Capítulo dos: Recuperar a mi hija

1797 Words
—Eh… ¿Mora? —preguntó Gwen con evidente confusión, haciendo que Nora recordara donde se suponía que estaba. Rápidamente pestañeó para alejar las lágrimas y se preguntó que podía hacer para no verse tan sospechosa. —¡Va-vaya, que niña tan linda! —Rio con voz llorosa, todavía sin recuperarse del todo, pero haciendo todo lo posible por disimular—. ¡M-me encantan los niños! Y ella es tan… tan linda… —La estrechó contra su pecho una última vez antes de bajarla al piso, viendo su hermosa carita llena de confusión. —Mi… Tu hija… me recuerda a… a mi hermanita menor. —Carraspeó, frotando sus ojos con fuerza antes de voltear a ver a Gwen y las otras sirvientas que se veían muy confundidas—. Me… Me gustan demasiado los niños, lamento si me excedí con el abrazo… soy muy… cariñosa… —¡Oh, no! No hay problema, eh… es sorprendente que Flora esté tan tranquila contigo, normalmente no le gusta que la carguen los extraños… ¡sí que tienes mucho talento! —Aplaudió con rostro impresionado y finalmente el ambiente se relajó. —Se nota que serás una buena adición al equipo, Morita. ¿Puedo decirte Morita? Petra puede entrenarte y enseñarte todo lo que necesitas, incluyendo tu nueva habitación y las reglas de la casa. Y si necesitas algo no dudes en decirme, realmente es muy triste que tus padres te echaran por estar embarazada, ¡tienes todo nuestro apoyo! —Gra-gracias. —Mantuvo la mirada gacha para que no notaran sus ojos todavía aguados. Gwen y las demás sirvientas la dejaron a solas con Petra, que la miró con ojo crítico. Nora no podía quitarle la vista de encima a Flora, que también la miraba con curiosidad. Sentía muchas ganas de llorar, y más ganas de abrazarla y no dejarla ir nunca, pero tenía que controlarse, no quería ser descubierta y que volvieran a alejarlas. Tenía una oportunidad de oro, tenía que aprovecharla. —Así que eres latina, ¿eh? —le preguntó Petra, hablándole en español a diferencia de Gwen que había estado hablando en inglés antes, a lo que ella contestó que sí también en español, claro—. Y ¿estás embarazada? —Miró a su estómago con ojo crítico. —S-sí, de un mes apenas… —masculló, sudando profundamente. Tenía pocos meses antes de que su mentira comenzara a ser evidente, en ese tiempo tenía que lograr recuperar a su hija. —Bueno, pues no creas que eso será excusa para no hacer bien tu trabajo. Gwen es generosa, pero su marido y la tirana de Madeline son muy exigentes, así que será mejor que te esfuerces. Nora la miró sorprendida de que dijera eso de Madeline, que era su única amiga y la que le había confirmado sus sospechas de que su hija efectivamente estaba viva, pero supuso que simplemente era una jefa dura y asintió. —Comienza lavando la ropa de Flora, que sea a mano y con mucha delicadeza, es ropa muy cara. Nora sintió sus ojos iluminarse. ¡¿Lavar la ropita de su hija?! ¡¿Cuántas veces soñó con hacer este tipo de cosas, como una verdadera mamá?! Pasó las siguientes horas atendiendo más que feliz todas las necesidades de su hija, sorprendiendo a todas las sirvientas y a Petra porque nadie nunca antes había visto a una persona tan feliz por lavar, limpiar y ordenar constantemente, pero ella no dejaba de destellar felicidad de poder ocuparse de su pequeña, porque era su deber, era algo de lo que la habían privado injustamente por la maldad de los Wright y de Aiden al robarle a su preciosa hija. Pero claro que esa no era la mejor parte, claro que no, la mejor parte era poder convivir con su pequeña hija. Mientras Petra iba a ocuparse de otras cosas, dejó a Nora y a otra sirvienta mirando a Flora mientras ella jugaba con sus bloques y otros juguetitos, y Nora tuvo que contener sus ganas de llorar mientras la veía. Pero de lo que no pudo contenerse fue de sentarse a su lado y preguntarle si podía jugar también, ¡y su bebé le prestó uno de sus juguetitos! De verdad que estaba tan feliz de poder jugar con ella, apenas podía controlar sus ganas de llorar, pero palideció cuando de pronto escuchó una voz familiar acercarse por el pasillo. —¿Así que contrataste una sirvienta latina? —Era Aiden… lo reconocería en cualquier parte. Y se estaba acercando… podría verla… ¡y a él sí que no lo iba a engañar con su disfraz barato! —Te-tengo que ir al baño, ya sabes, por el embarazo, ¡es muy urgente así que por favor cúbreme! —le pidió a la otra sirvienta, que asintió, por lo que rápidamente corrió en la dirección opuesta a la que se oía la voz de Aiden. Sin embargo, fue incapaz de irse de inmediato, se apoyó contra la pared del pasillo, intentando calmar su respiración y con su corazón latiendo a mil por minuto, incapaz de dejar de escuchar su voz. Su voz y la de Gwen, por supuesto. Claro que estaba allí con ella, su querida esposa. —¡Sí, y es muy buena con los niños, parece que ella y nuestra hija ya se llevan bien! “Nuestra hija” se atrevía a decir esa descarada y mentirosa, ¡cómo le gustaría poder ahorcarla! —Ok. —Aiden no sonaba muy interesado, pero su voz cambio por completo al hablarle a la niña—. Hola, Flora. ¿Quieres que sigamos jugando a lo del otro día? —Mmm, hmm. —Aparentemente eso de que no hablaba mucho era cierto. —Oye, Mary, ¿por qué no traes a Mora aquí para presentársela a Aiden? ¡Como ambos son latinos, seguro que se llevan bien! —Al escuchar eso, Nora rápidamente corrió de puntitas al baño más cercano y se encerró dentro, respirando agitadamente. ¿Qué podía hacer ahora? ¿Fingir una enfermedad para no verlo sería muy descabellado en su primer día? ¡Algo tenía que ocurrírsele! —¿Mora? —Mary golpeó a la puerta y ella entró en pánico e hizo lo primero que se le vino a la cabeza: una estupidez. —¡AUCH! —¡¿Mora?! Sí, de puros nervios estrelló su cabeza duramente contra la pared. Se le abrió una pequeña herida y la sangre le goteó por la frente y la mejilla, y aun con el dolor sonrió triunfante. ¡Esta era una gran excusa para no tener que ver a ese miserable! Abrió la puerta del baño con una sonrisa nerviosa. —¡Me mareé y me golpeé, cosa del embarazo, ya sabes! —dijo sonriente, haciendo que Mary la mirara con más espanto por su actitud que por la sangre. —¡Oh, por Dios! —gritó Gwen, llegando con Aiden detrás de ella cargando a Flora. Nora de inmediato bajó la mirada para que Aiden no lograra ver su cara. —¿Qué fue lo que le pasó? —preguntó Aiden con voz de que realmente no le importaba. Claro, a él nada le importaba. —Dice que se mareó y se golpeó, supongo que es un síntoma de su embarazo… —explicó Mary no muy convencida. —Llévala a la enfermería, por favor —pidió Gwen con voz preocupada. —Sí, señora. Nora mantuvo la vista gacha todo el tiempo, pero no pudo evitar alzar la mirada solo por un segundo, viendo el rostro indiferente de Aiden que ni siquiera la estaba mirando, aunque él de repente volteó a ver a Flora y su gesto se suavizó, se volvió el Aiden que ella recordaba, el Aiden del que se enamoró… Y le dolió tanto el corazón que sus ojos se aguaron y apresuró el paso para alejarse de allí lo más rápido posible. ¿Él sabía o no que esa bebé era no de Gwen, sino suya? ¿Él le había hecho esto a propósito acaso? ¿Todo fue una trampa para embarazarla y entonces quedarse con su hija? No lo sabía, cuando habló con Madeline para confirmar sus sospechas, Madeline le dijo que de hecho lo más probable era que Gwen se hubiera robado a su hija usando sus influencias y que hubiera engañado a Aiden, pero Nora no estaba segura de eso. Aiden ya le mintió una vez, y lo peor es que lo creía muy capaz de mentir en todo, hasta en lo más bajo, lo creía capaz de todo. Ya no confiaba en él ni en lo más mínimo, lo único bueno que le dejó ese bastardo era a su pequeña hija y a Madeline, aunque a su hija tendría que recuperarla y posiblemente por las malas, ¡pero no dejaría que esos dos miserables se salieran con la suya robándole a su pequeña! Después de curarse, Petra le dijo que no creyera que esa pequeña herida la iba a eximir de trabajar, que esa noche estarían más ocupadas cuidando a Flora porque Gwen y Aiden iban a salir en una cita quizás toda la noche así que tendrían jornada larga y más trabajo. El corazón se le estrujó dolorosamente en el pecho, sintió náuseas y ganas de vomitar. Así que él sí le mintió cuando una vez le dijo que no sentía nada por Gwen ¿eh? Ahí tenía otra confirmación a lo que ya sabía, pero aun así una parte de ella se negaba a creer. Por supuesto que desde el principio pasaba noches de romance, amor y pasión con su esposa, a pesar de todas sus palabras diciéndole que solo ella había despertado su lado romántico, resultó ser que todo era mentira. ¿Cómo pudo creer que ella fue la única mujer a la que amó de verdad en su vida? ¡Era una verdadera imbécil por haber caído en sus palabras vacías! Debía besar los pies de Madeline por haberla librado de ese hombre traicionero, mujeriego y ruin años atrás. Petra notó su mirada llena de amargura y le preguntó qué le pasaba y Nora alegó tener nauseas por el embarazo, pero que estaba bien, y luego se dispuso a atender a su hija, suya, suya, ella era solo suya, ni de Aiden ni de nadie más. ¡Él no merecía ser su padre! Era un maldito sin corazón, y Nora se aseguraría de arrebatarle su bebé no solo a Gwen, sino también a Aiden. Ninguno de esos dos ladrones volvería a ver a Flora una vez se la llevara. Eso era una promesa, pero no la única… también prometía vengarse algún día, no sabía cómo, pero los haría pagar. Les iba a cobrar cada lágrima que la hicieron derramar.
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