Narra Tobías. Miré la hora mientras esperaba a que mi esposa se uniera a mí. Debíamos estar en casa de su tío en cuarenta minutos. No quería ir y prefería estar en casa follándome a mi bella esposa. En cambio, estaba manteniendo las apariencias. Hasta ahora, no pude evitar ser cauteloso con la información que me habían dado. Jaime nunca me había guiado mal, sin embargo, no había habido un solo ataque en los últimos días. No desde que me entere. Sin colas desprevenidas, ni actividad sospechosa en mi casa o en la de mi padre. Incluso había hecho varias comprobaciones en mis negocios y, de nuevo, todo era normal. No había nada que sugiriera que iba a haber un ataque, lo que casi no tenía sentido para mí. Jaime nunca la había cagado, me era leal. Me pasé una mano por la cara. No había forma