La sangre no paraba de brotar, apenas lograba controlar mis nervios. Mis ojos llorosos y mis manos temblaban con horror. — Edzel —Apoyé su cabeza sobre mis rodillas, mientras buscaba algo con que hacer presión a la herida—. Resiste Edzel, resiste. Ya llamé a la ambulancia. Ahora mismo vendrán a ayudarte. — ¡Ugh! —se quejó apretando los dientes. — Así, mantente despierto. Aguanta un poco más. Pronto te curaran, te lo prometo. — Hanna… —me miró con el rostro pálido—. Creo… que ahora sí te vas a quedar viuda. En verdad le daría una bofetada por semejante comentario, pero si estaba consciente para decir disparates, resistiría hasta ser trasladado al hospital. — No digas tonterías. Este no es momento para tus comentarios fuera de lugar. — Hablo en serio, Hanna. Si muero… es mejor p