La secretaria vampira

1233 Words
"El recuerdo es vecino del remordimiento.” Victor Hugo —Priscila, mi amor. Ya llegue. —le grita desde la sala Mateo, a su esposa, mientras deja las llaves del auto sobre la mesa. —¡Hola mi amor! —lo recibe emocionada, abrazándolo y estampándole un beso en la boca. —¿Y el niño? —pregunta, mientras se sirve un vaso con agua y lo bebe de un solo sorbo. —Acaba de dormirse. Podemos aprovechar si quieres de divertirnos un poco —responde Priscila mordiendo el lóbulo de su oreja. Él ríe con las cosquillas pero termina respondiendo algo que ella no esperaba. —No, estoy super agotado. —se quita la camisa y sube hasta la habitación. Ella lo observa, se siente algo abrumada, desde que nació Mateo Jr. él parece haber perdido interés en ella. Se mira en el espejo de la sala, algunas libras de más, piensa en que tal vez, ya no le guste. Mateo, en tanto, termina de desvestirse rápidamente y se mete a la ducha, se moja el rostro y el cabello, se asoma en el espejo y mira el chupete que lleva en el cuello, por suerte su cabello semi largo, le permite ocultarlo. Termina de ducharse rápidamente, eso de tener sexo dentro del auto, resulta divertido pero deja muchas huellas del crimen penal (pene-anal) por lo que él debe deshacerse de las muestras de ADN de su víctima. —¡Uff! —Se muerde el labio y se saborea recordando las curvas de la exótica morena con la que acaba de tener aquel encuentro. Flash back*** Una hora antes Melanie entra a la oficina de su jefe, con su rostro de chica perversa, camisa blanca cuyos botones a la altura del pecho parecen querer salir disparados, falda por encima de las rodillas, cabello largo ondulado, n***o, labios gruesos y los lentes de montura negra infaltables. —Jefe, puede darme un aventón en su auto, mi primo no podrá pasar por mí. —Claro, por supuesto, no faltabas más. —responde con una espléndida sonrisa. —¡Uyy! Gracias jefecito. Voy por mi bolsa y lo espero en el estacionamiento —responde, con una sonrísa perversa, mientras baja el rostro para mirarlo seximente por encima de los anteojos. Sale de la oficina moviendo las caderas de lado a lado con un movimiento exagerado. “Ya me imagino mi polla como un trapito dando vueltas en la máquina de lavar de esta tía” piensa y deja escapar una carcajada. Luego de salir de su oficina se apresura para llegar al estacionamiento y no tener que toparse con su padre y que como siempre quiera jactarse comparándolo con él como un veterano del Sexo Duro. La hermosa Melanie, lo espera cerca de su auto, él abre la puerta, sube y desde adentro le abre para que suba. La chica se sube la falda para poder subir la pierna y meterse. Se sienta y deja la falda a una cuarta por encima de la rodilla, a la altura de sus muslos. Mateo suspira profundamente. Aquella chica es de armas tomar. Tiene que ser algo inteligente, por lo que ya piensa en lo que debe decirle cuando la situación comience a arder. La muy astuta joven, se gira hacia él, su piquete es el mejor distractor que puede haber para un hombre, el botón que parecía salir disparado, está abierto, ya n9 correrá el riesgo de perder un ojo si sale disparado. Comienza a sudar, enciende el aire acondicionado del auto y gira la perilla al máximo nivel. —Se ve como nervioso, jefe. —¿Nervioso? Está que me da un paro cardíaco de la presión de sangre que bombea mi polla. —¡Jajajaja! —ríe ella.— Yo sé como calmarlo. —la punta de su lengua se asoma y humedece sus labios. —Antes de que pueda pasar algo de lo que puedas arrepentiros, debo decirte que soy casado y soy feliz en mi matri… —no termina de decir nada, cuando la mujer se abalanza hacia él y abre su boca para devorarlo con sus besos. Mateo no puede evitarlo y se deja arrastrar por sus instintos sexuales, incluso olvidó que seguían en el estacionamiento subterráneo del edificio donde tiene junto a su padre su empresa de publicidad. —Tía que me dejas sin respiración —respira para tomar una bocanada de aire y sumergirse entre el par de silicone de 400ml. Pero Melanie sin prestar mucha atención a su comentario, se inclina y chupa su cuello como las vampiras de Van Helsing, despiadadamente provocando una erección instantánea en Mateo. —¡Joder! que me has puesto a mil. Está tan excitado, que se levanta, baja la cremallera, reclina el asiento de la joven y se lanza sobre ella clavando su estaca para detener a aquella vampiresa. Los movimientos pélvicos de ambos son intensos y los gemidos y jadeos de ambos empañan los vidrios del auto. Un toque leve en el vidrio, hace que Mateo intente mirar hacia atrás sin poder ver que ocurre y tratando de terminar su trabajo. La chica abre sus ojos y su boca y le toca el hombro a Mateo para que vea quien esta como espectador en primera fila contemplando la escena. —¡Es tu papá! —¡Joder tía! que se me ha desinflado hasta las pelotas. Se arregla el pantalón, regresa a su asiento y saluda a su padre moviendo su mano de lado a lado. Enciende el motor del auto, echa de retro y sale del estacionamiento. La morena agitada aún, lo mira y la pregunta que ningun hombre desea oir después de hacer su mejor esfuerzo, suena como voz distorsionada en sus oidos: —¿Me vas a dejar así? Mateo la observa con aspaviento. Voltea hacia los lados, aparca el auto y reclina el asiento de su acompañante, se inclina que ni contorsionista del Cirque du Soleil lo lograría, solo para darle un intenso cunnilinguis a la insaciable mujer. Melanie enloquece, voltea los ojos hacia arriba, de no ser porque su voz no suena distorsionada está vez, Mateo correría de allí creyendo que es Reagan la del Exorcista. Exhausto de aquella labor, se acomoda. La lleva hasta su casa y regresa a la suya. Antes de entrar se limpia bien el rostro y toma un caramelo de menta. Priscila lo recibe con un beso apasionado, el toma agua para sacar su sed. *** Mateo siempre ha sido apasionado y un buen amante, Ariadna es testigo de ello, aún así, ella fue la única mujer que logró dominar lo por tres años. Algunas veces la recuerda como algo especial de su pasado y otras veces, la extraña. —¿Qué estará haciendo? ¿Ya me habrá olvidado de seguro? Lastima que haya tenido que dejarla, era la chica más ardientes y divertida que pude haber conocido. —se dice a sí mismo, mientras frota con la toalla su cabello y se mira al espejo nuevamente. Sale tarareando aquella canción con alegría visible, Priscila se acuesta y mira en la TV su novela favorita “La secretaria vampira” nada más desearía ella que ser la protagonista de esa historia en la que él protagonista Vedklan la posee todas las tardes sobre su escritorio. Él se queda profundamente dormido y relajado, ella no logra dormir hasta después de la media noche.
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