De pie, en medio de mi habitación, miro alrededor mientras intento pensar que más guardar en la maleta. Se supone que hoy debo ir a la casa de Alessandro. Había pasado el domingo con mi madre y estaba tranquila. Así que, me iría sintiéndome más segura. Esta mañana, cuando me levante, tenía un mensaje de donde me decía que debía estar en su casa antes de mediodía. ¡Lo envió a las seis! ¿Es que no duerme? Niego. Termino de hacer mi maleta y salgo de mi pequeño departamento, no sin antes asegurarme que todo está en orden. Una vez en la calle, tomo un taxi. —Aquí vamos, Kate —susurro cuando el taxi se incorpora al tráfico de Miami. Le había pedido a Adrián estos días y, me dijo que si los tomaba. Tomaría eso como que estaba renunciando al trabajo. Sin embargo. Ya había pagado los cinc