Sentada en la mesa junto a la familia de Alessandro. Es imposible imaginar que solo unos minutos atrás, estaba pegada a los labios del mismo mientras me movía sobre él en busca de su toque. ¿Qué verdad? Se supone que el hombre me parece un ser nefasto. Pero no, ahí estaba yo, encima del hombre y casi rogando para que me tomara. Niego y sorbo de la copa que hay frente a mí. —Cariño. La palabra proveniente de los labios de Alessandro me pone en alerta. —¿Sí? —lo miro, regresando los pies a la tierra y alejando el pensamiento de lo ocurrido antes. Sus ojos oscuros me miran. —Mamma, desea saber si no tendrías inconveniente para que nos organice una reunión con amigo antes del cumpleaños de mi padre. —Mira al frente —No queremos restar protagonismo al festejado. Las risas llenan la mes