Capítulo 8

2088 Words

Cuando Bruno entró por la puerta de aquella linda oficina, enlazando su enorme mano con la de aquella castaña que sonreía con suficiencia, todos en la sala se mantuvieron en silencio. —Oigan que no morí, aunque sé que lo deseabas — dijo señalando a Kal. Aly saltó de su asiento y corrió a abrazar a su hermanita. Allí estaba ella de vuelta, a su lado, en una sola pieza.  Es cierto que a todos les llamó la atención cuando Bruno pidió reunirse en la oficina de la Alfa Poz, pero nadie podría jamás sospechar que se debía a que regresaba acompañado por su leona. —Aly huele distinto — dijo mirando a Luca con los ojos entrecerrados—, ¿por qué? — indagó sin dejar de mirarlo. —Serás una tía muy extraña — contestó el morocho haciendo que su cuñada abriera muy grande los ojos. —¡Oh, Dios, Aly! —

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