Capítulo 6

1664 Words
Helena. Su barbilla choca contra mi frente y yo caigo para atrás.  Mi trasero se golpea fuerte contra el piso y me es imposible no soltar un gemido de dolor. Miro al agresor y mi enojo aumenta significativamente. Maldición, Alex. Creí que se había ido. Sentí la puerta cerrarse, ¿se fue Kyle? Yo lo mato.  —¿Estás bien? —Pregunta tratando de no reír.  —Sí, estoy maravillosamente, ¿no te parece? —Le dije sarcástica. Me duele el culo así que ¡NO! ¡NO ESTOY BIEN PEDAZO DE GILIPOLLAS!  En un momento se tapó la cara y comenzó a reír con ganas. Yo no pude evitar sentir calor subir por mis mejillas y supe que estaba avergonzada.  —Quieres dejar de reírte como un idiota y ayudarme —Levante mi mano para que me ayudara, pero el ignorándome, se agachó para estar cerca de mi cara.  —Uy, que boquita sucia la tuya —Murmura y su cálido aliento choca contra mi cara. Yo lo aparto y lo fulmino con la mirada  —Si no te gusta puedes irte. Estaría más que encantada que lo hicieras —Le dije con una sonrisa forzada y señale el pasillo que llevaba a la puerta de entrada.  —Eso quisieras... A mí no me molesta su bocaza. Pero seguramente a Kyle no le debe dar gracia que hables así ¿estoy en lo cierto?  La verdad que sí. Nunca digo insultos. Pero Alex activa algo en mí y no puedo evitarlo. Quiero soltarle un montón de insultos, golpes y gritos. La parte peleadora de mí se siente más que viva y sé que es por todos estos años de deseos reprimidos de matarlo a golpes y palabras hirientes que quería decirle.  —No te metas en mi vida —Inquiero enojada.  —Te creía más divertida —Dice más que irónico.  —Puedes callarte y ayudarme  Levanto la mano otra vez y él la toma, al tocarnos un calor que quiero ignorar completamente empieza a consumir mi cuerpo  Tire su mano para tirarlo, y puse mi pierna entre las suyas para que lo haga más fácilmente. Cayó a mi lado en el piso y quería reír, pero hice lo que pude para solo levantar la comisura de mi labio. —Sigues siendo traicionera. Algo no cambió de ti, por lo menos —Dice totalmente acostado en el piso. Está mirando el techo de la habitación y roza su mano con la mía apropósito. Yo la quito y me levanto del piso  —No tienes que decirme que cambie. No me conoces —El veneno en mi voz es evidente —Sabes que sí, y por lo visto te conozco más que tu prometido —Dice en tono áspero.  —¿Perdona? ¿Qué quieres decir con eso? —¿Estás haciendo esperar al pobre hasta casarse para estar con él? —¡A ti no te importa lo que yo haga!  —O, mejor dicho, lo que no haces —Dice levantando su ceja. Quiere hacerme enojar y lo está logrando. Voy a paso firme hacia la sala y abro la puerta de entrada. Hace un frío de la mierda y yo no tengo abrigo, pero me la aguanto.  —Vete de mi casa, ahora —Trato de decirlo tranquila, pero quiero pegarle una patada en el culo y que no vuelva a acercarse más a mí.  Camina enojado hacia la puerta y la cierra de golpe ¿así estamos jugando? Veamos hasta donde aguantas. —¿Sabes? Aún no hablamos de lo que en verdad importa aquí. Andy —Se apoya en la puerta y se cruza de hombros.  Mis ojos me traicionan y no puedo evitar ver su cuerpo y lo realmente bien que se ve con esa camiseta y esos pantalones. Dios, está más caliente que antes.  «Reacciona imbécil.»   —No tenemos nada que hablar de él —Murmuro.   —Yo creo que si   —¿Dónde está tu hermano? —Pregunto. Quiere hablar, hablemos. Tengo tantas preguntas en la punta de la lengua y quiero sacarlas de encima.   —No te importa —Responde sorprendido de que le haya preguntado aquello.   ¿Dónde mierda esta su hermano y porque Alex no está con él?   —Tienes razón, ahora vete —Si no responde mis preguntas yo tampoco las de él.   —No me iré Helena. Te guste o no es mi derecho conocerlo, como para el también conocerme.   —Vive bien sin ti.   —¿Qué pasara en un par de años? ¿Cuándo sea adolescente y vea a todos sus amigos con dos padres?   —Esta Kyle.   —No permitiré que le mientas.   —Estás muy equivocado. No puedes venir seis años después y reclamarme como tuya y encima tener a mi hijo ¡NO FUNCIONA ASÍ! ¡Ya no te amo! ¡Mi hijo no va a conocerte y llamarte "papa" nunca! ¡Porque no lo eres!  —Le quiero —Dice de repente y me quedo perpleja  —¿Eh?  —Cuando lo vi. Cuando... —Silencio— Antes de saber que era nuestro. Cuando le vi la cara, sentí unas ganas terribles de abrazarlo y no sabía por qué. Al momento que me miro directamente a los ojos quería llorar, pero no sabía por qué y... Cuando Andy te dijo "mamá" en ese cuarto, todo se derrumbó, Helena.  Me quedo petrificada en mi lugar. Ni en un millón de años me hubiera imaginado en esta situación y Alex diciéndome esto.  —Perdí cinco años y no pienso perder más. Le quiero. Quiero enseñarle cosas. Quiero ser su héroe. Quiero que me diga papa. Y si tú estás conmigo mientras pasan esas cosas, me haría plenamente feliz... Pero si no, al menos tendría una parte de ti conmigo siempre —Su voz de rompe y sus ojos se tornan vidriosos.   —Alex, no puedo... Simplemente no puedo. No puedes entrar en mi vida otra vez. Si entras en la de él, entras en la mía —Digo sentándome en el sillón, no sabiendo qué hacer con tantos sentimientos contradictorios en mi contra. Las palabras de Alex me debilitaron y me hicieron bajar la guardia.   —¿No me habías superado ya?   —Si, pero fuiste alguien que me hizo mucho daño. Me hiciste añicos —Miro mis manos y empiezo a tocarme las uñas.   —Hablas como si tú hubieras sido la única que amo en esto —Responde   —Yo fui la única que amo en esto ¿lo recuerdas? Me usaste   —Sabes que mentía.   —No, no lo sabía y ahora tampoco lo sé.   Él se aproxima a mí y sé que si no paro con esto va a tocarme y yo voy a reaccionar. En el peor de los casos voy a reaccionar a favor de su piel contra la mía   «Ya no lo quieres Helena. Ya no le quieres.»   —Alex, apareciste seis años después. ¿Cómo puedes hacerme esto? Ya no te amo. Ya no siento nada más por ti ¿lo puedes entender? Paso mucho tiempo ya... Si hubieras venido, aunque sea un año después de todo lo ocurrido, creo que la parte estúpida de mi te habría perdonado. Pero pasaron seis años. No puedes pretender volver y esperar que siga siendo la misma chica de ese entonces y menos que siga enamorada de ti. No funciona de esa forma. El tiempo pasó, yo cambie, seguramente tu también, yo amo a otro hombre, seguí con mi vida y tu deberías hacer lo mismo sin arruinar la mía una vez más. ¿Te quería? Con locura. ¿Te necesitaba? Todo el tiempo. ¿Te perdono? No puedo hacerlo. Nunca voy a olvidar lo que me hiciste, y jamás seré capaz de perdonarte ni siquiera para que podamos ser amigos, ni muchos menos Primos.   Él estaba en una especie de shock y yo le dije todo lo que debía. Pero en esta versión le saque las cosas hirientes y los gritos. Pero funcionó para mí.   —Si, Helena. Aparecí seis años tarde, lo sé, y me lamento siempre ¿pero sabes porque volví? Porque no podía más Helena, pasó mucho tiempo y esperaba este tipo de reacción de tu parte ¿qué puedo decir? Te conozco, sé que ibas a gritarme y odiarme. Sabía que ibas a quererme fuera de tu vida apenas me vieras, pero admite que al verme sentiste tu corazón latir tan rápido y sentiste que podías respirar otra vez, y si no lo sentiste, yo lo hice, porque estaba muerto sin ti.   Palabras que me llegan al corazón y que no puedo negar.   —¡Tú me dejaste, maldición! ¡¿Cómo mierda puedes decir que estabas muerto sin mí, si tú me dejaste?! —grito herida   —Sabes muy bien que esa noche mentí. ¿Sabes que hubiera pasado si seguía contigo? Te hubieran vendido a gente que te iba a ser daño ¿crees que iba a poder vivir con eso?   —No quiero hablar más contigo. Vete.   —¡No! ¿Dices que yo te deje? Pues, primero antes de decir burradas, escúchame y verás.   —No digo burradas —Dije entre dientes a punto de soltarle un tortazo— Si lo hiciste para protegerme, creo que podrías haber vuelto antes de seis años ¿no te parece?   —Siéntate y te diré por qué volví ahora   —No me interesa   —Hablas y acotas, pero no escuchas   —Digas lo que digas no voy a perdonarte.   —Está bien, no quieres escuchar no lo hagas. Es tu problema. Pero Andy va a saber que soy su padre y tú me verás todos los días, Hel. Cuando estés lista para escuchar y dejar de actuar como una niña me dices   —¡¿NIÑA DICES?! —Chille y él salió por la puerta. ¡Ah no, hijo de la gran puta! —¡MIERDA! ¡MIERDA! ¡MIERDA! —Grito sola en la sala.
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