Sergio.
—Likan.
—Hola tío. —necesitaba escuchar esas palabras para que me vuelvan a la realidad de la vida—. ¿Cómo estas?.
—Muy bien bebé, necesitaba tanto que me llames.
—¿Sabias que suena gay eso?. —me rio a carcajadas porque siempre me lo dice cada vez que hablamos.
—Ya lo sé, pero sigues siendo mi bebé.
—¿Tiras para el otro lado tío?. —mas me río y él también lo hace—. Sabes que te banco en todas, si tiras para el otro lado yo te doy todo mi apoyo, no en que voy a acompañar a boliches gay ni nada de eso pero no me va a molestar tomar mates aunque ahora que lo pienso usamos un mate cada uno.
—No Li. —llego a lagrimear de la risa que me hace dar diciendo esas cosas—. Me gustan las v*****s hombre.
—A mi también.
—¿Qué pasó ahora?. —acomodo mi celular en el hombro mientras como mi cena—. Cuentame, estoy para escuchar.
—Mi mamá que se enoja porque tengo novia... Mierda que casi me mata.
—¿Te dije que me digas qué pasó? Ya sé de sobra que se enoja por todo pero quiero que me digas todo.
—Le dije que Sol estaba embarazada.
—¿Lo está?. —ruego a Dios que diga que no, es muy joven aun.
—No tío como crees. —me rio mientras me tiro hacia atrás en la silla suspirando de alivio—. ¿La embaracé con la mente acaso?.
—¿Todavía nada? ¿Carajo cómo lo soportas?. —hace ya meses que salen ¿y nada aun?—. No me digas, no lo quiero escuchar.
—El tema es que mi papá me dijo que diga eso para ver que hacia mi mamá.
—¿Y qué hizo?.
—Me estoy mirando al espejo y tengo una pequeña mano marcada en mi linda carita ¿puedes creerlo?. —me atraganto de la risa por eso de nuevo, Dios, si necesitaba esto para reírme y despejarme—. No sabes tío... Se volvió loca gritando, me partió la cara de un sopapo, tiene fuerza la medio metro.
—Es entendible Li... Eres muy joven hombre, no hagas esos chistes por favor.
—Pero no fue mi culpa... Me arde la cara por la culpa de mi papá, todo por seguirle el chiste al idiota.
—Ya va a llegar el momento en que él va a tener la cara marcada por tu culpa.
—¿Qué le puedo hacer para que mi mamá se enoje?. —se escuchan unos ruido y luego una voz chillona.
—TIIIOOOOOOOO. —alejo el celular y cierro los ojos ya que me quedaron zumbando—. TE EXTRAÑO TIOOOOO.
—Deja de gritar Eluney. —Likan se escucha de lejos donde ella debe alejar el teléfono de él—. Si te escucha no es sordo.
—Yo lo quiero a mi tío.
—Yo también te quiero princesa. —alejo un poco el teléfono de nuevo—. Pero no grites que te escucho.
—¿Qué estas haciendo?.
—Estoy mirando tele. —miro la hora y ya es media noche—. ¿No tendrías que estar durmiendo ya?.
—Fui al baño y lo escuché a Li y sabia que te estaba hablando.
—Bueno princesa... ¿Ve a la cama si? Mañana te prometo que te llamo y hablamos toda la tarde si quieres.
—¿Lo prometes?.
—Lo prometo.
—Te amo tío.
—Yo mas nena. —se escucha el ruido de un beso y mas nada.
—Ya se fue.
—Uuff, no para esa piba.
—Y eso que estas lejísimo. —es eléctrica tanto como Guille de chico, no paraba ni un segundo y ella es igual—. Tenla un día entero y vas a saber lo que es.
—No... Paso, la última vez que fuí me la dejaron dos días y ya cumplí mi cuota de tío.
—¿Tío?. —sonrío por la nueva voz que oigo.
—Hola Aukan. ¿Cómo estas?.
—Bien gracias. ¿Cuándo vas a venir?.
—En unas pocas semanas voy a estar por allá.
—¿Cuánto tiempo te vas a quedar?.
—Calculo que bastante. —miro la tele sin mirar donde al fin estoy a un pie de volver con mi familia después de doce años de estar en la ciudad a la cual odio cada día mas—. Tengo cosas que arreglar en el pueblo y voy a necesitar ayuda de hombres.
—SIIIII. —dicen los dos felices como unos nenes pequeños—. Te ayudamos en todo tío, dinos que hacemos así estamos listos.
—Bien... Quiero que hagan algo primero.
—¿Qué? Lo que sea.
—No quiero que le digan nada a los abuelos porque va a ser sorpresa para ellos que me vuelvo, y también quiero que le digan a Ankatu que lo necesito... Cuando vaya los voy a necesitar para armar mi granja ¿qué les parece?.
—¿Te vas a venir a vivir acá?. —dicen emocionados, soy el menor de mis hermanos entonces es como que somos mas compinches entres nosotros.
—Si me aceptan en la base si, me voy para allá.
—SIIIII.
—¿Mi caballo?. —me acomodo mejor así hablamos mas relajados y recuerdo a mi caballo con añoranza—. ¿Lo sacan a pasear y correr todos los días?.
—Si, hoy lo saqué yo. —dice Aukan—. Y mañana viene Ankatu.
—Bien. ¿Los abuelos cómo están?.
Seguimos hablando por horas de toda la familia, me pasan la información real, confío en ellos donde no me ocultan nada, siempre me llaman pero se alarga mucho mas cuando tienen problemas mas del tipo emocional, Ankatu también me llama y muchas veces entre los tres me piden concejos amorosos o que tienen peleas con sus papás porque no los entienden pero me digo, ¿qué concejo les puedo dar si ni novia tengo?, aunque los intento de aconsejar de la mejor manera posible, y respecto a las peleas con los padres ahí puedo opinar, no como mis hermanos porque al lado de ellos siempre me consideré muy calmado y obediente, mis papás siempre lo dicen, de entre todos los mas obedientes fuimos yo y Brisa, porque mis hermanos cuando entraron a la adolescencia y se interesaron en las mujeres quedó la cagada porque todas a donde iban querían algo con ellos y bueno, las correspondían.
..............
Llega el día en que vienen los estudiantes, pasamos horas preparando todo el material que vamos a utilizar y ver, ellos vienen con sus cosas personales pero hay cosas que son muy caras para que ellos las tengan, como el oxímetro, yo no lo pido ni menos exijo, a mi no me faltó nada mientras estudiaba, mis libros eran nuevos, los tengo todos guardado e impecables, los sigo repasando igualmente, en mis practicas tenia todo, pero fue por mis papás y mis hermanos que me mandaban plata y me compraban los libros nuevos, Dani y Fede se encargaban de mis libros y siempre les dije que usados o fotocopiados, nuevos son carísimos pero jamás escucharon, pero a Aukan le van a venir al pelo donde él está pensando en medicina, eso me gusta, pero cuando venia a las practicas tenia todas mis cosas y veía a varios que a penas y venían con una libreta y lapicera, por eso agradezco tanto a mi familia, sin ellos jamás me podría haber recibido, lo mismo con Brisa, ella fue mas renegada pero siempre intentaron darnos unos buenos materiales para construir nuestro futuro.
—Ya llegaron los estudiantes Sergio. —dice Moni volviendo a entrar a mi oficina.
—Voy. —salimos los cuatro a verlos y ahí veo a los estudiantes con caras de pánico o caras de soberbia en algunos casos, pero son pocos—. Buenas... Soy Sergio su medico en jefe. —los miro aunque es imposible que los recuerde, veo a mas de cien personas diferentes al día, no puedo recordar a todas—. Vamos a tener la ayuda de mi colega Rodrigo y de dos enfermeras... Mónica y Clara.
—Disculpe no quiero ser desubicada pero, ¿Enfermeras nos van ayudar?. —levanto las cejas por eso, ya me esperaba esa pregunta.
—Principalmente para que nadie les haga la vida imposible acá dentro es no creerse mejor que nadie.
—No me creo mejor que nadie pero...
—Te lo estas creyendo por estudiar medicina pero no eres mas que nadie, eres nada aca dentro a comparación de todos los profesionales con sus carreras extensas aun estas dos enfermeras, ni yo ni nadie, todos somos iguales acá dentro y si vuelves hacer un comentario de ese tipo otra vez vas a tener que esperar al año que viene para hacer está pasantía ¿Fui claro o no?. —asiente enojada por la vergüenza que le da—. Como les decía... Mónica y Clara me instruyeron cuando llegué y ellas son un punto esencial ya que son las que están en contacto con los pacientes mas tiempo... Vamos a dividirnos en dos grupos, ustedes hasta ahí... —apunto a una chica con pelo azul—. Van con Rodrigo y Clara, el resto con nosotros. —espero a que se distribuyan que de hecho es rápido—. Bien, vamos a ir a ver a unos pacientes en donde llegaron con traumatismo severo... Algunos tienen fisura de huesos y quiero que me digan que en que sector y como podemos solucionarlo. —llegamos a la sala y les muestro a un chico de veinte años que tuvo un accidente en moto—. Él llegó anoche por accidente en moto.
—¿Llevaba casco?. —dice uno de los chicos.
—Lo llevaba protegiendo su codo. —el chico gruñe y yo me río donde se enojan por decirles que usen casco pero vienen después con la cabeza partida—. Él...
—Disculpe... —me giro quedando de piedra al verla y ella igual, nos quedamos mirando sin decir nada y soy consciente de que todos nos miran—. Esto... ¿Puedo participar? No fue mi intención llegar tarde lo juro.
—Eeee. —miro mi reloj y se atrasó quince minutos—. Por esta vez esta bien... Recién empezamos.
—Gracias. —mierda que me pone nervioso y no sé como ocultar mi polla dura, verla con el uniforme me pone a ful—. ¿Que vieron?. —miro al chico al que le habló.
—Recién empezamos. —ella asiente y sigo hablando.
*****
Morena.
Carajo, no tenia la mas mínima idea de que era doctor ni menos que es mi profesor, no puede ser, ¿como voy a mejorar la salud de un paciente teniéndolo a él al lado? Me pone muy nerviosa e incómoda en el super no quiero imaginarme aca intentando hacer una sutura o intentado poner una vía, eso si que va a ser un reto para mi, un reto duro que no quiero pasar.
En estos momentos desearía que a los del otro grupo les hubiera quedado espacio para mi pero lamentablemente no tenían, eran mas o menos dos o tres personas mas que este grupo y ahora mis nervios corren como locos por mis venas.
—Amor. —miro a Luka que no deja de mirarme.
—¿Qué pasa?.
—Eso quiero saber... Estabas deseosa de estas practicas y ahora estas muy decaída.
—Estoy cansada. —revuelvo mi comida sin ganas—. Acá trabaja mi papá y eso no me gusta, ¿justo acá tenia que ser Luka? ¿De tantos hospitales eligen este?.
—Mientras lo ignores nadie se va a enterar. —asiento sin decir nada, tiene razón, no debo nombrarlo y si les parece conocido mi apellido desmiento todo—. ¿Ya le compraste algo a tu sobrino?.
—¿Me acompañas? Tienes lindo gusto.
—Eso ya lo sé... Si no estuviera en tu vida serias una linyera.
—Pero feliz, porque usaría ropa super cómoda. —de golpe todos se paran dejando de comer—. ¿No me digas que ya es la hora? No comí nada.
—Toma. —me da la mitad de su sándwich que no comió porque seguro debe estar a dieta—. Cómelo.
—Gracias. —nos lavamos las manos y salimos.
—Acá gente. —muerdo mis labios sin creer lo bueno que está, mierda no puede ser, todas se lo comen con la mirada y creo que es la típica versión de enamorarse de tu profesor—. Vamos a dividirnos en grupos. —me mira alzando las cejas y me digo, por favor que no me toque con él—. De esta fila para acá conmigo. —mierda nooo.
—Nos vemos a la salida. —me dice Luka sonriendo sin saber que va a ser un infierno y no por mi papá.
—Dale.
—Vamos a ir a neo.
Empiezan a caminar y él va a la cabeza diciendo todo lo que tenemos que hacer y materiales que vamos a utilizar, veo sus labios moverse y me pregunto que cosas hará con ellos, ¿dará buenos besos? ¿Tendrá una linda sonrisa? lo vi medio de reojo en el super pero me gustaría verlo de frente, ¡ay carajo!, no puedo pensar en eso, no ahora porque debo estar concentrada, voy a tratar con niños, es mas difícil donde las venas son pequeñas y lloran, debo estar con todos mis jugadores en la cancha. Estoy mirando los instrumentos cuando veo pasar a mi papá riendo con una chica, cuando me ve se pone serio, levanto las cejas y le doy vuelta la cara en señal de que me importa una mierda que le meta los cuernos a mi mamá, tal como ella lo hace con él de la misma forma.
A la salida le escribo a Luka y vamos a mi casa para poder bañarnos y cambiar de ropa, hoy es el cumpleaños de mi sobrino mayor y no tengo ganas de ir pero debo hacerlo, él es solo una criatura y le ilusiona que su tía loca este ahí para que le dé unos mimos y lo haga reir de cualquier tontera.
—Perfecta. —frunzo los labios donde es un pantalón demasiado ajustado, con una remera un poco corta que deja mi ombligo al aire y unas botitas—. Te lo quedas y punto.
—Esta bien... Vamos que no quiero llegar tarde. —salimos de la habitación y esta Lucia estudiando—. Hola Lu.
—Buenas. —Lukas no la quiere para nada, tanto así que ni siquiera la saluda.
—Te espero afuera.
—Dale. —tomo agua y ya estoy.
—Mándale saludos a tu sobrino por mi.
—Gracias.
—Después tengo algo muy jugoso que contarte.
—Uufff... Ahora me vas a dejar con la duda.
—Ahora no. —seguro algo con algún chico me va a contar—. Tenemos que estar solas y con tiempo para charlar bien.
—Bien, nos vemos. —salgo y Luka esta enojado—. Sé que te cae mal pero disimula un poco.
—Sabes que no puedo... Me cae mas que mal, y jamás va a ser diferente porque es una falsa y no sabe tener amigas.
Recorremos un par de tiendas y me pone nerviosa ya que no tengo mucha plata para los gustos de Luka, no voy a negar que sus gustos son excelente y siempre le da al clavo pero no cuento con fondos para sus extravagancias, todo va para mis estudios, la comida, y el alquiler.
Miro la puerta de la casa de mi hermano mayor y me digo, a disimular que somos la familia perfecta, que mis papás se aman, que mi hermana no es lesbiana y que mi otro hermano no golpea a su mujer, no sé si me va a dar la cara para tanta falsedad pero por mi sobrino voy a poner todo de mi y dar una buena noche.
—Tiiiaaaa.
—Hola mi vida. —le doy el regalo y me agacho delante de él—. Vamos, abrelo.
—Si. —saca una campera de su equipo de fútbol favorito comenzando a saltar—. Gracias... Es la que quería.
—De nada mi vida. —lo alzo en brazos y saludo a mi cuñada con un pequeño abrazo.
—Estas muy linda More.
—Gracias... Tu pancita te queda divina.
—Ya casi eeee... Tu mamá quiere ser la partera.
—Que asco. —digo muy natural donde es metida y chismosa pero a ella le puedo decir exactamente como pienso sin miedo a una discusión intensa—. ¿No te da asco que mi mamá te conozca la v****a?.
—No... La tomo como mi doctora nada mas.
—Igualmente... No dejaría ni que me sugiera nada.
—Es tu mamá More... Es feo que tengan esa relación con tus papás.
—Si, un asco. —digo sonriendo sínicamente.
Pasa el cumpleaños normalmente, esta toda la familia de Shor mi cuñada por eso tenemos que fingir toda esta mierda de teatro que ya no soporto mas, ellos sin son una familia normal, no como nosotros que nos juntamos solo en estos casos en donde hacemos de cuenta que somos super unidos cuando casi ni nos vemos a la cara.
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Anoche dormí mal, no sé que me pasa, bueno... Si sé, el doctor me tiene así, de los pelos, no hay otra palabra para describir lo que siento, es como que todo lo que me digo que voy a hacer lo descarto porque sé que él va a estar ahí o me imagino que está y ya me incomoda.
—Hola. —lo miro y deseo que la tierra me trague—. Efectivo.
—Bien. —paso sus cosas y mis manos tiemblan.
—¿Vas a ir a las practicas?.
—Si, obvio que voy. —lo veo que mira su reloj de mano como cada medico y enferma tienen.
—Pues ya estas tarde... Y te dije que por única vez era el otro día, otra mas no lo voy a tolerar. —su tono de voz me hace partir mi corazón—. ¿Me cobras?.
—Sig. —miro la pantalla pero los números no los entiendo.
—¿Estas bien?.
—Si... Dame un segundo. —toco el botón de alarma para que la encargada de cajas sepa que la necesito—. Son 100 justo.
—Toma. —los meto a la caja sin mirarlo y viene Noelia.
—¿Qué pasa?.
—Necesito ir al baño... No me siento bien.
—Estas pálida More. —me paro temblando agarrándome de la mesada con fuerza por miedo a caerme y camino con mis piernas temblorosa hacia el baño.
—No llores More. —siento las lágrimas salir pero intento darme ánimos de igual forma—. No lo hagas.
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