El avión privado de Alessandro aterriza i'm problemas en aeropuerto de Miami. Y, después de pasar por control de seguridad, lo único que quiero es dormir. Estoy agotada y algo groggy por el jet lag me está afectando. El chófer de Alessandro nos espera y junto a Giovanni suben las maletas. El hombre tiene una sonrisa en su rostro. —Es bueno tenerlo en casa, Señor —Dice el hombre antes de mirarme, y aclararse la garganta. —Señora. Asiento, y evitó resoplar. —¿Cómo está todo? —interviene Alessandro para quitar la atención sobre mí. Se lo agradezco. Ellos hablan al tiempo que subimos al auto. —¿Estás bien? —la pregunta viene de Donna, que está sentada a mi lado. —Solo, algo cansada. Sonríe y me da una palmadita en la mano. —Lo bueno es que, ya están en casa, y puedes descansar.