una cosa si te digo: ¡No voy a permitir que tu hijo lleve el apellido de ese asqueroso hombre! —demandó el padre de Greta muy autoritario. Luciano guarda silencio con la cabeza baja, mientras la sangre continúa goteando en su nariz a causa del golpe que recibió. Deseaba decir algo al respecto, pero sabe que si dice alguna cosa el señor Salvatore le podría hacer algo. Motivo por el cual él lo que hace es abrazar a Greta muy fuerte soportando la humillación del señor porque no tenía otra opción. Por otro lado, Greta no estaba de acuerdo con lo que su padre decía, es por eso que muy angustiada le dice: —¡Pero papá, él es su padre, y tiene todo el derecho que le coloque su apellido! —vociferó con mucha preocupación. A lo que su padre le responde: —¡No me interesa lo que digas Greta, ya yo hablé y se dijo! Y si te llegas a escapar con este imbécil te juro que te perseguirán mis hombres haciéndoles la vida imposible a los dos, así que, no te recomiendo que te vayas de aquí por ningún motivo. ¡Y ese niño llevará el apellido Cavalieri! Dicho esto, él se acerca a Luciano muy cerca de su cara murmurándole: —¿Entendiste basura? ¡Mi nieto no llevará tu asqueroso apellido! —insistió sin ningún tipo de respeto. En ese momento, el señor Salvatore estaba tan cerca que irrespetaba el espacio personal de Luciano, el cual asiente con su cabeza de forma derrotada. Mientras tanto, Greta estaba muy asustada porque sabía que su padre era de armas tomar, lo cual era cierto cuando le amenazó diciéndole que le iba hacer la vida imposible si llegaba a irse con Luciano. Entonces, ella llorando acepta la orden de su padre con respecto al apellido de su futuro bebé. El padre de Andrés, conteniendo su enojo suspira apretando sus nudillos para tratar de calmar la rabia que siente dentro de él, pero a pesar de todo, nunca la exterioriza, y sin más al igual que su amada acepta la decisión de su suegro: el cual continúa sintiéndose traicionado por lo que había cometido ese insulso chofer; si no fuera por que Greta lo defendía tanto Luciano estuviera muerto. —¡Sujétenlo y sáquenlo de esta casa a las ratas hay que sacarlas! —ordenó el señor Salvatore a viva voz a sus hombres de seguridad. Ellos siguiendo las ordenes de su jefe agarran a Luciano, y él muy desesperado gritando dice: —¡Greta te amo! ¡Algún día estaremos juntos! —exclamó mientras lo sacan a rastras de aquel lugar. El señor Salvatore sujeta a Greta y ella muy desesperada grita: —¡Papá! ¡No hagas esto por favor! ¡No se lo lleven, se los suplico, yo lo amo! —lloró la joven envuelta en desesperación. Sin embargo, el señor Salvatore le importa muy poco el sufrimiento de su hija, es por eso que la toma fuertemente por uno de sus brazos impidiéndole así que siga moviéndose. —¡Silencio! Se lo llevarán lejos de aquí. ¡No quiero ese hombre más aquí en mi casa! Luego de aquella escena, se llevan violentamente a Luciano lejos de la mansión, y Greta envuelta en llanto le dice a su padre que jamás le perdonaría lo que estaba haciendo, puesto que ella era hija única y ahora en su vientre llevaba un hijo varón, un sueño que siempre su padre había tenido. Es por eso que lo único que la joven deseaba era que por lo menos su padre le permitiera casarse con su amado, y así su hijo nacería con su padre; sin embargo, el enfurecido mayor, no le hace caso negando la petición de su hija porque él consideraba que contraer matrimonio con un simple chofer era una locura.

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