Al pasar un determinado tiempo bajamos del avión, ese hombre que se hacía llamar Antonio me llevaba del brazo hacia una camioneta que nos esperaba al salir del aeropuerto, no sabía a donde iba ni donde estaba, todo era muy confuso, intentaba recordar pero no podía.
Más tarde llegamos a un hotel de gran amplitud, en el cual no me permitió hablar, manteniéndome callada bajo amenazas. Al entrar en la habitación que dispondría usar me dejo allí encerrada, solo podía ver por la ventana, no sabía qué hacer, por esto me ubique en un rincón donde me acurrucaba y empezaba a sollozar.
El día completo había transcurrido y Melania no había aparecido. Pierre por su parte se sentía desesperado, a tal punto que tomo la decisión de que sus hijos se quedaran con sus abuelos hasta que esta apareciera.
—Pierre, debes controlarte, se está buscando —afirmaba Franco
—Pero no aparece ¡Rayos, no aparece! ¿Dónde está?
Clara apareció de pronto con los investigadores en la mansión para mostrar los vídeos de las cámaras de seguridad que habían captado la zona donde se había encontrado el auto de Melania.
En las imágenes se apreciaban varios hombres sacándola del auto, lo cual conllevo a que esta batallara para que no la llevaran, aun asi pudieron hacerlo, logrando adentrarla a una camioneta negra que emprendió la marcha rápidamente sin poder identificarse quienes estaban dentro ni poder apreciar detalladamente la placa del vehículo en cuestión.
Pierre tras ver esto, dejándose llevar por la ira que lo embargaba, conllevo a que derrumbara gran parte del mobiliario que se encontraba en la oficina. Se sentía furioso e incontrolable que hubiese ocurrido semejante acto de esa manera y que él no hubiese podido hacer nada al respecto.
—Pierre, debes mantener la calma —enfatizaba Clara
—¡No lo haré y quiero que me digan de quien es el auto! —exclamo en un fuerte tono de voz, demostrando con ello el enojo en las palabras que usaba, a parte de la tensión que enmarcaba en la mandíbula
—Aun no lo sabemos señor Dubois. Como se habrá dado cuenta no se aprecia la placa con exactitud —refería uno de los investigadores
—Pues haga lo que sea ¡Escucho! —profería tales palabras tomándolo del traje. —Ella está en peligro y no podemos perder tiempo ¡Deben hacer algo!
—Pierre, suéltalo, ellos están haciendo todo lo que se puede, sé que estas preocupado, pero debes calmarte.