Por la mañana Ángela sintió náuseas de nuevo y se dió una ducha para sentirse mejor, hacía calor y eso no ayudaba, bajó al salón y se encontró a Marta e Ignacio, desayunó con ellos. —¿Cómo te encuentras? —le preguntó Marta. —Como si me hubiese atropellado un camión. —Es normal los primeros meses, después te sentirás mejor, pero no podrás dormir, tendrás los pies hinchados y harás pis a todas horas.— le dijo sonriendo Marta intentando animarla. —Vaya, ¡Qué ánimos me das...! —rio. Apareció Alejandro en la cocina en ese momento, miró a Ángela, pensó que no tenía buena cara, tampoco dió el brazo a torcer expresando la preocupación que sentía. —En un par de horas vendrá el juez de paz.—le informó. Ella lo miró sería, la tensión entre ellos podía cortarse con un cuchillo. Marta e Ignacio s