5 años atrás.
Cabe destacar, que durante todos esos años, Jake era más dependiente de su secretaria. Él no podía hacer absolutamente nada sin ella. Todos en la empresa la apodaron como: “Santa Clarissa” ya que hasta ahora fue la única que pudo aguantar a su jefe por tanto tiempo. Pero en realidad, nadie sabía a fondo la razón del porqué ella aguantaba todas esas humillaciones que él le hacía en privado. Clarissa Patrick vivió cinco años siendo infeliz, gracias a Jake Burns. La pelirroja trabajaba como una esclava para ese hombre tan posesivo, el cual vigilaba cada uno de sus pasos las veinticuatro horas del día, los siete días de la semana. El pelinegro la vigilaba tanto, que cuando Clarissa no estaba en su vista, un escolta pagado por él monitoreaba sus pasos desde lejos, sin que ella supiera.
—¡Mi señor, la señorita Clarissa fue al supermercado y luego, fue a un restaurante a comer sola. Un caballero se le acercó a preguntarle algo, pero al parecer la señorita no lo conocía! —comentó el escolta a Jake a través de una llamada telefónica.
—Está bien, síguela vigilando ¡no la pierdas de vista! —contestó el pelinegro desde su casa.
La obsesión de Jake era tan grande, que Clarissa durante esos años no pudo conocer ningún otro hombre para que fuera su pareja. Las únicas personas que ella conocía eran los amigos de Jake; los cuales eran hombres mayores de cincuenta años, y personas que trabajaban en la empresa. A raíz de esto, Jake y Clarissa pasaban más de doce horas juntos, cosa que a Heather la actual novia del apuesto pelinegro no le gustaba. Por esa razón, la mujer de Jake comenzó a sentir muchos celos de la pelirroja. Por consiguiente, el millonario estaba más acostumbrado a su secretaria que a su novia, cosa que Heather a duras penas se dio cuenta. Entonces, con esta vida tan controlada y monótona, los únicos momentos de felicidad de Clarissa era cuando hablaba por teléfono con sus hermanas, cuando visitaba a su padre en el hospital y cuando se comunicaba con Josh de vez en cuando, a través de las r************* , en su poco tiempo libre. ¿Y qué pasaría con Josh?.
Josh, el día en que las gemelas se fueron de viaje, le llegó un mensaje de texto de un puesto de trabajo, que él había solicitado un año atrás antes de conocer a Clarissa. Él soñaba con tener ese empleo ya que la paga era muy buena, y también era en su ciudad de origen. Pero por cosas del destino nunca se lo dieron, si no hasta ahora que había conocido a Clarissa. Él se sentía muy triste porque precisamente ahora que estaba con la pelirroja, le llegó esa oportunidad que tanto anhelaba. Entonces, al ver que Clarissa estaba muy sumergida en su nuevo empleo, el rubio decidió tomar ese puesto de trabajo lo más pronto posible para poder ser contratado. En aquel tiempo, Josh le comentó a la pelirroja y a sus compañeros policiales, que tenía que mudarse con urgencia a Oregón por esa excelente oportunidad de empleo. La noche anterior antes de irse, se despidió de la secretaria muy amargamente.
—¡Ahora me quedaré más sola! Eras mi único amigo en esta parte de la ciudad y ahora te vas para siempre —dijo Clarissa despidiéndose de Josh en su apartamento.
—¡Claro que no me iré para siempre!, ¡te escribiré un mensaje todos los días para que no me olvides! —respondió Josh dándole un gran abrazo a la pelirroja.
Lo que nadie sabía era que Josh había aceptado ese trabajo, solamente, para ayudar a su gran amor Clarissa a nivel económico; él sabía que la pelirroja no le gustaba su empleo, y que iba todos los días a regañadientes. Es por eso, que Josh al no estar presente con la pelirroja durante todos esos años, siempre trataba de comunicarse con ella, pero la mayoría de las veces Clarissa siempre estaba ocupada. A pesar de que el agente policial ganaba buen sueldo, no era feliz, ya que no tenía a su gran amor Clarissa a su lado. Sin embargo, la secretaria cuando le quedaba algo de tiempo veía los mensajes que le dejaba el rubio, los cuales la llenaban de ánimos para seguir soportando el día a día en esa empresa. Por lo tanto, la mujer sintió un gran apoyo por parte de ese tierno hombre, a quien extrañaba mucho.
«Si Josh estuviera aquí, todo fuera diferente» pensaba la pelirroja sola en su habitación.
Hasta ahora, lo malo de todo este asunto es que Josh aún no se le declaraba a la mujer, y seguía estando en la línea de amigos; ya que el muy anticuado hombre, pensaba decirle sus sentimientos de forma personal, cosa muy grave, porque tiempo iba transcurriendo día tras día y muchas cosas podrían suceder. Tal vez otro hombre podría conquistar a Clarissa antes que él. Luego, en el año dos mil diecisiete, la empresa se mudó a la ciudad de Nueva York gracias a la buena gestión que Clarissa realizó con Jake. Es por eso, que electrodomésticos y residencias Burns, se colocaron como una de las empresas más importantes a nivel nacional y de Europa. Por lo tanto, decidieron instalar la sede principal en la quinta avenida de esa ciudad; ya que allí estaban situadas las empresas más importantes del mundo. Por otro lado, Clarissa junto con el señor George Patrick, (el cual estaba ya fuera de peligro), se mudaron a un hermoso y lujoso apartamento ubicado en el Upper East Side de Manhattan. En ese lugar, vivían las personas más ricas e importantes de la ciudad de Nueva York.
¿Y adivinen quien le compró ese apartamento? Pues obviamente, su odioso jefe el cual también vivía en el mismo edificio. ¿No nos sorprende eso verdad? Hasta ahora, ese hombre no podía dejar que su amada Clarissa viviera lejos de él. Cabe destacar, que a ella no le gustaba la idea de vivir en el mismo edificio con Jake y Heather, pero cambió de parecer, cuando vio la hermosa vista que tenía esa elegante y fabulosa morada. De igual manera, el señor George Patrick ya estaba en buen estado de salud; el tratamiento que tuvo en el hospital salió muy bien. El jefe de Clarissa decidió contratarle una enfermera muy costosa al señor George, para que ella no tuviera excusas de no ir al trabajo.
—Tu jefe es tan bueno hija mía ¡Se ve que te aprecia mucho! —exclamó el señor George junto con la enfermera.
—Sí… super bueno —respondió Clarissa sin muchos ánimos ese día, conociendo a la señora.
Por muy raro que parezca, ese día la pelirroja se sintió agradecida con Jake, porque ella se sentía algo preocupada en dejar a su padre solo en ese enorme apartamento. Por otro lado, la secretaria estaba muy contenta porque su padre estaba en excelente estado de salud, y faltaba poco para que las gemelas volvieran a Los Estados Unidos. Muy pronto la familia Patrick estarían juntos de nuevo.
15 de diciembre de 2019, ciudad de Nueva York -2:30 pm
Sin embargo, a pesar de que Clarissa ganaba un excelente sueldo y vivía en un apartamento de lujo, ya no quería seguir trabajando para Jake Burns. la pelirroja ya había reunido el dinero que necesitaba para recuperar su antigua casa. Entonces, el quince de diciembre de dos mil diecinueve, ella decide ponerle fin a su martirio, el cual había aguantado por cinco años por mera necesidad. Ese día, ambos se encontraban almorzando en un restaurant de lujo en manhattan, que era el favorito de su jefe millonario. En la empresa, si un trabajador quería renunciar debía hacerlo con dos meses de anticipación, para que así el área de recursos humanos pudiera conseguir y entrenar un reemplazo. Es por eso, que la pelirroja vio que el último mes del año era el más adecuado para pedir su primera renuncia.
«Este es el momento perfecto para decírselo, vamos Clarissa, ¡has esperado cinco años por esto… ya es hora!» pensó la secretaria viendo con disimulo a su jefe.
El mesero les había entregado el almuerzo, y Jake comienza a comer. En ese instante, ella lo mira fijamente, porque quiere deshacerse del nudo en la garganta que tiene por dentro desde hace tiempo.
—¡Voy a renunciar a la empresa! —declaró la pelirroja con tono autoritario.
Enseguida, a Jake de la impresión, se le cae el tenedor de su mano, ya que esa noticia le cayó como balde de agua fría porque jamás pensó que Clarissa le diría que se iba. Entonces, la pelirroja hace caso omiso a la reacción de su jefe, y saca la carta de renuncia de su cartera colocándola sobre la mesa. El pelinegro al ver esa hoja, se puso pálido y se tragó amargamente el pedazo de carne que tenía en la boca. El hombre de lo boquiabierto que estaba, se quedó paralizado como piedra mirando a su secretaria sin decir una palabra.
—¿Mi señor presidente, escuchó lo que le dije? —preguntó Clarissa mirándolo con algo de inquietud.
Jake vuelve en sí, y se levanta de la mesa muy desesperado porque no quería dejarla ir; por lo tanto, en un estado de negación dijo lo primero que se le ocurrió.
—¡No me puedes dejar!, ¡no, no todavía no!... ¡Además, no hay tiempo para entrenar a otra secretaria! —exclamó el millonario muy iracundo.
Clarissa lo mira de mala gana ya que no entiende el comportamiento de su pretencioso jefe, que en ocasiones anteriores, le decía que ella podía ser reemplazada por alguien mejor cuando él quisiera. Cabe destacar, que la pelirroja ya había reunido el dinero que necesitaba; por ende, no sentía que nada la ataba a esa compañía. Pero como ella era una persona de buenos sentimientos, pensó en buscar una buena secretaria para Jake, antes de irse; cualquier mujer que supiera más de dos idiomas y que tuviera paciencia, podría aguantarse al millonario, sumando al gran sueldo que él pagaba.
Mientras tanto, Jake continua en un estado de negación, ya que el control que tenía sobre su secretaria se estaba desvaneciendo cada vez más. En ese momento, el pelinegro se acordó de un futuro negocio que tenían en Asia, el cual estaba planeado hacerlo solo con Clarissa. Por ello, la renuncia inesperada de la pelirroja, iba a poner en riesgo dicho proyecto; el cual para una nueva secretaria, sería un poco difícil ponerse al día con todos esos temas tan importantes, que solo la pelirroja y él sabían. Entonces, el desespero y el nerviosismo de Jake, se transformó en furia, así que muy enojado se acercó a su secretaria no importándole lo que pensaran los demás. El hombre estaba cegado por su orgullo, porque era la primera vez durante tantos años que ella se le revelaba de esa forma.
—¡Te lo prohíbo!! ¡No me puedes dejar! —expresó Jake con cólera, señalando a la pellirroja con un dedo.
Clarissa, lo desafía con la mirada y frunce el ceño entrecerrando sus ojos de la indignación, por las palabras que le dijo su autoritario y demandante jefe; pero a su vez, la pelirroja estaba algo confundida por el comportamiento irracional de Jake, ya que ella lo podía dejar cuando quisiera, y más en ese mes que su contrato se había vencido. Pero por primera vez, ella no siente ningún tipo de temor hacia él; más bien lo que siente es pena. Así que sin importarle lo que piense el engreído pelinegro, su plan seguirá a flote.
—Disculpe señor presidente, ¡Usted no es mi dueño!... ¡Yo me puedo ir cuando yo quiera! —respondió Clarissa, enfrentando al enfurecido hombre.
Después de que Clarissa le dijo esas palabras, Jake se dio cuenta que la iba a perder para siempre. Por lo tanto, la angustia empieza a invadir su cuerpo, porque la obsesión, en tenerla retenida por siempre, se va desvaneciendo cada vez más. Así que muy desesperado se sienta en la mesa, y trata de convencerla que se quede con él ofreciéndole altas sumas de dinero.
—¡Si te quedas, te pagaré cien mil dólares mensuales, en vez de treinta mil! —exclamó Jake, con mucha angustia en su mirada.
Clarissa cruzada de brazos lo ve sin ningún interés. El dinero que le estaba ofreciendo no le importaba para nada; ni que le pagara un millón de dólares mensuales ella se quedaría con él. La pelirroja lo único que quería es desaparecer de la vida de ese hombre y ser libre de una vez por todas. No obstante, Jake al ver que su secretaria no cae en sus redes como antes, se enoja aún más. El hombre parecía un pequeño mimado cuando le quitan un juguete. Entonces, como no tenía ya que decir, suelta argumentos sin sentido al azar.
—¿Te vas porque estas enamorada de mí, cierto? Si es así, has violado la regla número cuatro del acuerdo que te puse a firmar hace cinco años —preguntó Jake, muy desesperado.
Clarissa al escuchar las palabras que dijo Jake, suelta una gran carcajada porque sabía que el hombre estaba empezando a desvariar.
—¿Yo enamorada de usted? ¡Deje de decir locuras! —dijo Clarissa riéndose sarcásticamente — ¿En todo este tiempo le demostré algo más de interés que no sea laboral?
El pelinegro no logra contestarle nada a su secretaria, porque sabe que en todos estos años, Clarissa se portó bien y no hubo ningún indicio de enamoramiento de parte de ella. Él solamente estaba inventando excusas para no dejarla ir. A su vez, ella no comprendía porque él sacó acotación el tema del enamoramiento si ahora él era un hombre comprometido.
—¿Cómo un hombre que se va a casar dentro de poco, me está diciendo estas cosas?, lo siento mucho, pero me está faltando el respeto mi señor presidente —expresó Clarissa con mucha indignación.
Cabe destacar que Heather y Jake se comprometieron hace tres años atrás, pero el empresario siempre posponía la boda. Cuando llegaba la fecha para la boda, él hacia viajes de negocios con Clarissa como excusa para no casarse. A Heather esto ya la tenía cansada, es por eso que empezó a sospechar si la pelirroja y su futuro marido tenían una relación a escondidas. Lo que la pelinegra no sabía es que Jake solo la estaba usando por negocios y para calmar sus deseos sexuales, pero en todos esos años, nunca se enamoró de ella.
Heather desde un principio, hizo lo imposible para atar al pelinegro. Ella fue la que le propuso la idea de ser novios en una fiesta, donde estaban sus padres y varios invitados. A Jake no le quedó más remedio que aceptar todo eso por la presión que le puso la chica en ese momento. Entonces, al pasar cuatro años de relación, Heather vio de nuevo que Jake no tenía ningunas intenciones de casarse, por lo que decidió hacer la misma hazaña que hizo cuando le pidió que fueran novios, y le pidió matrimonio en frente de todos, dando como resultado que el empresario cediera de nuevo, ya que los negocios con ella estaban dando buenos frutos en la empresa.
«Debo aceptar ser su esposo, pero a la que amo es a Clarissa. Los negocios con esta mujer están cada vez más en auge, por lo tanto, un matrimonio por varios años no se vería mal. Luego me divorciaré de ella »pensó Jake cuando Heather le propuso matrimonio.
La pelinegra junto con su padre Gerald Thomas, quien era el segundo accionista mayoritario de empresas Burns, hacían miles de millones de dólares en la construcción de residencias J.W Burns. Por esta razón, Jake se sintió atado a Heather por el crecimiento de su empresa. Dando como resultado que su futuro suegro y su futura esposa, se estaban apoderando cada vez mas de sus acciones, y lo podían dejar en la ruina si él se descuidaba.
Jake al ver eso decidió quedarse con Heather, hasta que consiguiera un plan para adquirir más poder y dejarla de una vez por todas, y tratar de conquistar a Clarissa. Pero si el plan fallaba, en enero del año siguiente, se tenía que casar con Heather quisiera o no. Por otro lado, la pelinegra estaba planeando un plan para deshacerse de la secretaria de su amado Jake. La mujer odiaba a Clarissa con todas sus fuerzas, pero no lo demostraba para no hacer enfurecer a su futuro esposo. La pelirroja no sabía que tenía una enemiga a escondidas.
Mientras tanto, Clarissa y Jake en el restaurante, aun siguen discutiendo el tema de la renuncia. Jake no acepta sus errores y le dice a su secretaria lo siguiente:
—¡No te he faltado el respeto que cosas dices. Que se yo si estas enamorada de mí en secreto ¡—respondió Jake bajando la mirada.
—¡Basta de decir tonterías señor presidente… En fin, mañana irá la nueva secretaria para el entrenamiento; es una buena señora y tiene que aceptarla quiera o no, porque yo me voy! ¿Entendido? —dijo Clarissa en tono mandatorio.
Jake no dice ni una sola palabra acerca de lo que le dijo Clarissa, de la rabia que sentía en ese momento. La mujer se levanta y le dice que ya no tiene mas nada que hablar con él. Su jefe muy enfurecido la mira levantarse, y se traga amargamente el bocado de comida que tenía en la boca.
—¡Si vete, mañana pensaré con claridad, lo que voy hacer contigo!
Clarissa se termina de tomar lo que le queda del vino, agarra su cartera, y le sonríe hipócritamente, haciéndole una pequeña reverencia con mucha ironía, porque sabía que por primera vez en 5 años, le había ganado una batalla al odioso Jake; retirándose con una pequeña sonrisa de victoria en sus labios. Enseguida, el furioso pelinegro la queda mirando con mucha ira porque se siente atado.
.
—¡No Clarissa, no te voy a dejar ir fácilmente no lo permitiré! —expresó Jake en voz baja golpeando fuertemente la mesa con uno de sus puños.
Jake al día siguiente, habló con recursos humanos acerca de la renuncia de Clarissa, y pidió que revisaran si había algún artículo en el manual de trabajadores, que dijera si la pelirroja estaba cometiendo una infracción por irse tan pronto de la compañía. Pero Kurt Smith el gerente de esa área, le dijo a su jefe que más bien Clarissa estaba en todo su derecho en irse, porque su contrato se le venció ese mes, entonces, eso la favorecía gracias a varios artículos del manual de trabajadores, que el mismo Jake Burns redactó. Entretanto, uno de los artículos decía:
“Si al trabajador se le vence el contrato, y no quiere seguir en la empresa, se le dará su liquidación por los años laborados, se retirará y no podrá volver a trabajar en la compañía electrodomésticos Burns”
—Lo siento mucho señor presidente. Clarissa puede estar en la compañía solo si ella quiere renovar su contrato en el mes de enero —comentó Kurt Smith.
Jake al ver esto, se llenó más de ira porque la pelirroja le había ganado esta vez. Enseguida llega una señora como de unos cuarenta y cinco años llamada Mildred, quien iba a ser entrevistada por Kurt para el reemplazo de Clarissa.
—Buenos días, Soy Mildred y vengo para la entrevista de secretaria- asistente.
—Ok mi señora, esperemos que venga Clarissa para que entre los dos le hagamos la entrevista —dijo Kurt Smith con una sonrisa amable.
—¡Clarissa no se va aun, así que señora le pido que se retire! —gritó Jake muy molesto.
En ese instante, entra Clarissa y le dice a Jake:
—Buenos días mi señor presidente, Mildred no se va, ella será mi reemplazo porque sabe que el año que viene no estaré más en la empresa. La elegí porque creo que está calificada para ocupar mi puesto. Si no quiere que la entreviste, ¡entonces se quedará sin secretaria!
Tanto Kurt como la señora Mildred estaban muy asustados, ya que los dos se miraban como enemigos a muerte. Entonces, Jake trata de guardar la compostura y no dice ni una palabras más, retirándose del lugar y así pensar en otro plan para que la pelirroja no se vaya. Entretanto, la noticia de que Clarissa se retira de la empresa, llega a oídos de toda la compañía, dejándolos en shock porque ya todos se habían acostumbrado a la buena labor que ella había hecho durante todos esos años. Dicha noticia, también llega a los oídios de Heather la cual estaba muy alegre porque la pelirroja iba a dejar a su hombre de una vez por todas. Luego, durante todo el mes de diciembre y parte de enero, Clarissa entrena a Mildred, la cual acató con mucha inteligencia cada uno de las cosas que la pelirroja le enseñó.