Capítulo 3
Ya se encontraba en casa y prácticamente con mi autorización, no había manera de quitármela de encima de momento, rogando que no llegase Dalia por ningún motivo y tampoco podía llamarla porque de seguro White estropearía todo y quedaría completamente expuesto a la situación.
No es que me haya convertido en un desgraciado que le gustara traicionar a las mujeres y lastimarlas, para mi Dalia era una buena persona, con agradables sentimientos muy noble su carácter, pero definitivamente había algo que no terminaba de cuadrar o encajar en la relación.
Pero de momento solo quería que pasara el tiempo de inmediato y así White se podría ir a donde ella quisiera irse, ya no era de mi incumbencia a donde ella fuera.
Lo cierto es que de alguna manera comenzaba a desarrollar ciertos celos hacia ella con más frecuencia y eso de alguna manera era malo para mí, porque me comprometía a estar pensando en ella y de cierta forma a extrañarla.
Tenía que refrenar esa situación en mi vida y concentrarme más en mí que en cualquier otra mujer sinceramente.
De momento no tenía mayor esperanza en mí, por el asunto de los negocios, me negué a seguir con ese asunto y vivir solo de lo que tenía de momento y cuando me sintiera con la necesidad de hacer algo más por mi vida lo haría en su momento.
En la mayoría de ocasiones era White la que me daba o estaba dando todo lo que ella podía darme, como alimento y los gastos mensuales de la casa, por lo que me comprometía con ella y ella seguramente se sentía con el derecho sobre por ese tipo de situaciones.
Pero si lo estaba haciendo o recibiendo, era porque quería que ella resarciera de alguna manera el daño interior que me había provocado y sabía que me estaba aprovechando de la situación y seguramente había aprendido de la mejor maestra en la materia de la desaparecida Loba.
Lo cierto es que conforme eso seguía sucediendo la deuda que sin querer o pensarlo de esa forma se estaba acumulando con ella era enorme y la única forma en que ella lo desquitaba era con sexo y con sentirse dueña de mi vida ¡Nada más!
Era un precio alto que pagar y a veces pensaba que ¿Por qué lo permitía de esa forma? Si perfectamente podía vivir de lo que yo poseía y si me esforzaba en hacer algo más por mí seguramente lo podía hacer, pero por tener una mente frágil y despechada, estaba actuando de esa manera ¡Estúpida! Que lo único que estaba haciendo es que me volviera dependiente de ella, aunque no lo quería ver de esa forma.
Semanalmente me recargaba saldo a mi celular y a mi cuenta de banco y cuando mucho solo le marcaba para agradecerle y desearle los buenos días o buenas noches cuando me acordaba de hacerlo o incluso pasaba toda la semana sin hacerlo y trataba la manera de tratarla indiferentemente, para que ella sintiera culpa y me siguiera “Conquistando”
Pero fue la peor manera de venganza que solo a mí se me pudo haber ocurrido, sin pensar que todo eso ella lo llevaba apuntado en su mente y en algún momento o día se lo iba a cobrar con creces y no solo con sexo.
Mientras tanto mi pensamiento era, “Mejor recibir y no dar” de tanto que había dado en lo que apenas había vivido que ya me encontraba cansado de solo tener que dar todo lo mejor de mí y siempre recibir las miserias o las sobras de los demás.
Ahora sentía que era el momento de aprovecharme de la situación directamente con ella.
Incluso de lo mismo que ella me daba, de eso salía para salir con Dalia y una que otra vez ir a motel con Dalia, cosa que definitivamente White nunca se enteró y Dalia ¡Nunca supo que de White venia el dinero!
Estaba jugando con fuego y debía encontrarle una solución pacífica y satisfactoria para todos, al menos eso es lo que uno piensa cuando está en una situación así de complicada y lo único que se quiere es querer estar regularmente bien.
Ahora que estaba ahí cocinando lo que había llevado para comer, tuve que ir a la habitación y como realmente no es que no me atrajera tener sexo con ella, pero de alguna manera se había vuelto aburrido el hecho que ella en las últimas veces solo se acostaba y quería que yo hiciera todo el trabajo.
Ya no era aquello que ella me demostraba esa intensidad en la cama como al principio, ya era muy insípida conmigo y quiera verlo de la manera que lo viera, eso era hasta deprimente el hecho de solo llegar y tener sexo de misionero una y otra vez con ella y no pasar de ahí.
Si eso no era suficiente para matar la excitación, ya no me practicaba sexo oral, solo ella quería que se lo hiciera, seguramente nadie se lo hacía o ¡Nadie se lo hacía como yo! Eso era lo más probable.
Como estaba seguro que tenía que trabajar ese día en conseguir que ella llegara a uno o dos hasta incluso tres orgasmos, decidí medicarme una capsula de viagra para llegar a sentir cierta dureza en el pene y así ella sintiera que realmente estaba excitado.
Si mantenía ese medicamento conmigo no era porque no pudiera o ya no me funcionara, pero a mi edad que no llegaba ni a los 30 y aún faltaba mucho para que llegara a esa edad, no me era imposible excitarme y aguantar hasta dos horas cogiendo, pero estar con ella era otra cosa, ya hacía falta la excitación.
Coger con ella en ese tiempo era como coger con un melón, y todavía creo que un melón se mueve y se sentiría mejor que con ella.
En cambio con Dalia era completamente diferente, ella podía ser muy noble, pero en la cama y no es que porque quería usar esa palabra con ella, pero en la cama era toda una leona, que daban y muchas ganas de seguir cogiendo con ella en cada momento que la veía.
Pero mi situación con White era tan decadente que al parecer ya no había futuro entre nosotros y posiblemente era cuestión de tiempo para que la dejara por completo y desaparecer de donde ella me podía ubicar.
Ya que estaba en planes de vender esa vivienda que en algún momento de la vida ella me había ayudado a conseguir y que por ella había comprado esa casa en específico años anteriores.
Cuando termino de cocinar me llamo a la mesa, ya que nunca le gustaba comer en el sofá o en la habitación, era muy cuadrada en ese sentido, bueno al menos conmigo porque me daba cuenta con su hijo que no era así.
Lo que más me encantaba de ella es que fácilmente le ganaba a Dalia en cuanto a la cocina, de eso si no me quejaba en lo absoluto y que era muy aseada y siempre andaba viendo que estaba sucio o aunque no lo estuviera pero si estaba en uso aun así haya sido una hora luego lo introducía a la lavadora.
Posiblemente estaba haciendo que las cosas fueran un tanto diferentes en la supuesta relación que llevábamos de momento.
Ahora me quedaba ver que era lo que quería hacer después de la comida, y ya estaba listo por aquello de los sustos con ella.
Se veía muy callada y calmada comiendo de vez en cuando me miraba muy seductora según ella, pero la esquivaba no quería darle mucho por donde ella se sintiera con esa insistencia de querer estar conmigo mucho tiempo.
De ser posible quería que se fuera de inmediato, pero eso era más que obvio que no iba a suceder de esa manera.
Terminamos de comer y me fui a la habitación porque sabía que era lo que venía ahora, eso mientras ella antes de subir dejaba los platos limpios, al menos eso si lo hacía, no dejaba evidencia que alguien aparte de mi había estado ahí.
Subió a la habitación y como saco de arroz se dejó caer sobre mí sin un poco de amor o de excitación, ella iba a lo directo y sin juego previo ni nada.
En verdad no entendía eso de ella, me daba en que pensar el hecho que solo quisiera sexo sin antes querer un poco que las cosas fueran un poco más ardiente o excitante.
Para cuando me di cuenta ella ya no tenía su ropa puesta y con una frialdad y prácticamente más insípida que nunca me dijo.
-¡Hazme el amor! Ya no te he sentido desde hace semanas-
Sabía perfectamente que no era la forma en pedirme las cosas, es cierto que ya sabía que eso iba a suceder pero no era la forma de hacerlo.
¿Qué le costaba, besarme acariciarme? Ese tipo de cosas que hacen que uno de hombre se excite más y le den ganas de coger, muchas creen que solo nos gusta agarrar las piernas abrirlas y meter el pajarito ahí.
¡No eso no es solo así! Nosotros también necesitamos un poco de juego, cariño y excitación ahí abajo.
Considerando la situación lo mejor que podía hacer en ese momento era practicarle sexo oral y ¿Quizás? Así me daría un poco de deseo en cogérmela.
Pero no sin antes decirle:
-¿Por qué ya no eres como antes? Te acuerdas que me besabas y me ¡hacías lo mismo que a ti te gusta que te haga! Y ahora solo quieres que haga todo el trabajo-
-¡Si mi amor! Pero hoy vengo algo cansada y solo quería que me hicieras el amor-
-¡Bueno está bien! Pero a la próxima ojala que de verdad vengas con ganas porque así no me gusta ya te lo he dicho-
No podía hacer más nada al respecto, ella quería que la satisficiera y se sentía en su derecho de pedirlo de esa forma y pues de igual manera, sabía que después de eso ella se iría por lo que me puse a trabajar en el asunto y lograr que ella terminara.
Porque hasta en eso, había veces que cuando la hacía venirse con solo hacerle sexo oral se terminaba relajando y ya no quería que la penetrara y eso era todo.
Por lo que si lograba que terminara luego solo se iba a relajar, duchar y de seguro se iba de inmediato, aunque tendría que ir a dejarla.
Estuve debajo de ella, haciendo que gimiera ¡al menos, eso sí lo sentía bien ella! Me tomo de la cabeza y como que si quería introducir mi cabeza adentro de ella, estaba ejerciendo una fuerza que por lo regular no lo hacía de esa forma, pero en esta ocasión estaba muy exagerada al punto no dejarme respirar.
Por lo que de golpe le solté las manos para que me dejara respirar y ella solo me dijo: ¡No pares ya casi término!
¡Como para que no! Me dije en mi mente, si me estaba asfixiando ahí con su culo.
Por lo que continúe y solo la tome de la cintura y le comencé a introducir la lengua un poco más duro y hacerle movimientos un tanto satisfactorios hasta que no soporto más y logro llegar al orgasmo.
¡Por fin había llegado a su orgasmo! Ahora ya podía descansar un poco, por lo que al momento que se relajó y estiro las piernas y me libre de sus piernas y manos, me levante directo a l servicio sanitario a lavarme la cara y tomar un poco de aire.
Ella se había quedado ahí tirada en la cama completamente satisfecha y sin ver por donde ella quisiera que la penetrara.
Hasta cierto punto me había tomado el medicamente por gusto y al parecer no iba a cogérmela ese día.
¿Pero me puse a pensar un poco? ¿Por qué no? Si de todas formas ya estaba ahí aunque sea un orgasmo tengo con ella y con el medicamento por dentro pues algo tenía que desquitar.
Salí del baño más relajado y con más aire y me fui recostar a su lado, esperando que ella me digiera algo al respecto, pero estaba más cansada y molida.
Entonces le dije solo por probarla porque sabía de antemano que eso no iba a ser de esa forma.
-¿Ahora me toca a mí o no? ¡Súbete a mi piernas!-
-¡No! Termina encima de mí-
Como ya ella había terminado, y se sentía satisfecha, ya no quería más y menos pensaba en mí al respecto.
¡Sin mas no me espere! Y como no quedaba de otra pues la tome en la del misionero como siempre, solo que tratando de hacer que sus piernas me quedarán en los hombros para hacer la famosa pose “Armas a los hombros” tan siquiera eso que modificara un poco.
Sin pedirle que hiciera algo, le deje ir todo el pene hasta el fondo con fuerza y bruscamente.
Ella abrió los ojos y me dijo:
-¡Así no! Me duele-
Yo lo había hecho por molestarla, porque sabía que luego reaccionaria al empujón que le había dejado ir sin respeto.
Me controle un poco, porque me sentía mas que molesto, “Frustrado” me concentre en lo mío y más que corriendo logre llegar al orgasmo.
Hasta el momento era el orgasmo más frio e insípido que había tenido con ella, y cada día iba peor.
Al terminar me baje de ella y como casi siempre lo hacía me fui a duchar para limpiarme, más que todo era para quitarme el recuerdo de haber estado con ella.
Hasta ahí comenzaba a pensar nuevamente ¿Qué tan bueno era en verdad solo recibir y no dar nada?
Pero yo le estaba dando más de lo que en verdad ella me estaba dando, porque estaba arriesgando mi relación con Dalia por unos cuantos pesos y acostadas con ella.
Ella también se levantó se ducho conmigo y se cambió lo más rápido que pudo para decirme que se iría porque tenía que llegar por su hijo.
No hice ni un solo comentario respecto que si quería que la fuera a dejar y ella me dijo que tomaría un taxi afuera de la garita.
No la detuve y deje que se fuera sin quedar de momento en nada fijo con ella.
Para mi suerte se había ido a tiempo ya que al ver el celular Dalia estaba a menos de una hora en llegar a casa conmigo y entonces ahí sí habría buen sexo.
Pero debía de arreglar todo par que ella no se diera cuenta que White había estado en casa.
Tuve que guardar toda evidencia en la cocina y habitación y así dejar todo limpio mientras ella llegaba, pero de ser tan detallista y con las prisas no me termine percatando que White muy apropósito había dejado su blúmer debajo de la cama y fue un error garrafal de mi parte no fijarme en eso a tiempo.