La misma noche Ámsterdam Mustafá –Bahir por favor si se trata de tu padre, lo dejo todo en tus manos, incluso sabes lidiar mejor con él– replico y me mira con su rostro comprimido. –Mustafá lo lamento, no tengo idea como darte la noticia, pero algo sucedió con Zhamir– expresa con su voz quebrada alarmándome con sus palabras. –¡Bahir! ¿Qué tiene mi padre? ¡Dímelo por favor! –pido con un nudo en la garganta, y mis latidos acelerados. La angustia comienza a apoderarse de mí, con tan solo haber escuchado pronunciar a Bahir, “Algo sucedió con tu padre”, pero cada milésima de segundo es peor, pues sus ojos marrones reflejan miedo, terror, al punto de analizar cada expresión en su rostro, el movimiento de sus manos, queriendo descifrar lo que no es capaz de repetirme en alta voz, aunque tod