15 de enero de 2020- ciudad de Nueva York- 1:30 pm.
—Señor Jake, señorita Clarissa, ya está el auto preparado —dijo el chofer el cual se encontraba en la puerta de la compañía.
—¡Ok es hora de irnos! ¿Trajo su sello mi señor presidente? —preguntó Clarissa.
—¡Si, lo tengo aquí en mi maletín! ¡No pude dormir anoche pensando en este día! —exclamó Jake Burns, porque el día que el anhelaba ya había llegado.
Jake deseaba con muchas ansias ese negocio tan importante que iba hacer con ese empresario chino, porque si lo hacía se iba a convertir en uno de los hombres más ricos a nivel mundial en el mercado de electrodomésticos. A su vez, en sus pensamientos estaba en dejarle a su novia Heather el área inmobiliaria de la empresa, en la cual ella y su padre se habían adueñado. El pelinegro quería recuperar la mayoría de la acciones de la empresa, para deshacerse de su pareja y su suegro; por lo tanto, al consumarse la alianza con China, el hombre se haría billonario y recuperaría parte de su empresa, y también trataría de conquistar a su amor en secreto, Clarissa Patrick.
En ese instante, los dos entran en el auto y van camino hacia el hotel plaza, para reunirse con el empresario David Li. Jake estaba muy contento y en el fondo Clarissa también, ya que a pesar de todo lo malo con su jefe, ella quería mucho la empresa. Electrodomésticos Burns, mejoró mucho gracias a la labor de la pelirroja, y aunque Jake nunca se lo dijo de frente, él sabia que su secretaria había realizado un gran trabajo. De hecho, que gracias a Clarissa, su jefe pudo conocer a ese hombre tan importante de China.
—Espero que todas las cosas salgan bien. Tengo muchos planes si se realiza este negocio —exclamó el pelinegro mirando hacia la ventana.
—¡Si mi señor presidente, todo va a salir bien! Pero quiero recordarle una vez más que esta va ser mi última labor aquí en la empresa, espero que le haya quedado claro.
—Eso lo se… —contestó Jake con algo de desanimo.
El hombre aun no aceptaba el hecho que su adorada Clarissa se iba, por lo tanto Jake trataba de no pensar en eso.
—¿Y que planes tienes cuando te vayas de la empresa? —preguntó Jake mirando a Clarissa de reojos.
—Pues hacer mi vida: casarme, tener hijos… Ya tengo 28 años y quiero tener una familia propia —comentó la pelirroja.
«¿Casarse? ¿Tener hijos? »pensó Jake algo curioso.
—Pero que pensamientos tan básicos tienes. Eres una mujer que gana doscientos mil dólares al año y sin contar los bonos de dos mil dólares que siempre te doy mensual ¿Y vas a dejar todo eso por casarte y tener hijos? —cuestionó Jake.
—Creía que mi vida personal no le importaba, pero veo que sí. Tengo entendido que una de las cláusulas que me hizo firmar hace años atrás, era que no le dijera nada de mi vida.
Jake se siente un poco abrumado por la pregunta, y aprieta con una de sus manos el asiento del auto. A su vez, mira hacia la ventana para hacerse el desinteresado.
—Solo pregunto, es que no sé cómo una persona que gana tanto dinero quiere dejar todo por esa idea tan tonta. Pero bueno son tus gustos. ¿Y… tienes con quien hacer todo eso? Digo lo de casarte y los hijos —expresó el hombre mirándola de forma discreta.
—Sí, tengo a alguien en mente…
Al escuchar esas palabras, Jake no disimula y voltea rápidamente para mirar a Clarissa y le pregunta muy nervioso:
—¿Y quién es? ¿Es Steve Gold, con el que te fuiste ayer? ¡solo lo acabaste de conocer!
—Mmmm puede ser. ¡Él está muy guapo! Pero bueno no me siento cómoda hablando con usted acerca de mi vida personal. Ya llegamos —dijo Clarissa bajándose del auto.
Sin embargo, el hombre que ella tenía en mente era nada más y nada menos que Josh. A pesar de que se comunicaban en la distancia, la pelirroja recordó todos esos momentos en que ese buen hombre la ayudó. Es por eso, que Clarissa pensó que Josh sería una buena opción para ser su pareja y no Steve, que a pesar de que era muy bien parecido, no tuvo mucha química con él. Pero lo que la secretaria no sabía, era que Steve quedó muy prendado por ella. Sin darse cuenta, la mujer tenía ya a tres hombres babeados por su belleza, dulce personalidad e inteligencia.
Por otro lado, Jake se muere de la rabia porque cree que Clarissa luego de que se vaya, tendrá algo con Steve. Pero lo que él no sabía, era que la pelirroja había conocido a Josh primero que a él, por lo que su plan con tener a su secretaria ocupada para que no conociera a nadie más había fallado.
«No puede ser, no se para que la tonta de Heather llevó a ese hombre ayer a la oficina » dijo Jake en pensamiento, bajándose del auto.
Clarissa comienza a llamar al empresario para avisarle que ya habían llegado, pero el hombre no contesta el teléfono cosa que le parecía muy raro.
—Mi señor presidente, el señor Li no contesta ¿Él se comunicó con usted recientemente? —preguntó Clarissa algo preocupada.
—Bueno, le mandé un mensaje de texto esta mañana, y me dijo que estaba en desayuno de beneficencia. Me imagino que ya habrá terminado. A lo mejor tiene su celular en otro lado y no lo escucha. ¡Vamos que ya se nos hace tarde!
De inmediato, los dos van a la recepción y la chica que entendía les dijo que podían subir, que el señor Li había dado la orden. Enseguida Jake y Clarissa suben al ascensor pero el pelinegro no se acordaba del número de la habitación del hotel, pero su secretaria si lo sabía.
—¿Sabes cuál es el numero de la habitación? —curioseó Jake.
—¡Si! ¡ Es la 201, vamos, es por acá!
Mientras tanto, en la habitación del señor Li, los asesinos no tienen ni la mas remota idea que dos personas iban para allá. Entonces uno de los vigilantes de los asesinos, era un chico joven como de dieciocho años que apenas había comenzado a trabajar con ellos ese día, porque fue lo único que consiguieron. El hombre de dos metros estaba muy enfermo junto con los demás trabajadores de la mafia. Inclusive el guarda espaldas del señor Li se encontraba en el hospital intoxicado. Su hija Rachel salió del hotel, después de la reunión con esos hombres, yéndose a un spa en otro lado de la ciudad, para calmar un poco su ansiedad. La mujer de lo nerviosa que estaba no se acordó de la reunión que tenia su padre con Jake.
Por lo tanto, decide enviarle un mensaje de texto a Clarissa para que no vayan, y se da cuenta que había dejado su celular en la habitación del hotel; ya era demasiado tarde para ir a buscarlo. En aquel momento, mientras los dos hombres asesinaban al señor, los gritos del hombre perturbaron al vigilante nuevo un poco. Entonces, el chico de la curiosidad medio abrió la puerta, ya que le intrigaban las risas malévolas de Rocco y Mitthy. Luego, al mirar, el pobre muchacho se dio cuenta como hacían sufrir a la pobre víctima, por ende, no soportó más y se retiró dejando la puerta semiabierta. Es por eso que los dos asesinos no sabían que estaban al descubierto, y que el vigilante se había retirado. Ellos estaban concentrados torturando al señor Li.
—¡Me voy de aquí no quiero ir a la cárcel, aun soy muy joven! —exclamó el chico en voz baja corriendo por el pasillo. —¡disculpe señor!
El chico mientras corría, chocó con Jake, y Clarissa se dio cuenta de que venía en dirección a la habitación del señor Li.
—¿Pasó algo? —preguntó Clarissa.
—¡No lo sé, pero ese imbécil chocó conmigo fuertemente, estos jóvenes de ahora no tienen educación! Vamos entremos.
Entonces, al llegar, la pareja observa que la puerta está semi abierta, y Clarissa la abre con mucho cuidado sin decir nada, ya que el chico la hizo sospechar que algo raro ocurría. Al abrir la puerta, la pareja se encuentra con el señor Li debajo de un charco de sangre, con un hombre encima de él y el otro riéndose de la hazaña. Enseguida los dos hombres ven a Clarissa y ella les ve el rostro; ya que el asesino al hacer todas esas cosas, no se percató que el gorro con que había cubierto su identidad se había caído. Los movimientos bruscos hicieron que se le rodara hacia arriba. Clarissa y Jake quedan estupefactos al ver toda esta escena y se quedaron parados allí como por diez segundos, las piernas no les respondían del susto, principalmente a Clarissa quien era muy sensible para esas cosas de terror. Los hombres al ver que la pelirroja y Jake vieron sus rostros empezaron a sudar del miedo. Jake agarró a Clarissa que estaba petrificada del miedo y le dijo:
—¡Vámonos de aquí!
Y salieron corriendo de inmediato de esa escena tan sangrienta. Rocco el asesino a sangre fría, se llena de ira y le dice a Mitthy:
—¡Atrápalos tu, mira como estoy todo sucio! ¡Anda, que no escapen!
Y el hombre de sesenta años sale corriendo atrás de la pareja disparándoles, pero gracias a Dios no atinó a ninguno de los disparos. Por otro lado, Rocco se quedó en la habitación tratando de limpiarse la sangre, y robando las joyas que tenía el señor Li en su habitación. También trató de llevarse algunas cosas importan antes para que no lo incriminaran en el crimen. Pero, lo que más le preocupaba, era que la pareja había visto su rostro. Mitthy, como era un hombre de la tercera edad, no pudo seguirle el paso a la pareja y por lo tanto, los perdió de vista.
—¡Demonios! ¡Se me escaparon estos malnacidos! ¡Debemos conseguirlos o si no Rocco y yo nos hundiremos en la cárcel! —exclamó Mitthy muy asustado con las manos en la cabeza.
Por otro lado, Jake y Clarissa corriendo consiguen una puerta de color verde que daba hacia las escaleras. Y entran allí cerrando la puerta con seguro. Ambos muy agitados y temblando del miedo, se quedan en silencio divisando si el hombre no estaba detrás del ellos. Jake abraza a Clarissa, ya que ella era la que más estaba afectada en todo esto.
—¡Tranquila todo va estar bien! Creo que el hombre nos perdió de vista, llamemos a la policía y digámosle que estamos aquí. Por suerte estamos vivos Clarissa Patrick —dijo Jake con voz agitada abrazando a la pelirroja muy fuerte.
Enseguida, el hombre llama a la policía, y le dice en que piso estaban y donde estaban escondidos. Sin embargo, ellos no sabían en el gran problema que se habían metido, ya que esos asesinos eran extremadamente peligrosos, y sus vidas estaban en peligro. Luego, mitthy muy cansado y temblando del miedo, recibe una llamada de Rocco en la cual le decía lo siguiente:
—¿Qué paso, los mataste? ¿O los pudiste atrapar?
—¡No Rocco, se me escaparon! ¿Y tú donde estas?
—¡No puede ser! A ti no se te escapa nadie, ¿Qué demonios te paso Mitthy?
—¡Pues corrían muy rápido y parecían maratonistas! Pero se quiénes son así que descuida, los mataremos pronto, y repito ¿Dónde estás?
—Estoy en la habitación que habíamos reservado anteriormente, me cambié la ropa para que las cámaras no me detectaran entrando con ropa ensangrentada. ¡Ven aquí estoy!
Mitthy va a la habitación del hotel donde estaba Rocco, y enseguida, los hombres escuchan sirenas de policía, porque habían llegado en rescate del millonario Jake Burns y su secretaria. Los asesinos se inmutan a salir para levantar sospechas. Rocco había dejado la ropa ensangrentada en uno de los pasillos, sin dejar nada de rastro, pero no contaba que Clarissa al parecer sabía quién era. El rostro del asesino le parecía familiar a la pelirroja.
—¡Hay que matar al chico que vigilaba porque nos dejó solos, y por culpa de él estamos en este aprieto! —exclamó Mitthy muy enojado —¿Y ahora que haremos? ¡El jefe nos va a matar también!
—Primero, debemos matar a esos dos de una vez por todas. Y ya que sabes quienes son, esta noche iremos por ellos —comentó Rocco sentado en un sofá tomando un vaso de Whiskey.
—Sí, el hombre se llama Jake Burns, al parecer no tiene enemigos y por eso nadie nos ha llamado para matarlo, pero si es super poderoso aquí en Los Estados Unidos, y la mujer quizás y sea su novia. Yo lo he visto varias veces en la televisión. Es más guapo en persona —dijo mitthy sirviéndose también un vaso de licor para calmar sus nervios.
—Bueno entonces manos a la obra, mataremos a esos dos esta misma noche, pero primero me descargaré con el chico que vigilaba la puerta, ese maldito me las pagará. —decidió Rocco moviendo uno de los hielos con su dedo en su vaso de whiskey.
Entretanto, Clarissa y Jake son rescatados por la policía, y luego se forma un alboroto por todo el hotel ya que se corrió la voz del asesinato. Los agentes policiales quedan estupefactos al ver la escena del crimen, ya que parecía haber sido sacada de una escena de terror. Mientras están en la patrulla policial los agentes le dicen a la pareja que cuenten todos los hechos que le sucedieron. Luego, Clarissa entra en razón pero por otro lado Jake es el que entra en estado de shock ya que sus planes del negocio con el empresario chino se esfumaron por completo. Todo lo que él soñó que sucedería se había arruinado en tan solo una hora.
—¡Ya llegamos! —dijo el policía —¡traten de narrar con lujos y detalles todo lo que les sucedió y lo que vieron ok!
—¡Si señor! —exclamó Clarissa la cual estaba sudada y con uno de sus tacones rotos.
Luego, los dos se sientan con el policía y Clarissa al ver que Jake estaba en shock con la mirada perdida, narra todos los hechos que les acontecieron con lujos y detalles. No obstante, la pelirroja le parecía conocida la cara del asesino pero no lograba recordar quien era.
—¡Seria de gran ayuda si usted supiera quien es! ¡Pero por los momentos, puede hacer un retrato hablado de cómo era ese hombre señorita! —expresó el policía muy intrigado.
En ese instante, Clarissa va con otro agente y describe al asesino mediante un retrato hablado. Al ver el retrato, ella no logra distinguir quien era el asesino, pero insiste en el que le parece familiar. Por otro lado, llega otro agente policial a hablar con la pareja, para decirles que ese hombre es extremadamente peligroso y que a estas alturas ya sabe quienes son. Por ende, le dice a la pareja que necesitan entrar en un programa de protección de testigos de dos meses, para proteger sus vidas del asesino y más a Jake que era un empresario muy importante en el país. En el programa debían ir a un pueblo remoto en el estado de Oregón y cambiar sus nombres para pasar desapercibidos mientras conseguían al asesino; en dicho programa, ambos tenían que estar a solas en una cabaña y hacerse pasar por una pareja. Ellos allí estarían vigilados por agentes de Nueva York y agentes del condado. Sin embargo, Clarissa se reusaba a estar con Jake encerrada, porque lo que más quería en la vida era alejarse de Él y al escuchar esto se pone a patalear en frente de todos. mientras que Jake volvió en sí al escuchar que estaría encerrado con Clarissa. A pesar de todo, iba a estar con su amada pelirroja mucho más tiempo del que tenían estipulado.
—¡Lo siento mucho señorita, pero deben mudarse lo más pronto posible de aquí! Ese hombre se puede disfrazar hasta en el presidente de Los Estados Unidos, y ustedes ni se enterarían, y en un abrir y cerrar de ojos los podría matar, entonces, no les queda otra opción que esconderse. Vayan con el agente Hans que los llevará a una avioneta especial —indicó el policía.
Clarissa aún se reusaba porque no quería pasar más tiempo con Jake, pero al final no le quedó más remedio que irse con los agentes a la ciudad de Oregón. Antes de subirse a la avioneta, los agentes le entregaron nueva ropa a la pareja y también sus nuevas identificaciones en las cuales decían los nuevos nombres de cada uno: Jake se llamaría Paul y Clarissa se llamaría Sophie. No obstante el vanidoso empresario no le gustó la ropa ordinaria que le habían asignado, ya que estaba acostumbrado a usar ropa de diseñador.
—Lo siento ¿no tienen otro tipo de ropa? Es que esta es muy ordinaria —señaló el pelinegro con la ropa en la mano.
—¡Ahhh use lo que le dan! Deje sus estupideces, estamos en un momento crítico como para andar exigiendo señor presidente —gritó Clarissa muy angustiada.
—Eh, señor, no tenemos ropa de … diseñador, ¡Solo esa! Además, es mejor que se vea diferente a como se viste, y señorita cálmese un poco. Les agradezco que se apuren porque el helicóptero le falta poco para despegar —dijo el agente Hans.
—¡No sé porque acepté este proyecto y no se lo dejé a Mildred! Ella estaría aquí en vez de mí. Ahora que sucederá con mi padre…. Agente, ¿y nuestras familias estarán a salvo? —expresó Clarissa muy frustrada y preocupada a la vez.
—¡Iremos a avisarle a ellos no se preocupen, también los protegeremos, quizás el asesino vaya por ellos si no los encuentran a ustedes. Pero descuiden que todo estará bien!
Entretanto, Jake y Clarissa van al baño a cambiarse la ropa elegante que tenían, por una más común. La pelirroja se alistó rápido, pero Jake se tardaba un poco ya que le asqueaba usar este tipo de ropa.
—¡Señor apúrese el helicóptero esta por despegar! —gritó el agente.
—¡Que asco no quiero usar estos harapos! ¡Parezco un hombre común que solo vive del sueldo mínimo, que horrible… Pero bueno, lo mejor del asunto es que Clarissa ahora no tiene más remedio que estar conmigo, creo que ese es el destino que quiere que estemos juntos! —dijo Jake en voz baja mirándose en el espejo. —Si ya salgo.
Luego, al salir del baño, Clarissa quien se estaba tomando un vaso de agua, al ver a Jake vestido con una camisa de leñador de cuadros rojos con negros, unas botas baratas y un pantalón de jean, escupe el agua soltando una carcajada. La pelirroja jamás pensó que su orgulloso jefe se vestiría de esa forma.
—¡Deja de burlarte! —gritó Jake.
—Se ve muy común…. Señor presidente. ¡Pero creo que ya no le queda lo de señor presidente ahora te llamas Paul! —comentó Clarissa riéndose a carcajadas.
—¡Silencio! Tú también te vez muy común “Sophie” con ese vestido pareces una madre soltera adicta a la heroína —dijo Jake con una risa burlona.
El agente policial pone los ojos en blanco ya que la pelea de los dos parecía de dos adolescentes. Luego les dice ya es hora de despegar y que se suban al helicóptero el cual los llevará a Oregón a un pueblo llamado Apile donde solo tenían ciento setenta habitantes y con ellos iban a ser ciento setenta y dos. La pareja se sube en el avión a regañadientes pero no les quedó más de otra que irse para allá para salvar sus vidas. ¿Cómo será la nueva vida de Clarissa y Jake en ese pueblo tan remoto?, ¿Se la llevaran bien, esos dos de personalidad fuerte?.