Su teléfono sonó y la voz de Nia Poz lo terminó de hundir en su mal humor. ¿Justo ahora tenía que llamarlo para joder con alguna de sus estupideces? —Dime — escupió apenas atendió la llamada. —Eres el lobo más imbécil de la manada, mercerías morir sin piedad — dijo su Alfa. —Ahora dime algo que no sepa. —Tu leona está aquí, en mi casa. Mia te va a arrancar la cabeza en cuanto te vea — dijo calmando al lobo. —¿Cómo está?¿Puedo hablar con ella? — pidió esperanzado. —No quiere. Tampoco quiere verte. La leona está a cargo y no creo que quieras lidiar con su humor en este preciso momento. Deja que Mia la calme y te aviso en cuanto puedas venir. Y Luca — dijo antes que él pudiese responder—, no seas imbécil de venir sin mi permiso — advirtió antes de colgar la llamada. Luca se dejó caer e