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Las Sombras de los Recuerdos Pricionero de la Oscuridad

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Tras una relación Fallida y un amor no olvidado, Júpiter desea que su relación con Blanca, Ex Amiga de su Madre, Logre funcionar. Júpiter no sabe si desea realmente comenzar de nuevo la relación y volver a intentarlo, pero sin duda alguna el deseo y el amor es lo que mandara al final.

Esta es la secuela de historia de amor y traición entre Júpiter y White, dos seres que intentan amarse a su manera, dejando las puertas abiertas a la traición y al amor, pero el drama y la desesperación estarán siempre presentes a lado de esta pareja, que no tuvo un buen comienzo y que siempre han luchado en contra de la corriente.

¿Sera suficiente el amor de Júpiter?

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El Regreso a las Sombras
Capítulo 1     Con White nos habíamos dado un tiempo de receso ninguno se llamaba ni buscaba más, al menos por alrededor de 3 meses, era cierto que ella se había cargado la relación y sinceramente me sentí bien estando solo, no pensaba tanto en ella como lo había hecho con la Loba, seguramente White no era el amor de mi vida como se lo hacía ver, solo había llegado a tomar una posición en mi corazón la cual después de haber sufrido traiciones y decepciones, ella había comenzado todo perfectamente, demostrándome lo contrario y con un hijo, creía que ella seria completamente diferente a lo que la Loba había sido y a lo que mi Madre decía que era White.   De cierta forma me sentía solo en muchas ocasiones, no lo pensaba de esa manera pero de alguna manera me había acostumbrado a estar con ella, había algo que sinceramente no me lo podía explicar, en el caso de ¿Por qué me sentía tan cómodo estando con ella? A pesar de haber sufrido la primera traición muy descaradamente. Sentía que había algo en ella que me llamaba la atención y me hacía sentí mucho mejor, al menos no me hacía sentir solo y sin ningún futuro en el amor. En muchas ocasiones me hacía sentir que de una u de otra forma iba a morir solo y estaba bien, porque no había alcanzado en mi vida lo que quería y era el amor de una mujer que nunca fue mía hablando de la Loba. Si al principio podría decir que ya era una relación de pasatiempo que estaba teniendo con White y como siempre de alguna manera por querer demostrarle a mi Madre que se equivocaba con White estaba pensando seriamente en darle una segunda oportunidad y perdonarla por lo que había hecho. Lo que no sabía que al tomar esa decisión estaba cavando mi propio futuro y lo estaba haciendo una bola de papel y tirando mi vida al abandono y a la perdición y si antes no había sufrido lo suficiente en cuanto a traiciones y decepciones me adentraría en el mundo más oscuro y peligroso que las relaciones toxicas y asfixiante suelen provocar. Aun así me estaba tomando el tiempo para tomar la decisión que nunca debí haber tomado, me tome el tiempo para elegir el camino que nunca debí haber tomado, simplemente creo que me estaba preparando y dándome mi propio funeral. Las relaciones suelen ser toxicas, pero siempre hay amor y entendimiento, pero estaba llegando a un punto de necesitar esa toxicidad que me daba White en algún momento.   Antes y mucho antes de llegar a buscarla para conversar con ella, estuve buscando alternativas, en querer encontrar a la persona que de alguna manera me hiciera cambiar de opinión y de alguna manera lo estaba consiguiendo, esta chica se llamaba Dalia. Era una chica muy agradable en todo los sentidos, quería ir muy despacio con ella y ver que tanto progreso podría tener con ella en al menos un par de meses y dependiendo de la situación pues intentaría seguir adelante con ella y así ¿Quizás? Encontrar una salida a mi soledad que noche tras noche me estaba consumiendo.   Al final de todo creo que la misma soledad con la que estaba lidiando era producto del deseo de haber querido encontrar a una persona ideal en  mi vida y al mismo tiempo de no querer mayores responsabilidades en la vida con nadie, necesitaba algo así como una mujer autodependiente que no siempre estuviera dependiendo de mí, pero a la vez sabía que eso era completamente malo para mi autoestima, pues si lo veía de esa manera White era la única persona por el momento que no sería tan dependiente de mí, pues ella, tenía dinero. El Exmarido le daba dinero, y aun así tenía algunos negocios familiares que le daban dinero, entonces al final de cuentas, todo giraba en torno de querer estar con alguien que no dependiera de mí económicamente.  Lamentablemente eso era lo que estaba buscando, porque me sentía harto que cada mujer inferior a mi edad, lo primero que miraba era el auto, mi forma de vestir o de comer o donde vivía, eso era todo en lo que se fijaban y realmente eso era lo que más me molestaba de las mujeres inferiores a mi edad o que fueran años menores a mí.   Con Dalia no era tanto de esa manera, era una mujer algo mayor, me llevaba 6 años eso ya era una diferencia bastante considerable y también tenía dos bebes, al final creo que eso era lo que me termino atando a donde termine, porque el hecho que ya tuvieran hijos para mí era mejor, porque eso me daba una razón en el corazón de no esforzarme por intentar tener familia, ¿La razón? El trauma de haber perdido el embarazo de White de los gemelos. Sinceramente eso me había dejado con cierto miedo y trauma de no querer intentar de nuevo a querer tener familia y por lo tanto el hecho que ya tuvieran hijos era un punto de vista importante para mi pues sabría qué ya, ¡estaban realizadas como madres! no existirían en esa cierta inclinación a querer procrear familia y no sería un desgaste.   Dalia era una mujer muy comprensiva, cariñosa y atenta; aunque no quería compararla con White, por la forma en que habia comenzado la relación, se me venía por momentos ese pensamiento ingrato que compartían ciertas características hogareñas al principio, pero era fatal esa comparación.   De alguna manera no podía apartar de mi pensamientos que White podría buscarme en cualquier momento nuevamente, pues ella a pesar de que “Supuestamente le había perdonado la traición” aún me sentía muy dolido al respecto y no era así de fácil superarlo.   Tenía mucho  que descubrir aun en mi vida, sentía que tenía seguir descubriendo mi mundo antes de verdaderamente enredarme por completo con una mujer, pues debido a los acontecimientos anteriores entre la Loba y White, sinceramente el amor y el destino me había dejado mucho en que pensar y mucho que desear al respecto.   No podía decir que estaba pasando por una crisis existencial al respecto, pero si tenía ese presentimiento que mi vida de una manera u otra estaba siendo manipulada por los impulsos que con facilidad salían de mi interior, dejándome al desnudo ante esas mujeres que solo habían aprovechado la ocasión para destruir mi buena fe hacia las mujeres. La confianza en mí ya no era un tema el cual podía regresar de la noche a la mañana, esa parte que me había caracterizado se había perdido en más del 50 por ciento de mi carácter. Ahora más bien era una persona que desconfiaba de lo que veía o escuchaba, estaba prestando más atención a los entornos a los cuales me podía manejar y de alguna manera afrontarlos de mejor manera y no dejar llevarme a la primera de las circunstancias que se podrían considerar “Estables emocionalmente”   Estaba guardando cierta distancia con Dalia, al no llamarla demasiado, recordarme de ella solo cuando en verdad no lo había hecho por un buen rato durante el día. Trataba de distraerme con la televisión y con el trabajo, y si por casualidad no tenía más entretenimiento disponible, ¡Entonces! Era cuando me decidía a llamarle o enviarle mensajes algo bonitos. Por lo mismo consideraba que ella adoptaba ese mismo destino conmigo, me enviaba mensajes todas las mañanas después de levantarse, animándome a recibir el día con entusiasmo y lo mismo lo hacía por las noches.   No quería perjudicar su estilo de vida y menos adoptar una figura en su hogar, no quería comprometerme con ella más allá de donde debía, pues si lo hacía o llegaba a hacer de esa manera, me sentiría culpable después al no poder corresponderle como ¿Quizás? Ella lo haría conmigo al tenerme en su hogar.   Mientras llegaba a una resolución con respecto a la posible relación que pudiera entablar con ella, o mantener cierto acercamiento, tenía que velar por el bienestar de mi vida, eso en cuanto a emprender un negocio o algo que me diera alguna motivo para mantenerme vivo y despejado. Algo de lo que había sido fanático toda la vida, era de la ¡Lucha Libre! Era el entretenimiento deportivo que más me apasionaba desde pequeño, y al tener conocidos que se dedicaban a ese deporte, decidí incursionar en ese mundo, para ir despejando mi mente y mantenerme más ocupado al respecto. Comencé mis entrenamientos básicos en la Lucha Libre, y todo estaba comenzando ¡Genial para mí! Las llaves de Lucha y las posiciones a adoptar en el ring de pelea, estaba haciendo que mi pensamiento se mantuviera más alejado del amor y del oscuro destino que seguramente el destino estaba planificando para mí. No es que lo pensara de esa manera, pero lamentablemente estaba muy inclinado en la vida a sufrir en temas relacionados al amor.   La primera semana de mi entrenamiento fue lo más duro que nunca había experimentado y de vez en cuando Dalia me llamaba para siquiera saber de mí, pues ni siquiera le había comentado que estaba entrenando para convertirme en luchador. Al principio que lo supo, quedo asustada al respecto, pero conforme le fui explicando la situación, se fue tranquilizando y ella estuvo muy al pendiente para cuando me tocara debutar en algún show.   -¡Júpiter! ¡Le falta levantar pesas de 50 kilos para que haga un poco de brazo! El entrenador estaba algo intenso conmigo en esos días anteriores a mi debut como luchador. -¡Como usted diga entrenador! Ya me pongo en esas. ¿Qué más podía hacer? Más que obedecerle, si él era el que me estaba entrenado y sabia porque era que me lo pedía, no es que fuera tan delgado y débil como para no soportar ese peso, pero no tenía la costumbre de hacerlo. Por aquellos tiempos, mi peso era casi de 90 kilos y poseía una espalda ancha que me permitía participar por la categoría de peso completo a pesado, era poca la diferencia entre uno y otro peso.   Había un debate en cuanto al nombre que debía utilizar en el ring, casi nadie estaba de acuerdo con los nombres que estaba vacantes y la personalidad con la que querían que me diera a conocer. Algunos decían, que mi nombre debía ser “El Búfalo” otros “Rayo” pero había un nombre que estaba vacante y era el del amigo de mi Padre que era luchador profesional y se había retirado, su nombre en el ring era “Skeeletor” Aún conservaba el traje que para ese entonces a mí me quedaba un poco justo a la medida, ¿Quizás? un poco más flojito, pero era poca la diferencia. Así que al final de cuentas, el nombre con el que debutaría en el ring sería el de “Skeeletor”   Cinco días antes de debutar en el ring…..   -¡Hola amor! ¿Cómo te ha ido? ¡Te has olvidado de mí de una vez! ya no te he podido ver estos últimos días. -¡De verdad lo siento! es que la verdad es que si me he mantenido algo ocupado todos estos días, pero pido perdón, porque ha sido mi culpa no hacer espacio.   De alguna manera y de muchas otras, Dalia tenía razón, porque por mi pensamiento de querer estar lo más retirado posible de ella, estaba provocando que también ella se sintiera sola y amarrada a mi pensamiento, no era justo de alguna manera que estuviera actuando de esa manera con ella.   -¿Cuándo vendrás a verme? O ¿Sera que puedo ir a visitarte en estos días? ¡En verdad me haces falta! Cuando dejó caer sus preguntas y su comentario, realmente me hizo sentir mal al respecto, yo no era de esas personas que le gustara hacer esperar o extrañar a los demás, por lo que se me ocurrió de inmediato fue responderle de otra manera en la cual ella sintiera satisfacción al verme luchar. -¿Te gustaría verme luchar en mi debut? En menos de 5 días ¡debutare en el ring! -¡Es enserio amor! ¡Hay no me da nervios solo de pensarlo! -¡Pero si no pasara nada malo! ¡Te lo prometo! Solo me gustaría que alguien a quien quiero tanto, estuviera presente en mi debut, nunca se sabe si será la última vez. Se quedó pensando por alrededor de unos 45 segundos pensando que respuesta darme, Pero al fin contesto: -¡Bueno! Solo dime donde es y llegare, ¿Puedo llevar a mis hijos? ¿Sera que los dejan entrar? -¡Si pueden ingresar! Pero por seguridad te darán un lugar más alejado, pero de igual manera podrás verme. Al menos ya tendría público para mío debut en el ring dentro de menos de 5 días, se sentía bien hablar con ella, aunque no fuera de cosas de amor, o de “Te amo” y ese tipo de cosas, de alguna manera estaba habiendo algún tipo de separación por el tema del amor que era realmente muy complicado. Lo complicado para mí, no fue el aprender a luchar o debutar en el ring, lo complicado realmente iba hacer cuando tuviese que decidir a ¿Quién? Escoger al final de cuentas.   Primero, porque White estaba ahí a metros de mi vida nada más esperando una llamada o un mensaje y aunque me moría de ganas de hacerlo, porque desgraciadamente había algo que me estaba obligando a que siguiera sintiendo esa atracción fatal hacia ella. Segundo, sentía que con Dalia no iba sentirme completo en cuanto al amor o el hogar debido a sus múltiples ocupaciones. Lo que no sabía y muy tarde lo averiguaría, es que la decisión más difícil iba ser “Libre” Pero aun no sabía nada de eso, por el momento lo único libre que estaba delante de mí era la “Lucha Libre”     -¡Buenas tardes! ¿Quién habla? El teléfono había sonado en más de una ocasión y no había podido atender de inmediato debido a que había estado entrenando y justo cuando termine de entrenar el teléfono volvió a sonar y fue cuando conteste, pero como se escuchaba un silencio había hecho la pregunta anterior. -¿Cómo has estado papito? ¡Esa voz! Sin dura era la de White, después de haberse comunicado por algunos meses atrás y sin que hubiese dado mi brazo a torcer en cuanto a llamarla o enviarle mensajes, ella se había decidió a hacerlo. Fueron 5 segundos para moverme hasta lo que no había dentro de mí, ¡No entendía! ¿Por qué? Ella era capaz de hacerme esto, realmente no lo comprendía. -¿Por qué no hablas? ¿Estas ocupado con alguien más? O es que ya te olvidaste de mí. -¡Por supuesto que no! Lo que sucede es que me tomaste por sorpresa y estaba entrenando. ¡Oh no! Nunca debí haber mencionado que estaba entrenando, de seguro ella me iba a sacar la información y como buen hombre le iba a dar toda la información. No es que fuera un buen hombre, pero me costaba y mucho esconder lo que hacía o donde estaba. -¿Entrenando? ¿Para qué? ¿Con alguna mujer? Aparte que quería saber a cabalidad donde estaba, de entrada comenzó con sus celos, esos mismo celos enfermizos con los que me había perjudicado en mi negocio, que por culpa de ella había quebrado mi negocio. -¡No para nada! Solo antes de seguir con la conversación ¿Exactamente para que llamaste? ¿Para saber de mi o celarme? Porque si es para celarme creo que no tengo que recordarte ciertas cosas del pasado. Quise ser enfático en ese momento con ella, haciéndole o dejándole en claro que lo de los celos definitivamente no se iba bien conmigo, y de hecho pude haberle dicho que si estaba con alguien más, pero no quería problemas para nadie, especialmente no para Dalia. -¡Disculpa! Es que me he sentido muy sola desde que me dejaste y la verdad es que muero por estar contigo. -¡Pero eso lo decidimos los dos! Y no me hagas decir ¿Cuál fue el motivo? -¡Pero de verdad! ¿Me perdonaste? ¡Porque siento que no lo has hecho del todo! Ella estaba segura que no la había perdonado del todo y es más ni siquiera la había perdonado de corazón, solo había dicho que la había perdonado, por la razón que no quería seguirla viendo esperándome cada día a la salida de mi casa, misma casa en la que ella me había traicionado. -No es que no te haya perdonado de verdad, solo que aún es difícil no pensar en eso. Ella tenía que entender por alguna razón que no me sentía preparado para salir con ella, al menos no todavía.   -¿Pero aun no me has contestado? ¿Qué estas entrenando? A pesar que se había evadido esa pregunta ella no iba a dejar cabos sueltos y estaba intentando sacarme la información para saber que podía provechar de esa conversación. -Pues estoy entrenado Lucha Libre, pero eso no te llama la atención a ti. Estaba anhelando que al pronunciarle Lucha Libre desistiera de cualquier idea que se le pudiera venir a la mente, porque realmente a ella no le agradaba todo lo que tenía que ver con deportes, no de balde habíamos vivido un poco más del año y medio.   -¡Me gustaría ir a verte entrenar! ¿Dónde queda para llegar? -No creo que puedas por lo regular es de noche y ya ves que tu no manejas. Ese era otro punto débil en ella, pero siguió intentando querer quedar en algo fijo conmigo. -¿Quiero verte aunque sea una vez esta semana? ¿Podrás? Como realmente lo que quería era que colgara la llamada y no me pude resistir más y tuve que quedar en algo fijo con ella. -¡Te veré en 5 días en mi casa! En 5 días estaría casi que molido por haber luchado un día anterior, por lo que si llegaba ese día que iba a ser seguro que lo haría, pues me encontraría no de la mejor manera posible, físicamente hablando y pues no obtendría lo que seguramente ella quería conmigo. Ya que en cada vez que ella quería verme era solo para encuentros sexuales, aunque estaba seguro que la vida entre nosotros era solo de esa manera me gustaba ser un perfecto Idiota y aceptarla siempre que a ella se le venía en gana estar conmigo. No tenía el “Don” de decirle que no, y por no ser firme en mis decisiones es que algún día seria prisionero de mi propia oscuridad, viviendo y alimentándome de las sombras de los viejos recuerdos, que permanecían en mi interior devorando mis pensamientos y mi ¡Libertad!.  

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