Capítulo 0. ¿Qué pasará con el señor Li?
Hola lectora, Leamos que pasará con Clarissa y con Jake. Recapitulemos que durante todos estos cinco años, Jake a pesar de ser muy posesivo y malo con Clarissa durante todos estos cinco años, se enamoró perdidamente de ella en secreto. Si quieres saber más de como ellos se conocieron, puedes ir a HUYENDO CON EL MILLONARIO. Aquí en ESCONDIENDOME CON MI JEFE vas a encontrar como ellos convivirán juntos, ¿Será que Clarissa lo perdonará y se enamorará de él ? :) Ahora continua leyendo:
En un lujoso apartamento de la ciudad de Shanghái en China, se encontraban los Li, una de las familias más ricas de ese país. El patriarca de la Familia llamado Li Luo Xo, cuyo nombre occidental era David Li, se iba de viaje con su hija mayor Rachel de veinte siete años para Los Estados Unidos; en el cual harían un trato muy importante con electrodomésticos Burns. El magnate chino quería hacer actividades comerciales con Jake Burns, ya que veía un gran potencial de venta de esos productos, en todo el continente asiático. Además, Rachel era la gerente de general, de las tiendas departamentales de su padre en todo el país. Es por eso que cuando se trataba de cerrar negocios, ambos viajaban juntos.
Entonces, la noche del catorce de enero de dos mil veinte, ambos se alistaban para salir de viaje en su avión privado a la ciudad de Nueva York, y encontrarse con el empresario norte americano Jake Burns, el quince de enero a las dos de la tarde. No obstante, Rachel antes de irse se despide de su madre, la cual estaba en la cocina, para terminar de concretar algunas dudas; mientras que su padre se encontraba en el auto esperándola que se despidiera de la señora Li.
—¡Mamá tengo algo de miedo! ¿Crees que todo salga bien? —preguntó Rachel muy nerviosa.
—¡Si hija todo va a salir bien! Debes reunirte con esos hombres a las diez de la mañana en el hotel donde tú y tu padre se alojarán. Ya está todo arreglado; ellos me dieron luz verde con lo que se va hacer, así que no sientas temor… ¿Tienes la tarjeta y el maletín con el dinero? —indagó la señora Li.
—Si madre tengo todo aquí conmigo, y la tarjeta la tengo en mi billetera. De todas maneras antes de reunirme con ellos te llamaré ok. Aprovecharé que papá estará distraído en una fiesta de beneficencia que nos invitaron.
Ring… Ring... «suena el teléfono».
—¡Bueno deséame suerte, papá me está llamando... ¡Adiós madre! —exclamó la mujer, saliendo de prisa del apartamento.
Rachel corre hasta el estacionamiento para ir donde está su padre, con todo en orden para su viaje. Pasan quince minutos, y ambos llegan hasta el avión privado el cual los llevará hasta los Estados Unidos. El padre y la hija se sientan a conversar de manera amena tomando una copa de champan, que le había traído una de las azafatas, pero el señor queda viendo el maletín que traía Rachel y no aguanta la curiosidad.
—Querida hija, ¿dime Qué llevas en ese maletín que se ve algo pesado? —preguntó el señor Li.
La muchacha se pone algo nerviosa, y cuando le va a contestar a su padre, a él le entra una llamada de Jake Burns, la cual la atiende con mucho interés. Rachel al ver esto, se dirige a la habitación de lujo que tenía el jet privado, y le dice a su padre que se va a dormir mediante de señas, evadiendo la pregunta que el señor le había hecho.
—¡Querido amigo Jake, me has llamado con el pensamiento! Casualmente te iba a llamar para avisarte que voy en camino a Los Estados Unidos.
—¡Me parece perfecto señor Li! Tuve el atrevimiento de llamarlo para corroborar si venia en camino.
—¡Claro Jake, como no voy a ir! Con este trato que haremos, los dos seremos más ricos de lo que somos. Mira que pasaste la prueba con todos aquí. Muchos consumidores quedaron encantados con tus productos, por eso quiero que firmes con nosotros.
Jake al escuchar que se iba a volver más millonario de lo que ya era, abrió sus ojos como dos huevos fritos, y se emocionó mucho por la llegada del gran magnate chino. También, sus planes de cancelar la boda con Heather su actual novia, estaban por suceder si el negocio se cerraba con éxito.
—¡Muy pronto seré un hombre libre y no será necesario casarme con Heather! —exclamó Jake en voz baja sentado en su oficina.
En la mañana siguiente del quince de enero. El señor Li y su hija aterrizan a la ciudad de nueva York, a las nueve de la mañana, y una limosina de lujo los lleva hasta el hotel plaza. Cuando los dos se encuentran en el lobby del hotel para recibir las llaves de sus habitaciones, Rachel habla con el señor Li y le dice lo siguiente:
—Padre querido, no iré contigo al desayuno de beneficencia. Tengo jaqueca, así que te tocará ir a ti solo. ¡Lo siento mucho!
—Mmmm ok está bien. Me imagino que es el cambio de horario. Lo único que te digo es que debes estar lista a las dos de la tarde, para la reunión con Jake Burns.
—Si papá a esa hora estaré lista no te preocupes… ¿Y no quieres descansar un poco?, creo que no es obligatorio asistir a ese desayuno papá.
—No estoy para nada cansado, ya que dormí muy bien en el avión. Descuida, yo iré solo nos vemos al rato.
El señor se va directo hasta el desayuno de beneficencia, con uno de sus guardaespaldas, mientras que Rachel se dirige hasta su habitación para darse un baño y cambiarse de ropa; cuando de repente, la chica recibe una llamada de uno de los caballeros con quien se reunirá dentro de una hora, y la atiende con algo de nervios.
—Ho-hola buenos días… —dijo Rachel tocándose el cuello.
—Señorita Rachel Li ¿Cómo esta? Vimos que ya llegó con su padre, y le queríamos avisar que estaremos en la habitación seiscientos seis para hacer la reunión —contestó el hombre.
—O-ok… dentro de una hora estaré con ustedes —respondió la mujer mordiéndose un labio.
Pasa una hora, y la pelinegra va hacia la habitación que le dijeron los hombres, y al llegar, un caballero como de dos metros de estatura de apariencia escandinava vigilaba la puerta.
—¿Es usted Rachel Li?
—Si … soy yo.
—Me muestra su identificación.
—To-tome… aquí tiene.
—Ok. Pase, la están esperando —dijo el vigilante abriéndole la puerta.
La chica pasa, y se encuentra a dos hombres con dos antifaces de color verde esmeralda, algo espeluznantes vestidos de blanco. Rachel al verlos, se pone más nerviosa de lo que estaba, pero no le queda más remedio que tragarse su nervios y saludarlos.
—Buenos días, soy Rachel Li. Mi madre me dijo que ustedes estarían aquí.
—Como esta señora, siéntese. Y díganos ¿Trajo la tarjeta violeta?
—¡Si! a-aquí está, tome.
Cabe destacar, que todo lo que sucedía, era un complot de asesinato. Rachel Li junto con su madre, planean asesinar al señor David Li para quedarse con todo lo de la empresa. El magnate asiático no era para nada un santo. En la casa de los Li, había mucho lujo y dinero, pero a su vez mucha violencia intrafamiliar desde que ella estaba pequeña. Su padre la despreciaba por ser mujer y no le daba el crédito suficiente en la empresa, a pesar de que ella era la razón principal de todo ese crecimiento; más bien, el señor estaba haciendo un complot para poner a un socio en lugar de su hija, porque decía que un hombre era mejor en ese puesto y no una mujer.
A su vez, David Li humillaba mucho a su esposa por haber pertenecido a la clase baja, y siempre le sacaba acotación de que gracias a él, la mujer era una persona decente, maltándola tanto física como verbalmente. Es por eso, que ambas querían poner fin a la vida del señor, contratando a unos asesinos a sueldo, los cuales contactaron mediante el mercado de cosas ilegales hace dos meses atrás. Las mujeres aprovecharon en ejecutar el asesinato del hombre en el extranjero, ya que en China podrían investigarlas y meterlas presas. En cambio, en el exterior, podrían salirse con la suya y salir ilesas; y más con la ayuda de ese grupo de mafia el cual podía maquillar muy bien las muertes y sobornar a la policía.
El asesino que contrataron para esa ocasión, se apodaba con el nombre de “Rocco”: el cual era un sicario a sangre fría que mataba a sus víctimas sin ninguna piedad. El otro hombre que estaba presente lo conocían con el nombre de Mitthy, y era como de unos sesenta años de edad: el cual era el asistente que cobraba y ayudaba al asesino a ejecutar las muertes sin ningún tipo de problemas. Por lo tanto, Muchos hombres de altos mandos lo contrataban para poder cobrar herencias, o quedarse con empresas. No obstante, este asesino siempre se escondía muy bien de la policía y nunca lograban atraparlo; ya que siempre tapaba su rostro con diferentes máscaras muy profesionales hechas de látex, las cuales hacían la ilusión de que esas eran sus caras.
Los policías dedujeron que ese hombre usaba distintas identidades para cometer sus crímenes millonarios; entonces, era muy difícil conocer su verdadera identidad y se salía siempre con la suya. Asimismo, estos hombres provenían de un grupo de mafia alemana llamada los “aniquiladores “en el cual Rocco fue bautizado como vicepresidente, por su buena racha de trabajos bien hechos. No obstante, si querías que ese hombre te hiciera un trabajo, el presidente de ese grupo mafioso primero te investigaba para ver quien eras, y luego, si veían que no eras policía procedías a solicitar el trabajo.
Posteriormente, el jefe te daba una tarjeta violeta y te decía la dirección en donde se encontraba este asesino. Así que, si no tenías esa tarjeta que te dio el presidente, se daba a entender que eras un investigador privado encubierto, por ende, salías muerto de esa habitación. La señora Li se había contactado con estos hombres en noviembre de 2019; y ellos le dijeron que en enero era la fecha perfecta para terminar con la vida del señor, y más fácil si se encontraba en los Estados Unidos, donde ellos laboraban. Es por eso, que la chica asiática se encontró ellos en esa mañana.
Mientras tanto en la reunión, Rocco toma la tarjeta y se la entrega a Mitthy, para saber si no era falsa. Mitthy la chequea con luz ultra violeta para ver si tenía el sello del grupo de la mafia, y luego que comprueba que la tarjeta era verdadera, le da luz verde para seguir la conversación con la mujer. Enseguida, el misterioso asesino forma una sonrisa macabra en sus labios, y sonriéndole la temerosa chica y le contesta:
—¡Señora Rachel, todo está en orden! ¿Y díganos para que desea nuestros servicios? —preguntó Rocco curiosamente.
—¡Pues quiero que maten a mi padre! Y necesito que sea lo más pronto posible. Él ahora no se encuentra en su habitación porque fue a un desayuno de beneficencia, pero creo que en dos horas llegará; dijo que iba a descansar.
—Ok señora Rachel, esperaremos a su padre entonces. ¿Y en que habitación se alojó el señor?
—En la 201, pero ya sabe quiero que sea hoy a no más tardar. Y dígame, ¿Cuánto costara todo?
En ese momento, el tal Rocco le explica a la mujer, que la muerte del señor va a ser maquillada como un suicidio, y que será de manera muy rápida. De igual forma, también procede a desglosarle el servicio del asesinato de su padre y toda la logística, en la cual analizaran: como se le va a disparar a la víctima, la pistola, la posición del muerto, y la compra de agentes policiales, para que no investiguen más a fondo el caso.
—Con todo lo que le dije, son ciento cincuenta millones de dólares señorita Rachel y debe ser en efectivo.
En ese instante, la mujer saca el maletín que le había dado su madre, y quedó muy encantada como los hombres describieron que iban a matar a su padre. Los nervios que tenia anteriormente, se habían desaparecido por completo. Ahora era una gran negociante.
—¡Ok! Les daré cincuenta millones más, para que protejan mi reputación y a la de mi madre en China.
Los hombres al ver todo ese dinero quedaron atónitos y le dijeron a la chica que todo iba a salir a la perfección. Y también le prometieron que en China todo iba a estar bien, y que no sospecharían de ellas en lo absoluto.
—¿Entonces todo está listo? —preguntó Rachel sosteniendo el maletín vacío.
—No señorita, falta que nos firme el acuerdo de confidencialidad para recordarle, que no queremos que nos delate con la policía, o si no usted y su madre morirán.
La chica se asusta de nuevo porque los hombres la estaban amenazando.
—¡Jamás los delataría! Ya todos estamos en este barco, y si ustedes caen, pues yo también. —dijo Rachel.
—Está bien señorita, usted se ve confiable. Pero debe firmarnos este acuerdo ok. —comentó Mitthy.
—Ok. Les firmo lo que digan. —respondió Rachel.
Rápidamente, Mitthy le dice a la chica que la hoja la firmaría con sangre, y Rocco le entrega a la muchacha un pedazo de vidrio fino, para que ella corte su dedo y así sellar el acuerdo. Rachel hace todo lo que ellos le dicen, y en ese instante, el secretario sacó un botiquín de primeros auxilios, para curar y desinfectar la herida de la mujer y le puso una bandita adhesiva. Luego ella se retira, y queda consumado el plan para matar al magnate chino Li Luo Xo.
Después de que Rachel se va, los hombres están muy alegres contando el dinero, y el secretario le da a uno de los sirvientes la parte del dinero que le pertenece al jefe de la mafia, y ellos se quedan con el resto. Los hombres se ganaron en menos de una hora un total de cien millones de dólares. Pronto, Mitthy le dice a Rocco que se prepare para ir a la habitación del magnate. Pero algo inesperado pasa, varios del personal de logística se intoxicaron con comida proveniente del restaurante del hotel, incluyendo al vigilante de dos metros que estaba afuera. También las máscaras profesionales que el asesino utilizaba no habían llegado, porque se equivocaron de dirección y fueron a parar a otro estado. Ambos hombres estaban muy asustados porque al parecer todo se les estaba complicando. Sin esas máscaras y sin los hombres más fuertes, no podían hacer el crimen.
—¿Qué voy hacer ahora? … ¡sin las máscaras no puedo hacer nada! —explicó Rocco muy nervioso, con las manos en la cabeza.
Mitthy le dice a Rocco, que no tiene más opción que ponerse una máscara normal de esas que usan para robar, así como la usaba en sus comienzos con el negocio de los asesinatos. Él se negaba rotundamente a usarla, pero no puede hacer nada; si no lo hacía, tendría problemas con el jefe mayor, cosa que les podría causar la muerte a ambos. Asimismo, uno de los hombres le aconseja que lo haga que ellos se encargarán de que no los descubran, hackeando las cámaras de seguridad.
—¡Está bien chicos, lo haré así. Pero si alguien me llegara a descubrir somos hombres muertos. Y digo somos, porque no voy a caer solo ok! —amenazó Rocco con voz nerviosa, caminando de un lado a otro.
—Tranquilo Rocco, no te preocupes. ¡Nunca te descubrirán eso te lo aseguro! —respondió Mitthy, tocando uno de los hombros de Rocco.