Capítulo 27 — ¿Ahora eso importaba?

1490 Words
Fue éxtasis y fuego, cada beso, cada caricia, cada movimiento, fue lo más impresionante que había experimentado en su vida, fue tal el clímax y las sensaciones tan intensas, que muchas veces Nicole pensó que se haría pis encima. De solo recordarlo le daba cierta vergüenza. ¿A esto se refería Brenda cuando habló de estar con un hombre de verdad?, cavilaba Nicole al tiempo que hundía su rostro en la almohada, sintiendo como se le calentaban las mejillas. Después de todo, Brenda tenía razón, lo que había hecho Walter, no tenía comparación en nada, de hecho, se podría decir que fue hasta vergonzoso. Nicole seguía rememorando todo esto, al tiempo que observaba a Patrick dormir plácidamente a su lado, él era tan hermoso y tan perfecto, tanto que ella no podía parar de suspirar y contemplarlo, podría quedarse allí mismo para siempre y ser absolutamente feliz. Patrick abrió los ojos lentamente, medio somnoliento, encontrándose con Nicole dormida a su lado. La verdad era que ella cerró los ojos, apenas notó que Patrick los abría, pues le daba vergüenza que él la viera mirándolo tan detalladamente, como loca obsesiva. Nicole parecía dormida, pero Patrick pudo notar el tenue rubor en sus mejillas, por lo que sonrió en automático medio levantándose sobre sus codos, para darle un suave beso a Nicole en la mejilla. Ella no pudo seguir simulando y abrió los ojos de inmediato. — Hey, buenos días, muñeca. — Le sonrió Patrick, viendo que Nicole se ponía cada vez más roja. — Bu… Buenos días. — Nicole hundió el rostro ligeramente en la almohada, sintiendo algo de vergüenza, la había descubierto, ¿verdad? — ¿Qué pasa?, ¿no me digas que te arrepientes…? — Preguntó Patrick arrugando ligeramente el entrecejo. — ¡No! — Voceo Nicole de inmediato, levantando el rostro para mirar a Patrick a los ojos, mostrándole toda su convicción. Eso le gustó mucho a él. — ¡¿Cómo crees!?... Yo, jamás me arrepentiría… — Qué bueno… — Patrick le acarició el cabello con dulzura. — De verdad me alegro, porque ya me muero por repetirlo… — Nicole volvió a ponerse roja, provocando en Patrick una gran carcajada. — ¡Ja, ja, ja!, ¡claro! Después de que vayamos a desayunar, comprar otra cama y algunas otras cositas para complementarla… — Explicó con un tono sugerente al final. Patrick se sentó en la orilla del colchón que estaba acomodado sobre el suelo. Después de lo destartalada que quedó la cama, resultó imposible conciliar en sueño en ella, pues había quedado prácticamente en diagonal y ninguno de los dos podría haber descansado bien allí. — Oh, no, no, no tienes que comprar una cama, Patrick, yo puedo… — Nicole se sentó apresurada. — Lo siento muñeca, pero no está bajo discusión… — La interrumpió Patrick, al tiempo que se ponía su ropa interior frente a Nicole, como si nada, viendo con satisfacción como ella enrojecía todavía más. — Fue mi culpa, la verdad es que me entusiasmé mucho, pero, ¿cómo podía evitarlo?, teniéndote a ti en esas posiciones tan sensuales… — Suspiró pensativo. Nicole apretó los labios, conteniendo una sonrisa tonta que se le escapaba de solo escuchar lo que Patrick le decía. — Y podría saber… ¿Qué otras cositas piensas comprar? — Preguntó Nicole con curiosidad. Pues ya que lo de la cama no estaba bajo discusión, bien podía colaborarle con algo más, después de todo, Patrick solo contaba con lo que Nicole le había pagado por su trabajo como gigoló, ¿no es así? — Bueno, cariño… Aparte de algunos juguetes… — Patrick volvió a tirarse sobre el colchón, junto a Nicole, mostrándose repentinamente serio. — Pero hay algo más, Escucha… No quiero sonar mal, pero tampoco quiero ser irresponsable… Escucha, primero que nada quiero que sepas que de lo que tú decidas, me haré responsable… Pero anoche no nos cuidamos y supongo que… Tú no querrías… bueno, por los momentos, quizás tú no querrías… Nicole se quedó pasmada por un instante, ¿él hablaba de un embarazo?, ¿hablaba de cuidarse de un embarazo? Ella hubiera querido guardarse algo como esto para siempre en su corazón, pero supuso que en realidad era inevitable que alguien, aparte de Walter, lo supiera. Sobre todo Patrick, pues ella se estaba involucrando sentimentalmente con él, así que, antes que nada, era Patrick quien más merecía saberlo. Aunque obviamente a Nicole le daba algo de miedo decirlo, ¿cómo reaccionaría Patrick? — Tranquilo… — Nicole interrumpió a Patrick, sorprendiéndolo. Ella suspiró pesadamente, bajando la miraba con tristeza. — Entiendo lo que quieres decir, pero no es necesario que tomemos precauciones… — ¿No es necesario?, tú… ¿Ya te estás cuidando con algo o…? — Patrick la detalló tan confundido como preocupado, por el repentino cambio de semblante que ella mostró. — Es que… Patrick, yo… Soy estéril, no puedo quedar embarazada. — Soltó Nicole, cerrando los ojos con fuerza. — ¿Qué?, ¿cómo…? — Walter y yo… Lo intentamos, algunas veces, tener el heredero que su padre esperaba… — Contó Nicole observando hacia la nada, cabizbaja. — Pero nunca sucedía nada, así que… Él… Bueno, nos hicimos una prueba y… Algo dentro de Patrick dio un giro tremendo, ¿qué Nicole no podía quedar embarazada?, ¿ella no podía tener hijos?, ¿nunca? Esa sí que era una noticia que él no se esperaba, pero… ¿Acaso eso cambiaba algo?, claro, él deseaba tener hijos, algún día, siempre lo había soñado, pero no había logrado ese sueño con sus anteriores relaciones. Y aun así… ¿Ahora eso importaba? Patrick detalló a Nicole, ella había enterrado el rostro entre sus piernas, completamente enrollada, ¿cuánto había sufrido?, lo más probable era que ella habría deseado tener un hijo. Patrick se sintió tan impotente, anhelando tener una manera de solucionar todo y hacerla mágicamente feliz, dándole todo lo que ella quisiera, diez hijos si era necesario. Pero por ahora, solo podía intentar comprenderla y consolarla. Él levantó su mano, decidido a abrazarla, decirle que todo estaba bien, que lo superaría, que había otras formas, cuando sonó el timbre de un teléfono. Patrick volteó, era su teléfono él que sonaba, Nicole levantó su rostro, notando que él parecía dispuesto a ignorar una llamada. — Tranquilo, Patrick, ve y contesta… — Nicole simuló una sonrisa, para luego levantarse del colchón. — Mientras tanto, iré a asearme. Nicole ni siquiera volteó a verlo, ella solo caminó en automático, tomó una bata para cubrirse y se dirigió al baño, donde se encerró. Patrick suspiró frustrado, él tenía que pensar en una forma de animarla, pero por el momento, se levantó para tomar su teléfono que no dejaba de repiquetear y al mirar la pantalla, notó que se trataba de su tío, Aiden. Así que tenía que contestar y ser muy discreto al momento de hablar. — ¿Hola? — Contestó Patrick al teléfono. — ¡Patrick!, ¡¿qué carajos estás haciendo?! — Voceo Aiden con cierto tono molesto, al otro lado de la línea. De pronto, un fuerte golpeteo resonó desde el piso de abajo, de hecho, casi parecía que alguien azotaba la puerta de la entrada. «¿Será Walter?», intuyó Patrick, cuando de repente salió Nicole del baño, acelerada. — Dame un minuto… — Murmuró Patrick al teléfono, despegándolo de su oreja para tapar la bocina, viendo como Nicole se acercaba a él, con una expresión bastante preocupada. — Patrick, escucha… — Susurró Nicole muy de cerca, como si tuviera miedo de ser mágicamente escuchada desde afuera. — Por favor, prométeme que no vas a bajar… — ¿Qué? — Por favor, prométemelo, es muy importante… Pase lo que pase, escuches lo que escuches, júrame que no vas a salir de esta habitación y no vas a bajar… — Insistió Nicole con tal desespero, que Patrick sintió que debía haber algo muy malo allí abajo. — ¿Es Walter?, ¿es tu exesposo?… ¿Podrías por lo menos explicarme…? — Patrick intentó formular la pregunta, cuando sonó el golpeteo con más fuerza, haciendo que Nicole se sobresaltara. — No, no, no es él… Después te lo cuento todo, te lo prometo… Pero por ahora, por favor, quédate aquí, ¿sí? — Repitió Nicole mirándolo a los ojos con una mezcla de terror y convicción, el golpeteo sonaba cada vez más fue y Nicole parecía más desesperada, por lo que Patrick solo pudo asentir. — Está bien… — Gracias… — Suspiró Nicole aliviada, para darle un pequeño y fugas beso para luego salir. Aun así, ella cerró la puerta de la habitación con seguro, ya que debía asegurarse, por todos los medios, que Patrick se quedaría allí. Nicole se amarró con más fuerza la bata, no había tiempo, pues de seguro ya se había agotado la poca paciencia de su visitante, ella ya conocía ese golpeteo y eso no significaba nada bueno, porque debía tratarse de su padre.

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