El día de la boda llegó muy pronto, todos estaban emocionados, era un matrimonio muy importante que unía a dos grandes familias acaudaladas, la prensa estaba por todas partes y todos los invitados eran de la más alta alcurnia.
Nicole era quien estaba más nerviosa entre todos, no había vuelto a ver a Walter desde aquel día en que él le mostró su negativa a casarse y ella le prometió cancelar la boda.
Pues su padre no la había dejado salir para evitar que hiciera alguna tontería, ella ni siquiera había podido ver a su amiga, Amanda.
Prácticamente, estaba prisionera de su padre.
El corazón parecía que iba a salirse de su pecho, todo el cuerpo le temblaba, en pocos minutos Nicole estaría frente a Walter, vestida de blanco y, ¿qué pensaría él?
Sí, seguro Walter ahora estaría más convencido que nunca, que ella había orquestado todo este matrimonio, ahora mismo, de seguro él pensaba lo peor de ella y la odiaría.
Nicole suspiró afligida, ¿ahora cómo podría convencerlo de que no era así?
Ella caminó hacia el espejo y se detalló cuidadosamente, usaba un vestido de corset que se ajustaba a su cintura, estrechándola, con un corte de corazón que resaltaba sus pechos.
Una amplia falda desde la cintura, llena de bordados con piedras brillantes y el cabello delicadamente enmoñado con una tiara que sostenía el blanco velo.
Tenía que aceptar que se veía bastante bien, si no fuese porque Walter no la quería… Nicole sintió como le ardieron los ojos, mientras trataba grueso, se suponía que este debía ser el día más feliz de su vida.
Cuando llegó el momento, acompañada por su padre y manteniendo la miraba baja, Nicole caminó por el pasillo de la iglesia, sosteniendo el ramo de flores y escuchando la marcha nupcial.
Finalmente, ella levantó la vista, encontrándose con Walter observándola, lucía tan atractivo como siempre, usando un elegante traje, pero a diferencia de aquellos sueños en dónde el novio la veía con amor, Walter la miraba ceñudo y con evidente desprecio.
La ceremonia se llevó a cabo, un beso seco frente a todos selló el trato, todos aplaudieron, Nicole se veía contrariada, todos pensaban que era por los nervios, pero Walter, ¿no podía ni por un momento simular su arrugado entrecejo?
Los novios casi no hablaron entre ellos, pues todo el tiempo estuvieron rodeados de personas conocidas y desconocidas, felicitándolos y alabándolos, hasta que llegó el momento del primer baile de la pareja, en dónde la pista se despejó por completo para los novios.
— Felicidades, conseguiste lo que querías. — Murmuró Walter, mientras que en el medio del salón, bailando solos, se movían al ritmo del vals.
— ¿Qué? — Nicole levantó el rostro, aturdida, sintiendo que su corazón daba un fuerte salto.
— Simulaste ser buena, pero nos manipulaste a todos y me obligaste a casarme contigo… — Continuó Walter con la mandíbula apretada.
— No, no entiendes, Walter, yo le pedí a mi padre que cancelara el matrimonio, pero…
Nicole miró alrededor con nerviosismo, encontrándose con la mirada severa de su padre, quien la observaba a la distancia, ella sintió un escalofrío.
Nunca, pero nunca, Nicole podía hablar mal de su padre, ni comentar lo que sucedía en su casa, esa era otra regla de la familia, y aunque ella ahora sería libre de esa prisión con su matrimonio, su padre mantenía bajo su control a Olivia, su madre.
Si Nicole hablaba, su padre se encargaría de que Olivia pagara las consecuencias.
— ¿Piensas que voy a creer que la única hija de los Matthew, su niña consentida, fue obligada a casarse con el hombre que quería? — Walter volteó los ojos con incredulidad. — Por favor, ¿acaso me veo tan estúpido?
¿La niña consentida de los Matthew? Sí, eso era lo que su padre les hacía creer a todos, cuando la realidad era otra.
— Walter, espera… — Musitó Nicole, sintiendo como de un momento a otro, perdía el aliento, al mismo tiempo que Walter se detenía a mitad del vals.
— Solo te voy a decir una cosa Nicole, algo que ya sabes: no te amo y nunca te amaré, así que no esperes nada de mí como tu esposo. — Murmuró Walter con una mirada fría y severa, para luego darse la media vuelta y marcharse, dejando a Nicole en medio de la pista, bajo la curiosa y sorprendida mirada de todos los presentes.
*
Dos años después…
— ¡Felicidades, Nicole! — Voceo Brenda al tiempo que las dos copas de vino chocaron.
— Gracias. — Asintió Nicole sonriendo tenuemente para luego tomar un sorbo de su copa.
— Ay, quita esa cara, Nicole, ¡anímate!, te estás graduando, hiciste tu especialización, lo conseguiste, amiga y con honores. — Sonrió Brenda llena de orgullo.
— Sí, lo sé y de verdad estoy muy feliz… — Nicole suspiró pesadamente deslizando la mirada hacia el tope de la barra, dónde descansaba su teléfono celular. — Pero…
— Pero no puedes dejar de pensar en ese hombre, ¿verdad? — Concluyó Brenda volteando los ojos con hastío. Nicole apretó los labios en una mueca triste. — Hasta cuándo Nicole, ese hombre no se merece ninguno de tus pensamientos…
— Brenda… Es mi esposo…
— ¿Tu esposo? — Brenda elevó una ceja. — Solo de papel… Me vas a perdonar amiga, pero ya te he dicho antes que no deberías considerarlo como tal… Has estado casada por, ¿cuánto?, ¿dos años? — Nicole asintió. — ¿Y qué ha hecho tu supuesto esposo estos dos años?, ignorarte, menospreciarte, solo ha sido frío y cruel contigo…
— No, es que… Sabes que es complicado… — Musitó Nicole suspirando pesadamente.
— ¿Complicado…?, te ha tratado de manipuladora, de arribista, de interesada y el resto del tiempo en que no te trata mal, es porque te ha dejado sola, ¿cómo se le consideraría a un esposo como ese? — Preguntó Brenda algo irritada. Nicole suspiró pesadamente.
— Sabía que no debía contarte nada de eso, tú no lo entiendes… — Nicole se volteó, ceñuda, concentrando su mirada en la copa de vino.
— ¿Qué no lo entiendo?, ¿entonces hubieras preferido seguirlo ocultando?, ¿seguir guardando todo eso dentro de ti?
— No, pero…
— Nicole, dime una cosa… Después de todo lo que has pasado en ese matrimonio y de los rechazos de tu supuesto esposo, ¿qué esperabas hoy?, te fuiste por seis meses para hacer tu especialización y hasta ahora, él nunca te llamó, ni te buscó…
— Pues… Yo… Yo pensé… — Nicole bajó la vista, sintiendo un nudo en la garganta. — Pensé que si me alejaba por un tiempo, él me extrañaría, aunque sea un poco… — Nicole volvió a mirar hacia su teléfono. — Ayer le dejé un mensaje, contándole de mi graduación, tontamente me hice la ilusión de que llegaría al evento o por lo menos me llamaría para felicitarme, pero…
— Cómo siempre, no te envío ni un mísero mensaje… — Concluyó Brenda, enojada. Nicole cerró los ojos, avergonzada. — Ay amiga, ¿hasta cuándo seguirás enamorada de ese hombre?, Walter Gibson no se merece tu amor, ni un poquito… — Brenda tomó la mano de Nicole con cariño. — Es momento de que lo superes, aprovecha que te graduaste, que ya puedes comenzar a trabajar, concéntrate en ti misma, conviértete en una mujer empoderada y podrás lograr lo que más deseas, ayudar a tu madre…
Nicole asintió con tristeza, dejando entrever una tenue sonrisa, era cierto, lo había logrado, había terminado su especialidad y así podría obtener un puesto importante en la empresa de su familia.
Ella sabía cuan ambicioso podría ser su padre, quien había aprovechado que Olivia seguía en su poder para seguir manipulando la vida de su hija.
Así que iba a trabajar duro, iba a esforzarse, Nicole estaba decidida en comprar la libertad de su madre para liberarla de ese hombre.
Mientras que Nicole repasaba sus futuros planes, el teléfono que estaba sobre la barra comenzó a repiquetear, logrando que su corazón se sobresaltara.
Nicole miró a Brenda por un instante, era muy tarde, ¿quién podría llamarla a esa hora?, ambas observaron el aparato, en la luz de la pantalla del teléfono encendida, resaltaba el nombre de Walter, su esposo.