Llegada la noche sentí como la puerta de mi habitación se abrió, me giré levemente para mirar. Vi cómo Alejandro hacía su entrada, su silla de ruedas se movilizaba hasta mi cama. —Buenas noches, ¿Cómo te sientes?- Preguntó con voz calmada. —Me siento mejor, pronto estaré bien— le respondí. —Se que así será, te dejaré descasar- Contestó. No le respondí ya que entendí que no era necesario, incluso en ese momento sentía su indiferencia hacia mi. Solo me quedaba ver cómo el me daba la espalda y se marchaba de mi habitación. Los próximos siguientes días, estuve recuperándome completamente en la mansión, todo había estado bien, tuve una recuperación rápida y tranquila. Alejandro se pasaba los días en la empresa, en las noches pasaba a mi habitación para saber cómo estaba, su indiferenc