Finding love

2004 Words
“El amor verdadero no es juego de las escondidas. En el amor verdadero ambos amantes se buscan”. M. B. Johnson —Hola, ¿por qué no me has escrito? Extraño saber de ti. Envia Akran el mensaje para su amiga de Finding Love. —Disculpa, estuve algo liada con cosas de la casa. ¿Cómo has estado? —Pensé que ya no querías verme. —Vamos, solo fue un día, no exageréis. —Un día que para mí se vuelve eterno, sin saberte. —Whoa! Eres muy romántico de verdad. —¿No te agradan los hombres así? —No se trata de eso, es que actualmente muy pocos lo son. Eres así como el eslabón perdido. —Encuéntrame, entonces. ¿Me envías, otra foto de como estás ahora? Ariadna rodea los ojos, es increible para ella, que todos quieran lo mismo. Mas, recuerda las palabras de su asesora s****l, Lucía. Busca en su galería, alguna otra imagen de ella acostada, una de esas tantas que le enviaba al inicio a Mateo para que no la olvidara. Selecciona la imagen, envía. —Whoa! Realmente eres de otro nivel, me gusta tu personalidad sin poses falsas, muy natural. —¡Jajajaja! —Ella deja escapar una carcajada, que de haberla escuchado, se habría sentido ofendido creyendo que se burlaba de él, por suerte esa es una de las ventajas del chat, mostrar solo lo que quieres que sepas— Me envías una foto tuya? —le devuelve la misma estrategia. Akran se toma un selfie y la envía. “Dios” dice ella al ver el cuerpo de aquel Dios griego en su pantalla. —Vaya, eres muy atlético —responde aún sorprendida de sus rasgos y musculosa apariencia. —¡Jajaja! —ahora quien ríe, es él— No, un poco. Hay que cuidarse. Si vieras mis fotos de adolescente, quizás no me escribirías. —¿Por qué piensas eso? —Porque ni yo mismo me habría escrito. ¡Jajaja! Su humor parecía ser muy grande, piensa ella, quien por momentos recuerda su pre-adolescencia, antes de Mateo aparecer en su mundo. —¿Ocupada? —No, leía algo de noticias. —¿Puedo decirte algo, sin que suene muy intenso? “Ya va a pedirme un nudes, joder” se dice a sí misma. —Sí, dime. —¿Te gustaría que tuviésemos un primer encuentro? Ariadna se levanta y da unos cuantos saltos de alegría. ¿Era posible que tan rápido pudiese ver a Mateo? —Sí, me parece repentino, pero… hay un problema, no tengo como ir a New York. —Eso no es un problema para mí. Si deseas puedo comprarte el boleto para dentro de una semana. —¿De verdad, te gusto tanto como para invitarme a New York? —Sí, más de lo que me hubiese imaginado. Tienes todo lo que he querido siempre en una chica, espontaneidad, bien humor y por supuesto, una belleza única. —Cada vez que dices única, me siento un ornitorrinco. —¡Jajajaja! ¿Ves a lo que me refiero? Me haces reír. —Creo que debo dejarte, por ahora. Voy a darme un baño y descansar un poco. ¿Hablamos luego? —Sí, si. Estaré pendiente. Akran cierra el chat, se levanta de su silla ejecutiva. Piensa en el paso que acaba de dar y por momentos se pregunta si será lo correcto. Sentía que debía decirle la verdad a aquella chica, pero ¿Y si ella rechazaba su propuesta de contrato? Él tendría que empezar de cero. Aunque no le gusta mentir, necesita resolver su situación cuanto antes. Su padre está esperando solo un descuido de él, para quedarse con su parte de la empresa. Eso no lo puede permitir. Sale del edificio, sube a su auto, conduce hasta casa de su madre. Abre la puerta con sus propias llaves y encuentra a Aminah, acostada en su sillón de masajes. —As-salamu alaikum! —besa la mano de su madre. —Wa-alaikum as-salam —le responde con voz temblorosa, por las altas vibraciones del sillón de relajamiento de su madre. —Madre por Dios, vas a terminar caminando como muñeco de cuerda —bromea con su madre —¡Siéntate al lado de tu madre, Akran! ¿Dime cómo has estado? —Madre, sabes que eres la única que me conoce como nadie y en quien confío ciegamente. Papá estuvo en la oficina, me tiene aturdido con lo de la herencia del abuelo. —No le prestes atención a Rahim. Ajmad dejó eso para ti. ¿Dime que necesitas? —¡Casarme! —Puedo concertar un matrimonio con Farah, es joven y bonita, además es tu prima, y siempre ha estado enamorada de ti. —Es justo lo que no quiero, no quiero casarme con alguien de la familia y usarla para recibir mi parte de la herencia. —¿Entonces? Dime cómo puedo ayudarte. Si quisieras doblegar tu orgullo, sabes que vivirías como un rey en Abu Dhabi. Aminah es una mujer muy bondadosa con Akran, aunque Abdullah es también su hijo, ella no se siente muy a gusto con él, menos después que este prefirió irse a vivir con su padre, después del matrimonio. Ella posee una gran fortuna, su padre es un gran jeque en Abu Dhabi. —Siempre te he dicho, que quiero tener mis cosas por mi cuenta. No quiero vivir en Arabia. Quiero formar mi emporio aquí en América del Norte. —Cásate entonces, Akran. —Mamá tengo una prometida por las redes. Es hermosa y cariñosa. Se llama Ary —¡Allah! ¿De qué hablas muchacho? Esas mujeres solo andan cazando a pobres incautos. —Ella no, ella es diferente. Además es solo un contrato por un año, ya luego si no funciona, la dejo y ya. No tendria remordimientos porque no es de nuestra familia. —¡Jummm! —dice mientras, apaga la silla eléctrica y se pone de pie. —¿Puedes prestarme para su pasaje? Ya luego podré pagarte cuando me case. —No tienes que pagarme nada, todo esto que está aquí, es tuyo también. Eres mi hijo mayor, el dueño de la herencia, esto te pertenece —abre sus brazos mostrando la lujosa casa y sus ostentosos muebles. —¿Cuánto necesitas? —Por ahora comprar su pasaje y la estadía por un mes. —Bien, sabes como estoy de aburrida, si quieres puedes traerla aquí, le diremos que soy tu sirvienta, así podré vigilarla y saber que es lo que anda buscando. —Deja de pensar mal de ella, aquí el único que está mintiendo, soy yo. —Que aburrido eres, hijo. —No cambias madre, no cambias —se levanta y besa la frente de su madre. Akran sabe que Aminah está dispuesta a ayudarlo y sobre todo a hacer lo necesario por ver a Rahim molesto. Nunca olvidará su traición. —Cuenta conmigo Akran, tu madre siempre te apoyará cuando lo necesites. —¡Gracias, mamá! —abraza a su madre y nuevamente besa su frente. Ariadna se mete en la ducha, está feliz, realmente feliz, al saber que podrá viajar a New York antes de lo que se imaginaba. Era un maravilloso golpe de suerte, haber acertado en su primer chat con aquel apuesto hombre. —¡Whoa! Es un hombre excesivamente sexy —se frota en cabello con el champú, mientras siente el agua tibia deslizándose por su cuerpo. Aquello despierta en ella, una necesidad de “autoayuda” como suele llamar Lucía, al hecho de masturbarse. Sus manos se deslizan desde su abdomen hasta sus entrepiernas, Ariadna, se imagina las manos y dedos largos de Akran, cierra sus ojos para escanear mentalmente la forma de sus labios, su pectorales y aquellos abdominales perfectamente diseñados al estilo del gran Miguelángel, cincelado prolijamente como una escultura renacentista. Sus dedos comienzan a hurgar entre sus pliegues rosados, digita con movimientos ascendentes y descendentes su cartílago, en la medida que va tornándose rígido, sus movimientos van de rectos a circulares, de lentos a rápido. Aquella habilidad manual de tocarse, la aprendió de Mateo, él era el perfecto amante. —¡Ahhh! joder —exhala un gemido. Una de sus manos va hasta su pezón, y en un movimiento sincronizado digita en ambos puntos. El fuego en su rostro y la rigidez de sus piernas, sus latidos acelerados, la sequedad de sus labios, sus piernas temblando, avisoran un explosivo orgasmo para Ariadna. Ariadna nunca había pensado en otro hombre que no fuese Mateo mientras se masturbaba, era la primera vez que alguien usurpaba en sus pensamientos, el puesto de su amado amante. Después de aquel disparo de serotonina en su cuerpo, Ariadna sale de la ducha, toma la toalla, se sienta en la cama. Toma su celular para hacerle una video llamada a su gran amiga Lucía. Inmediatamente recibe respuesta de su amiga, quien parecía estar esperando aquella llamada: —Lucha, estoy feliz. Pronto iré a New York. —¡Joder tía! no piensas que ha sido muy rápido, ¿y si el tío es una especie de asesino serial como Jeff Dahmer y terminas en un refrigerador? —¿Estás loca? Como me dices eso a estas alturas —Ariadna siente un sobresalto. —¡Jajajaja! que has visto la cara que habéis puesto, era solo bromeando. Cuéntame todo. —Eres la peor, por poco me haces llorar. —Que era joda, tía. Vamos que estás de un sensible. Seguro estás reglando y tienes TPM. —No, no estoy reglando. —responde, haciendo pucheros a su amiga.— Akran me ha pedido vernos. Va a comprar el pasaje para dentro de una semana. Estoy que no me lo creo. —Pues créetelo, para eso lo buscaste. Lo triste es que irás a ver es a Mateo. Y disculpa si lo que te diré, no es lo que esperas escuchar, pero me parece que él ya está con alguien. No creo que debas hacerte muchas ilusiones, joder. —No quiero que me digas esas cosas. Sabes que amo a Mateo. —Lo sé nena, por eso me jode que te enfoques en él. Prefieres irte a buscarlo cuando el muy desgraciado no se preocupa por llamarte o mandarte el puto pasaje, ¿Crees que después de un año que ha pasado, no haya podido reunir 500$? —Lo sé, pero quizás está reuniendo para venirme a buscar el mismo. —Olvida el tema de Mateo y cuéntame si ya te pidió un nudes, el turco. —No es turco, es árabe. Los turcos son de Turquía. —Joder, que son todos iguales. No me vas a decir que ahora eres antropófoga. —¡Que no es antropófoga, es antropóloga! —Es igual, cuando te los comes, no importa la r**a. La estruendosa risa de Lucía provoca la de su amiga, ambas ríen incontrolablemente. —¿Sabes algo? —le pregunta pícaramente Ariadna. —¿Me crees adivina, ahora? —Me he masturbado, pensando en Akran. —¡Whoa! b***h. —Es la primera vez que me pasa, nunca lo había hecho, excepto pensando en Mateo. —Eso es la mejor noticia que me has dado. ¿Te envió un nudes? —No, solo sus brazos y pecho. Ariadna le envía la imagen de Akran. —Joder, este es un Dios griego. —Vaya, que si lo es. —Entonces, haz lo que tienes que hacer, empaca tus maletas y espera el pasaje, rumbo a la felicidad. ¡Ah! y si tiene algún hermano me lo presentas y me voy a NY volando. —¡Vale tía! —responde risueña Ariadna. Por primera vez, se pregunta si existe otra posibilidad de ser feliz sin pensar en Mateo, solo que para ella, él fue su gran amor, su único amor. El verdadero, eso piensa ella. Mas, cuando ve la foto de Akran siente cosquillas en el estómago, como podía enamorarse de alguien sin conocerlo. —Joder Ariadna, concéntrate, él es el viaje, no tu destino.
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