Alex.
¿Niña? ¿En serio dije que era una niña?
«Bien hecho gilipollas. Asi estara contigo seguro.»
Si solo pudiera controlar mi mal genio... Maldición, ella me vuelve loco. Sigue siendo igual de cabeza dura que siempre y yo no puedo encontrar la maldita paciencia cuando me grita.
¡Y TIENE EL DERECHO MALDICIÓN! ¡TIENE EL DERECHO DE TIRARME MIL COSAS POR LA CABEZA!
La puedo escuchar desde aquí gritar «Mierda» por toda la casa. No se si deberia reirme por sacarla de quicio o sentirme una mierda por hacerla sentir terriblemente mal.
En este tipo de situación no debería reír. De hecho, tendría que tomarme en serio esto y lo se. Pero también sé que la única manera de llegar a ella es tocarle las cosquillas. La hago enojar y sacara toda la mierda que tiene dentro... Además, que extrañaba sus gritos. Aunque ahora está peor que hace años. Sus insultos son nuevos para mis oídos y estoy seguro que para los de ella tambien ¡y me gusta j***r!
Estoy conteniendo las ganas que tengo de entrar a esa casa y tomarla, estamparla contra la pared y hacer que se calle con un beso. Pero conociendola probablemente me muerda la lengua...
Helena.
¡Asi que soy una jodida niña! Maldito arrogante de mierda.
—Esto no se queda asi, maldición... —Murmuró enojada conmigo misma.
Salgo inhumanamente de la casa esperando alcanzarlo y decirle todo lo que pienso en su puñetera cara. Cuando abro la puerta está allí y se está riendo.
Con toda la furia lo empujo y se que mi cara está contraída en un gesto enojado.
—¿Te da risa gilipollas? —Bramo en su dirección.
—Boca sucia —Responde levantando la comisura de su puto labio.
¿Esta drogado? No me sorprenderia. Su hermano es un drogadicto de mierda y el tambien podria serlo.
—Vete a la mierda.
—Uh, estas peor que hace años, Helena.
—¿Esto te da risa? ¡Esto es serio cabron! ¡Hay un niño de por medio Alex! —Vuelvo a empujarlo, pero el ni se inmuta.
—De eso no hay nada que discutir, Helena. Quiero a ese niño —Se puso serio. El problema aqui es que le creo, y no quiero que hable con mi hijo. No quiero que tenga NADA que ver con el.
— ¡¿Para que?! ¡Dime para qué vuelves! Si tu decidiste irte, nadie te dijo que lo hagas y con tu partida dejaste todo un desorden en mi interior. Llegó Kyle y arreglo todo en su lugar —Mi voz se rompio, pero no iba a llorar. Ya no lloro.
—¡Vamos! ¿En serio? Yo se que jamas vas a sentir por el lo que sientes por mi —Resopla y se acerca.
—Corrección. Lo que sentía por ti —Levanto un dedo en su dirección advirtiéndole que no se acerque más, pero el simplemente no para.
Cuando chocó con la puerta de entrada, Alex roza mi piel y contengo la respiración. No tengo que demostrar que me importa, pero mi estúpido cuerpo no colabora conmigo y mi piel se eriza. Mi carne se calienta y mis piernas son gelatina.
—No lo niegas. Y corrección, aún te afecta mi cercanía y se que con el no te pasa.
—Yo amo a Kyle. Y tu cercanía me eriza la piel, pero no en el buen sentido —Miento.
—Si lo amaras ya te habrías abierto de piernas —Dice con sonrisa de wason.
—¡Hijo de la gran...! —Agarra mi muñeca antes de que mi mano completamente abierta y preparada, aterrizara en su mejilla
—Tranquila, niña. No puedes negarme que por algo no quieres estar con el en la cama
—Pues, resulta que al unico que chico con el que fui a la cama me dejo embarazada, sola y con un jodido corazón roto.
El auto de Kyle estaciona en la acera. Yo lo pienso y vuelvo a mirar a Alex. ¿Cree que lo amo? Lo veremos...
—¿Tu crees que no lo amo por ese motivo? Entonces veremos... Esta noche demostrare cuanto lo amo y tu cerraras tu boca de una vez.
Parece que lo golpee fuerte en el pecho porque da un par de pasos para atras
—No lo harás —Dice con un ceño fruncido y los puños cerrados.
—¿Quien mierda eres tu para decirme que tengo o no que hacer? ¡No significas nada para mi, ya! ¡¿Puedes entenderlo?! Pasaron seis años, Alex. Se coherente por una vez y comprende que ya no te amo. YA NO TE AMO. No volverá a ser todo como era antes. YA MI VIDA ES OTRA. Volví a Seattle para comenzar de nuevo y soy feliz, no pienses que volveras y pondrás mi vida de cabeza otra vez, porque no lo harás.
—Si lo haces con el te arrepentiras. Te sentirás una mierda contigo misma porque tu me quieres, y siempre me querrás a mi. Y con respecto con poner tu vida de cabeza... Lo voy a tomar como un reto.
—¿Un reto? —Pregunte enojada. ¿Otro reto conmigo de premio? ¿No aprendio que conmigo no se juega?
—Voy a ponerte a ti de cabeza. Tu vida. Tu corazón. Todo. Volveras a mi
—Alex... Ya no te amo —Digo entre dientes.
—Estás mintiéndote a ti misma.
—Por favor... Te lo estoy rogando. No arruines mi vida.
Alex se agacha para que podamos mirarnos directamente a los ojos.
—Helena, mirame a los ojos y dime que eres feliz y yo me iré —Dice con conviccion.
Pasan segundos y no contesto ¿por que? Sus ojos me tienen hipnotizada y las palabras que yo quiero oir no salen.
—Yo... —empiezo a decir, pero veo a Kyle aproximarse a nosotros y nos mira... Extraño.
—¿Que ocurre aquí? ¿Te sientes mejor cielo? —Pregunta poniendo su brazo alrededor de mi cintura
—Si, solo vine a despedir a Alex —Le di una sonrisa forzada y mire a mis pies
—¿Ya te vas? —Dice Kyle
—Si, ya es tarde.
—Esta bien, Alex. Un gusto y nos veremos por ahi
—Tenlo por seguro.
Mi estómago se retuerce ante la mas minima idea de volverlo a ver otra vez. Y no es de una forma en la cual siento asco... Son las estúpidas mariposas que una vez sentí cuando era mas joven y estupida.