Los puños de Nicole cerraron con tal fuerza que las manos le quedaron tullidas, la espalda se le arqueaban nuevamente y sus caderas se elevaban ligeramente. Era como si su cuerpo, su subconsciente, se ajustará en la posición ideal para que los besos de Patrick, entre sus piernas, lograsen el máximo alcance. Un fuerte estremecimiento la azotó, Patrick pudo sentirlo en sus manos, las cuales usaba para sostener a Nicole por las caderas, y el estallido de Nicole se abrió paso en su boca. Patrick degustó con gran esmero todo ese exquisito elixir, al tiempo que sentía como el cuerpo de Nicole se iba relajando entre sus manos, la respiración se normalizaba, el pulso disminuía. Era el momento, Patrick estaba seguro de que ya no lo soportaría por más tiempo, la necesitaba, él necesitaba unirse