Julia estaba muy preocupada…
No dejaba de reclamarle a su esposo Charles por haber llevado a ese miserable de Aiden Santoro a la casa, ya que esa misma noche en el que ese miserable ser estuvo en su puerta fue que Nora se escapó de la casa a quién sabe dónde.
Julia había intentado llamar a Madeline para preguntarle por el paradero de Nora, pero nunca le atendía ninguna llamada, cosa que la frustraba bastante.
Sabía que Madeline era una mujer muy ocupada, ¿pero tanto para ni siquiera mirar los muchos mensajes que también le mandaba? A veces le costaba creer que fuera la mejor amiga de su hermana, pero sabía que tenían muchas cosas que agradecerle, así que no la juzgaría tan rápido.
Nora le había mandado uno que otro mensaje diciendo estar bien, pero luego la ignoraba, y jamás, jamás le contestaba a sus llamadas ni quería decirle dónde estaba.
Y ahora ya había pasado casi todo un mes desde que desapareció… y Julia ya estaba comenzando a sentir la desesperación crecer.
Se mordió el labio, mirando la tarjeta que le había dado Aiden Santoro por si quería su ayuda…
Ese hombre era tan extraño… y además decía que fue Nora la que lo lastimó a él y no al revés, ¿estaba loco? Era tan raro…
Le comentó la situación a Charles, que se frotó la barbilla con gesto pensativo.
—Sé que Nora fue muy lastimada, pero trabajo con Aiden y no es un mal tipo, siempre me dio la impresión de ser una buena persona, somos amigos, aunque ahora ya no está trabajando mucho en esta ciudad así que hace tiempo no lo veo, pero es buen tipo, según yo, por lo menos…
—Entiendo que pienses eso, pero ese hombre le destruyó la vida a mi hermanita. —Julia negó con la cabeza—. Además, luego se portó tan digno… como si él fuera el ofendido, como si él tuviera el derecho de quejarse, como si ella fuera la mala en su historia.
—Eso sí suena muy descarado. —Charles apretó los labios—. Pero es que…
—Pero ¿qué? —Julia cruzó los brazos, advirtiéndole con la mirada que tuviera cuidado con sus palabras.
Charles desvió la mirada hacia un lado, viendo a su hijo pequeño ocupado haciendo su tarea de primero de primaria, y luego regresó la mirada a Julia.
—Pero… —continuó— la verdad es que quizás deberíamos… tener las dos versiones, ¿no crees?
—¿Disculpa? —Lo miró profundamente ofendida—. ¡¿Me pides que no le crea a mi hermana?! ¡Ella vivió en la pobreza y perdió a su bebé, Charles! ¡¿Y luego quieres que le crea a ese multimillonario que tiene esposa e hija y vivía tan cómodo mientras mi propia hermanita menor se la pasaba deprimida y sufriendo?!
Charles apartó la mirada, visiblemente culpable, pero luego suspiró y la miró decidido.
—Julia, yo te entiendo, pero piénsalo… Realmente fue Madeline la que nos contó todo lo que pasó, Nora no dijo casi nada al respecto. Y… y ¿qué tal si Madeline exageró las cosas?
—¡¿Pero qué dices?! ¡Madeline fue el ángel que salvó a Nora cuando estaba embarazada y abandonada por ese terrible Aiden Santoro! Y lo hizo desinteresadamente, ella le dio dinero, le dio apoyo, casa, compañía, la cuidó y la asesoró, ¡la consoló cuando le pasó la peor tragedia de su vida que fue perder a su bebé!
—Entiendo eso, pero… ¿no dijo Madeline que ella convenció a Nora de dejar a Aiden antes de que fuera muy tarde? ¿No dijo que la ayudó a escapar antes de que Nora siguiera cayendo en sus mentiras? —La miró con preocupación—. ¿Qué tal si es alguna clase de malentendido y Madeline exageró de alguna forma?
—Por Dios, Charles, ¿cómo va a exagerar si Aiden tenía otras amantes y hasta un hijo y hasta Madeline reconoció que ella misma en algún momento fue su amante, pero se dio cuenta de lo horrible que Aiden es? Cuesta trabajo reconocer los errores, pero lo hizo para salvar a Nora de salir más lastimada.
—Aun así, ¿no crees que Nora debería enfrentar ella misma a Aiden, en vez de simplemente haber huido? —insistió Charles—. Quiero decir… si Aiden todavía la busca y no tiene ningún reclamo legitimo para hacerle, entonces ella solo le gritará sus verdades y será el fin de todo, pero si de casualidad él tuviera algo legítimo que reclamar…
—No, no lo permitiré. —Julia negó con la cabeza—. Él le hizo demasiado daño a mi hermana, y yo… me siento tentada de pedir su ayuda, porque estoy desesperada por encontrarla y me preocupa saber qué es lo que está haciendo, pero… no caería tan bajo como para acudir a ese hombre, espero que nunca se atreva a siquiera mirar a los ojos a mi hermana, no merece ninguna otra oportunidad, porque cada vez que siquiera se acerca a ella solo le hace daño… y yo no seré la que le cause más sufrimiento a mi hermanita.
Sin más, Julia tomó la tarjeta que Aiden le había dado y la rompió en dos, para luego tirarla a la basura. Luego, tomó a su hijito en sus brazos y se fue a la otra habitación para comenzar a preparar el almuerzo.
Charles suspiró resignado, pero entonces vio que los dos trozos de la tarjeta habían caído detrás del basurero… y una idea loca llegó a él, así que tomó los trozos de la tarjetita y leyó el número de teléfono, viendo que no era el mismo número de la empresa que le dio a él, debía ser su número de uso exclusivamente personal, o sea que debía estar muy ansioso de recibir la llamada de Julia…
Charles ya llevaba bastante tiempo trabajando con Aiden, y confiaba en que era un buen tipo… no lo creía capaz de las cosas tan horribles que decía Madeline, aunque era cierto que no conocía mucho a la mejor amiga de su cuñada Nora, pero… sí conocía a Aiden, y quería darle el beneficio de la duda.
Con una gran sensación de culpa, decidió mandarle un mensaje a Aiden:
“Aiden, soy Charles, el esposo de Julia y cuñado de Nora. No estoy seguro de estar haciendo esto, pero quiero creer que eres una buena persona y no el monstruo que Julia cree que eres por todo lo que dijo la mejor amiga de Nora. Espero no equivocarme… así que por favor piensa bien en lo siguiente que harás, porque Nora sufrió mucho por ti”.
Luego de mandar ese mensaje, tomó aire y le pasó a Aiden el correo electrónico de Nora.
Quizás el correo detectaría el mensaje de Aiden como correo no deseado y Nora nunca ni siquiera lo vería, así que Charles se sentía un poco menos mal dándole el correo antes de lo que se hubiera sentido si le hubiera dado su número, aunque de todos modos últimamente Nora casi nunca contestaba… pero, sea como sea, esperaba haber hecho lo correcto.