Sofía Detestaba que me alejaran de Fernando en un momento tan importante como ese, sin embargo, requería de tiempo para una nueva visita. Cuando llegué a la clínica privada, todas las enfermeras con las que consulté supieron darme información de los Greco. Seguramente eran de los mejores clientes que tenían. Hallé al patriarca de la familia, Pietro Greco. Aguardando en la sala de espera mientras mantenía una conversación con Sandro, su hermano menor. El segundo me saludó con una sonrisa tenue y un ademán cortés con la cabeza. En lo que respectaba a la expresión de Pietro, pude decir que por primera vez lo vi mostrar el enfado que ese carácter dulce suyo guardaba. –Señora Villa. Saludó con seriedad, a lo que yo solo respondí con un gesto de respeto. –Creo que su hijo no le ha con