Capitulo 3

3299 Words
Morena. Sé que hay momentos en la vida en donde todo te va mal, en donde parece que un mundo se desmorona delante de tus ojos y no puedes hacer nada, pero luego se calman las cosas y lo vez como un chiste, bueno, eso no me sucede para nada, eso no me pasa ni de casualidad. El alquiler aumentó haciendo que los papás de Lucia no puedan pagarlo y este es el último mes en que compartimos, si pudiera pagarle lo haría pero mis papás me mandan la plata y si saben que le p**o no me van a dar mas nada, en el súper me están exigiendo mas horas que no tengo de donde sacar, tengo unos finales atrasados que tengo que sacar si o si o pierdo la carrera, mas los parciales que tengo que aprobar para seguir estudiando, la verdad que la única persona que sabe que la medicina no me gusta para nada es mi hermana, el resto cree que me apasiona pero no es así, solo lo hago por una promesa que le hice a mi abuela antes de morir nada mas, y porque mi papá nos eligió las carreras a todos, él ni siquiera nos dejó opinar en nada, mis hermanos hicieron lo que él los obligo y yo estoy intentando, aunque mi hermano mayo debería ser el medico, supongo yo, porque según dicen los hermanos menores somos los mas vagos, o mas o menos eso es lo que me da animo para decirme que no me gusta estudiar. —Morena. —miro a Shor que esta pasando por mi caja. —Aaaaa... No te vi. —Me di cuenta. —paso sus cosas y me tiende la plata—. ¿A qué hora sales?. —¿Para?. —cuento el vuelto dudando de que me pregunte eso. —Quiero que quedemos a comer. —No puedo. —le doy el vuelto con el ticket—. Tengo escuela después. —¿Y cuándo nos podemos juntar?. —¿El sábado te parece?. —Dale... ¿A la noche?. —Al mediodía mejor... Me gusta dormirme temprano. —Esta bien... Te mando mensajes, pero mas vale que los contestes maldita. —Si tranquila... Solo en uno te dejé colgada y todavía jodes con eso. —tome la decisión de no andar con celular ya que me distraía de los estudios—. Que tengas lindo día. —Soy tu cuñada no una cualquiera... Saluda bien mujer. —Sigues siendo una clienta Shor. —rueda los ojos por el chiste que siempre le hago y al fin se va. —¿Me dices cuánto está esto?. —por Dios que no sean de esos que piensan que yo pongo los precios en el super, son insoportables. —210. —lo miro que abre gigante los ojos y me mira como que soy un bicho de otro planeta, si... Es uno de esos—. ¿Lo lleva?. —¿Tan caro? ¿Cómo puede ser que este tan caro?. —me quedo callada y él espera a que le responda—. Llama a tu superior esto es el colmo. —aprieto el botón de emergencia. —Ya van a venir. —le pido disculpas a los de la fila que lamentablemente esperan o van a otras cajas. —Encima me dices el precio como si nada... No se te cae la cara. —No tendría porque caerse si esto no es mío. —si que tengo paciencia pero estos momentos así no la tengo, me dan ganas de mandarlos a freír churros—. Solo cobro lo que usted compra nada mas. —Todas dicen lo mismo. —¿Y qué vamos a decir? ¡Ay perdón! ¿se lo rebajo?. —No te pases de viva. —me apunta descaradamente y yo ruedo los ojos, después soy la desubicada cuando hacen esas cosas—. Pendeja mal educada. —¿Yo mal educada? ¿Quién me esta insultando?. —¿Qué pasa More?. —El señor... —Pasa que esta pendeja no tiene respeto en nada eso pasa. —las dos lo miramos como que no lo creemos porque son groseros pero después nos acusan a nosotras de lo que ellos dicen y hacen—. Haciéndose la viva con los precios. —¿Cómo haciéndose la viva? ¿Acaso le cobró mas de lo que sale en la pantalla?. —No... Mira cuanto sale esto, es una locura. —la miro ya cansada y me hace seña de que no diga nada. —¿Desea levantar una queja de los precios?. —¿Para qué? Para que sigan cobrando lo que quieran. —Si... Mañana cuando vengamos vamos a subir todo de nuevo ¿le parece?. —muerdo mis labios para no reír—. Y lo vamos a tratar de viejo sinvergüenza mal educado... ¿Eso también le gusta?. —No me faltes el respeto. —¿Y usted se lo puede faltar a la señorita? ¿Quién se cree que es?. —levanta la mano y los de seguridad vienen corriendo—. Que él hombre se retire y tiene prohibida la entrada. —abre gigante los ojos por eso—. No es el primer escandalo e insultos que hace... Que se vaya. —Si. —sale furioso y yo me doy cuenta que me tiembla el cuerpo, odio las discusiones y mas si no estoy participando, me ponen mas nerviosa. —Dame esa porquería. —le doy lo que iba a llevar, es una porción de queso grandísima y decía que estaba caro, pretendía que se lo regale parece—. Seguí normal. —Si... Gracias. —Todo bien nena. —pasa la chica que estaba detrás mirando todo. —Hola. ¿Tarjeta o Efectivo?. —Efectivo. —paso sus cosas intentando poner buena cara—. Que viejo de mierda. —le sonrío sin decir nada—. ¿No te dieron ganas de mandarlo a la mierda?. —Si lo hacia quedaba sin trabajo pero de que me muerdo me muerdo. Todos los que estaban en la fila y escucharon me dicen lo mismo, al menos en esto alguien está de mi lado, me apoya y no me dice que es mi culpa, al menos me hacen sentir bien. Cuando salgo voy a la escuela, hoy no lo veo y no lo vi en el súper y eso se me hace raro, siempre lo veo comprando y hoy no apareció, lo estuve esperando pero no llegó, aunque no sé que espero, ni siquiera es como me saluda, hay días en que ni hola me dice y con saber que es mi profesor peor es todo. Pasan las clases que me tocan que son dos materias de dos horas cada una y salgo con terrible dolor de espalda ya que los asientos son una maquina de tortura para los estudiantes, paso a comprar una pizza y me voy a mi departamento a seguir sentada estudiando, porque de dormir nada, eso quedó en el pasado y va a quedar en el pasado, cuando me reciba y trabaje se terminó todo, las horas extras y las guardias los primero años son una locura pero hay que hacerlas para ganar un poco de categoría y ahí si me pueden acomodar los horarios un poco mejor, cuando entro escucho ruidos en la habitación de Lucia, niego con asco mientras busco un vaso y servilleta para comer en mi habitación, cuando me giro hay un chico medio desnudo mirándome. —¿Te ayudo en algo?. —miro hacia atrás de el a ver si Lucia sale de una vez. —¿Te gustaría sumarte?. —¿A qué?. —Estas buena. —me recorre con la mirada de arriba abajo, ya lo han hecho pero esta vez me da mucho asco—. Mas buena que la puta esa. —Permiso. —Vamos. —pone su mano en mi vientre y eso me desespera. —AAAAAA... NO ME TOQUES. —saca la mano de inmediato. —¿Qué pasa acá?. —al fin aparece Lucia en bata. —¿Acaso no le dejas en claro a estos cuando vienen que no vives sola y que conmigo no van a estar?. —abre grande los ojos ya que estoy enojada y nunca me enojo, menos con ella—. Intenta de que cuando terminen que se vayan y que no anden por la casa como si fuera de ellos o tuya... Compartimos Lucia no te olvides. —¿Te hizo algo?. —lo dice enojada pero ya no me como ese cuento. —No le hice nada. —el pibe que ni idea quien es y menos ella, de eso estoy segura, abre los brazos riendo—. Le propuse hacer un trio y empezó a gritar. —Me voy a mi habitación. —veo que Luci entra a su habitación y sale con la ropa del pibe. —Vete. —el pibe riendo se va azotando la puerta—. More perdón. —¿Acaso no te da miedo traerlos acá? Todos saben que vivimos solas Lucia, ¿No piensas acaso?. —Perdón. —ruedo los ojos por eso. —No pasa nada... Hasta mañana. —Hasta mañana. —trabo la puerta como hago siempre, me aterra que alguno de esos vuelvan y mas cuando alguno me propone algo, mas traumada me quedo, miro mi celular ahí esta el mensaje de Shor. Shor—. El sábado en el restauran que me gusta a las doce en punto, no me falles o voy a buscarte. —lo leo en voz alta pensando en lo que dice. —¿Qué se yo que restauran te gusta?. ***** Sergio. No pude ir al súper y por ende no la he podido ver, ando trepando las paredes por eso, es muy enfermo, no puede ser que verla sea algo que me calme los nervios porque hay días en los que me siento un enfermo s****l, una especie de psicópata que la anda rondando sin siquiera hablarle, porque al menos mirarla me calma un poco, aunque me altera el saber que la tengo cerca de mi pero no puedo tocarla ni hacerla mía, menos ahora que sé que es una estudiante, una estudiante mucho menor y que pueden llegar a pensar que esta ahí por favores sexuales, lo que menos me gustaría hacer es que la cataloguen de esa forma, y ya pienso mierdas estúpidas como que si ella se fuera a acostar conmigo. Llegó una emergencia justo cuando estaba saliendo a comprar, una mujer embarazada y su hija de nueve años fueron embestidas por un auto, fue duro pero logramos salvarlas a las tres, a la madre tuvimos que hacerle una cesárea de urgencia o la bebé moría. —Ser. —miro a Rodrigo que no para de sonreír. —No voy a salir. —me friego la cara porque no se como hace para aguantar, parece nunca estar cansado, solo espero que no tome mierdas o va a perder la licencia—. Quiero ir a mi casa a dormir nada mas. —Amargado... Todo porque no la viste. —no digo nada, sigo guardando mis cosas en la mochila así me voy de una vez por todas, quiero mi cama con urgencia—. ¿Qué vas hacer ahora que sabes que es tu alumna?. —Nada ¿qué voy hacer? No lo hice antes menos ahora... Ya te dije que es una nena. —Si no te molesta la encaro yo, no me molesta que sea mas joven. —lo fusilo con la mirada y levanta las manos negando—. Nada... No dije nada, vamos hacer de cuenta que no dije nada. —Me voy. —llego a la puerta y vuelve hablar. —El fin de semana te toca guardia con ella. —aprieto los ojos donde no lo recordaba para nada—. Yo creo que antes de venir a hacer la guardia me descargaría o no podría tenerla al lado mío deseándola con todas mis fuerzas sin hacer nada. —le saco mi dedo medio y me voy, sé que dice que esas cosas para provocarme tal como lo logra, cuando llego a mi departamento suena mi celular, dice Meli pero ya me puedo imaginar quién es porque me acosa prácticamente. —Yankiray. —cierro con llave yendo a la cocina por algo de tomar. —Tío no sabes... El abuelo me regaló mi primer caballo y estoy feliz. —¿De verdad? Que alegría princesa te felicito. —Ssiiiii. —chilla dándome risa de la emoción que tiene—. Aukan me va a enseñar a montar solita ya que mi papá no me deja. —habla en susurro donde alguien mas debe estar con ella y no quiere que escuchen—. No digas nada o mi papi se enoja. —Yan. —me tiro en el sillón sacándome las zapatillas—. Dile a tu papi que te enseñé él ¿si? Te puedes caer y eso es peligroso. —Pero es buenito. —¿Acaso yo te miento?. —No, nunca. —Bueno, entonces hazme caso ¿si? Dile a tu papá que quieres que te enseñe a montar solita y que quieres que él este ahí así aprendes bien y después nadie tiene miedo de que lo hagas solita. —¿Y si dice que no? Hace unos meses le dije y se enojo diciendo que no, que no me iba a dejar montar solita nunca. —Dile a alguno de los tíos. —dudo mucho que le quieran enseñar pero debe demostrar interés mas que nada—. O al abuelo, él te puede enseñar mejor que todos. —Abuelo tampoco quiere, le dije y me dijo que ni loco me dejaba montar solita, no sé para que me regala un caballo si no quiere que lo monte. —Yo cuando vaya te enseño... ¿Puedes esperar? Mientras tanto lo cuidas bien. —Siiii... ¿Cuándo vienes?. —Falta poquito... ¿Yo te aviso dale? Pero dale unos buenos baños, alimentalo bien así está bien fuerte porque si es joven a mi no creo que me soporte mucho. —Si. —cierro los ojos disfrutando como mi espalda se relaja—. ¿Tío?. —¿Qué pasa princesa?. —Mamá esta embarazada otra vez. —Por Dios santo. —niego ya que esa mujer no a descansado de tener hijos—. ¿Cuántos hijos van a tener?. —Tío. —queda en silencio un rato poniéndome nervioso. —Yan amor, ¿estas ahí?. —Mamá estaba llorando. —¿Por qué? ¿Estabas ahí cuando lloraba?. —Escuché que le decía a papá que no quería mas bebés. —no sé que decir con eso, Meli ya me lo dijo hace tiempo pero aun así se ha embarazado dos veces mas—. ¿Tío?. —Te escucho nena. —¿Qué va hacer mi mamá?. —¿Con qué amor? ¿De que tienes miedo?. —Ella no lo quiere a mi hermanito. —Si lo quiere princesa... Seguro que estaba cansada nada mas por eso dijo eso, cuidar de los bebés no es fácil y tu mami debe estar cansada por eso ha estado llorando. —voy de nuevo a la cocina a ver que tengo para comer—. ¿Esta por ahí? ¿Me la pasas?. —No le digas que yo te conté por favor. —Tranquila, de mi boca no sale nada no te preocupes. —la escucho correr y decir que quiero hablar. —Hola Ser. —¿Cómo estas preciosa?. —¿Te contó?. —Si, pero no le digas. —se rie por eso—. Me dijo que te vio llorando y decirle a Dani que no lo querías tener y que tiene miedo porque no lo quieres al bebé donde llorabas. —queda en silencio—. ¿Meli?. —Lo voy a tener pero no quiere decir que este feliz... Es muy seguido con Pikue. —me apoyo en la mesada escuchándola llorar, me gustaría estar ahí para darle un abrazo—. Estoy agotada y él eso no lo entiende, esta feliz de que me embarazó otra vez porque le infla el ego. —¿Por qué no te operas Meli? Él no se va a cuidar y lo sabes... Las pastillas no te funcionaron, ya estas grande para mas bebés. —¿Me estas diciendo vieja?. —Sabes que no... Pero el cuerpo no es igual que con Aukan. —miles de veces hemos tenido estas charlas—. Aflójale, por tu salud Meli. —Ya firmamos los papeles para operarme cuando este nazca. —Me parece perfecto. Seguimos hablando hasta tarde, tuve que pedir comida con el teléfono de la casa donde no puedo cortar o seria una falta de respeto terrible y los pondría mal, al final hablo con todos mis sobrinos, me cuentan de la escuela que recién comienza y que no les gusta a ninguno pero que Dani les pega una mirada y calladitos van, mientras como disfruto de las locuras de ellos, me rio a no dar mas y hasta doy unos consejos de tio que espero que funcionen. ......, .......... Me levanto ansioso por ir al súper, es mi día libre y puedo ir tranquilo a verla, hasta puedo ir varias veces haciéndome el que me olvidé algo, ya lo he hecho y puedo mirarla mas tiempo, aunque me mira raro de verme ahí muchas veces pero ya no me importa. —Hola. —me sonríe y me siento perdido—. Tarjet... —comienza a reír y no entiendo porque lo hace pero igual sonrío—. ¿Efectivo no? Siempre dices los mismo. —Y también respondes lo mismo. —le sonrío y queda mirando mi boca, mierda no me la pone fácil tampoco—. No me gustan las tarjetas. —Ya somos dos. —pasa las cosas con calma donde no hay muchas personas. —¿Sabias que compartimos guardia el sábado?. —¿Mañana?. —dice sorprendida. —Si, mañana... ¿No sabias?. —No... No tenia idea. —Lo pegué en la cartelera. —juro que intento que mis ojos solo estén en sus ojos y no en sus pechos abultados, no los muestra pero la remera en tensión me lo hacen saber—. Fue a sorteo y quedamos los dos. —No miré nada. —me rio de las caras de cansancio que pone y ella también—. ¿A qué hora?. —A partir de la diez de la noche. —Bien... Voy a dormir todo el día para estar fresca. —Yo igual... Dos días de guardia pasan factura después. —¿Dos días?. —dice gimiendo y mas risa me da, llego a reir a carcajadas—. ¿Dan la comida o la llevamos?. —No te preocupes por eso... Yo me encargo de que no pases hambre. —mierda, ¿yo dije eso?. —Gracias. —mira la pantalla y luego a mi—. 450 justito. —Servite. —me da el vuelto y el ticket. —Gracias... Que tengas lindo día. —Igualmente. ¿Lindo día? ¿Me dijo lindo día? Va a ser un día de mierda, reverenda mierda ya que ella no esta en mi día, un lindo día seria verla en mi cama toda temblorosa después de haberme enterrado profundamente en su interior, toda despeinada a causa de mis manos, los labios hinchados de tanto besarla, eso seria un lindo día, no la mierda que voy a tener sufriendo por no poder tener nada con ella. . .
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