Nicole se quedó por un instante paralizada, era la primera vez, en dos años de matrimonio, que Walter la llamaba a su teléfono personal.
Brenda la hizo reaccionar con un gesto, para que su amiga agarrara el teléfono y con las manos temblorosas, Nicole contestó.
— Ho… ¿Hola?
— Nicole… — Se escuchó al otro lado de la línea la gruesa voz de su esposo, Walter.
— ¿Sí?… Walter… — Casi exhaló ella con el corazón acelerado y la emoción a flor de piel.
— Tengo entendido que terminaste lo que estabas haciendo en el extranjero, ¿no? — El tono de voz de Walter era seco y hosco.
— Sí, mis estudios, como te dije en mi mensaje, terminé una especialización y…
— No me importa… — La interrumpió Walter tajante. ¿Qué no le importaba?, el corazón de Nicole se arrugó, pero entonces, ¿no la llamaba para felicitarla? — ¿Volverás esta noche?
— Eh… No… Volveré pasado mañana… Primero tengo que arreglar los papeles…
— Lo que tengas que hacer, no es mi problema… — Volvió a interrumpirla Walter. — Solo te llamaba para ponerte de sobre aviso.
— ¿Qué?, ¿de qué? — Preguntó Nicole, confundida.
— Cuando vuelvas, tendré preparados los papeles del divorcio para que los firmes, no seguiré con esta ridícula actuación… — Soltó Walter sin contemplaciones, logrando que Nicole casi se quedara sin aliento.
— ¿Qué? — La expresión de Nicole se desencajó por completo.
— ¿Qué pasa? — Le susurró Brenda a su lado, notando a su amiga completamente aturdida.
— Ahora, ya lo sabes, cuando llegues, solo firmarás, no quiero dramas, ni ninguna de tus manipulaciones…
— Walter, yo… — Los ojos de Nicole se cristalizaron.
— Por cierto, ¿en dónde estás?, escucho música y muchas voces de hombres… — Preguntó de pronto Walter, al escuchar los gritos de unos sujetos que jugaban en una mesa de billar cercana.
— Yo… He… Estoy en un bar… Estoy con una amiga, celebrando la graduación… — Explicó Nicole confundida.
Walter nunca le había preguntado algo así, pues su esposo nunca había demostrado ningún tipo de interés en ella.
— Claro… Supuestamente, te fuiste a solo estudiar. — Soltó Walter entre dientes con sarcasmo, sonaba enojado y luego colgó.
Nicole soltó el teléfono sintiendo que la cabeza le daba vueltas, ¿era real?, ¿lo que acaba de suceder era real?
— ¡Nicole!, ¿qué pasó? — Brenda hamaqueó a Nicole, haciéndola reaccionar, pues su amiga parecía paralizada, aunque de sus ojos no dejaba de derramar lágrimas.
— Él… Él… Walter… Walter me pidió el divorcio. — Balbuceó Nicole entre llanto, para luego tomar su copa y tomarse todo el vino de un trago con desesperación.
— ¡¿Qué hizo qué?!, ¡¿y por teléfono?!, ¡ese desgraciado, infeliz! — Gruñó Brenda con rabia.
— Yo… Yo no sé… No sé qué pasó… Qué voy a hacer… Yo pensé, tenía las esperanzas… De que me extrañaría… De que se daría cuenta… Siempre pensé que algún día se enamoraría de mí… Lo intenté todo, Brenda, de verdad, te lo juro que lo intenté y nunca me creyó… Aunque en parte lo entiendo, mírame Brenda, Walter tiene razón, él nunca podría fijarse en mí, en alguien como yo… — Comenzó a soltar Nicole con algo de incoherencia, entre llanto y gimoteos, su amiga la observaba con profunda tristeza.
— Nicole, no digas eso…
— Yo pensé que algo me quería, aunque sea un poquito, porque luego de la muerte de su padre, no me pidió el divorcio… Lo vi como una señal y tuve una pequeña esperanza de qué algo sentía por mí, ¡qué estúpida! — Siguió lamentándose Nicole. — ¿Qué voy a hacer?, Brenda, dime, ¿qué voy a hacer?, las empresas de nuestras familias están fusionadas, luego de la muerte de su padre, Walter se encargó de dirigirlas todas y le da todo el porcentaje que le corresponde a mi familia a mi padre… A mí solo me daba lo necesario para subsistir como su esposa, una casa, alimento y ropa… Me tomó año y medio poder ahorrar lo suficiente para poder pagar esta especialización… Y ahora que nos divorciaremos, ¡me quedaré sin nada!
— ¡No digas eso! — Voceo Brenda con el nudo en la garganta por ver a su amiga tan desconsolada. — ¡Para eso estudiaste y te preparaste, Nicole!, ¡¿no es así?! Para convertirte en una mujer independiente y empoderada, así que, ¡empieza a pensar como tal! — Gritó con fuerza.
Nicole observó a su amiga perpleja, ella nunca le había gritado así.
— Escúchame bien, Nicole Matthew, no le vas a rogar a ese cretino de Walter, no te seguirás humillando con él nunca más, ese idiota no sabe el mujerón que se pierde, ¿está bien? — Siguió hablando Brenda con voz de autoridad, Nicole solo pudo asentir con lágrimas en los ojos, en un momento como ese, ella no podía ni pensar por sí misma. — Irás y firmarás el put* divorcio y pedirás un puesto gerencial en la empresa, no pueden negarte ese derecho, aunque se divorcien, también sigue siendo la empresa de tu familia, trabajarás muy duro y serás lo que siempre quisiste, una mujer bella e independiente y salvarás a tu madre… ¡Él verá!, ese imbécil de Walter se dará de cuenta del error que cometió… — Concluyó Brenda con una mirada llena de malicia.
— ¿Qué? — Nicole miró a su amiga confundida.
— No vas a dejar que se salga con la suya, tienes que castigarlo, hacerle ver que él es quien está perdiendo más…
— No… No te entiendo… — Musitó Nicole con el entrecejo arrugado.
— Te convertiremos en toda una diva y tu futuro exesposo, sentirá remordimiento cuando te vea con otro hombre, esa será tu pequeña venganza…
— ¿Con…?, ¿con otro hombre?, ¿con cuál otro hombre? — Nicole estaba cada vez más perdida.
— Un hombre de verdad… Uno superatractivo, poderoso, de esos arrogantes, que son enormes e intimidantes… Ya lo verás… Que Walter sufra por lo que perdió… Contrataremos a un gigoló. — Soltó Brenda con una sonrisa maliciosa.
*
Nicole se movía nerviosamente y miraba a cada cinco minutos hacia la entrada de ese bar, ella todavía no sabía cómo se había dejado convencer por su amiga, Brenda, de hacer esto.
— ¡Nicole, ya basta, deja de moverte, me tienes nerviosa! — Se quejó Brenda.
— No puedo hacerlo, Brenda, de verdad no puedo hacerlo… — Musitó Nicole mirando una vez más hacia la entrada del bar.
— ¡Claro que puedes! Vamos, será divertido, es una lástima que no estaré allí, pero solo de imaginármelo… — Brenda sonrió para sí misma.
— Es que no quiero, no puedo vengarme, ese no es mi estilo… — Explicó Nicole bajando la mirada.
— No lo veas como una venganza, no es la gran cosa, Nicole… — Brenda se quedó por un instante pensativa, ¿cómo podía quitarle las dudas a su amiga? — Será como una pequeña bromita, a ver… ¿No te da curiosidad?, ¿ver como reaccionaría tu esposo?
— Yo… Pues… Creo que si… — Nicole se sonrojó un poco, sería increíble ver a Walter por lo menos un poquito celoso, aunque sea poco probable que eso suceda.
— ¡Pues bien, está decidido!
— Oye, dime… ¿Y como es que encontraste a ese hombre tan rápido? — Preguntó Nicole a su amiga.
— A ver… — Brenda se quedó por un instante pensativa. — Soy una mujer independiente, que no desea enamorarse y que le encanta de vez en cuando darse gustos con sementales.
— ¡Brenda! — Voceo Nicole escandalizada, con el rostro completamente enrojecido.
— Okay, okay, es broma, solo busqué por internet, es muy fácil… — Brenda se encogió de hombros para luego mirar la hora en su reloj. — ¡Oh, por Dios, que tarde! — Se levantó de su taburete repentinamente.
— ¿Qué…?, ¿qué pasó…? — Preguntó Nicole, perpleja.
— Es tarde, tengo un compromiso y ese hombre que no llega, ¡aish, que falta de responsabilidad! — Se quejó Brenda, zapateando.
— ¿Qué?, ¿te tienes que ir?
— Sí, lo siento, querida.
— Entonces, yo me iré contigo… — Nicole intentó levantarse, pero Brenda de inmediato la atajó.
— No, por supuesto que no, lo esperarás, ya le estoy enviando un mensaje a la agencia, él llegará dentro de poco. — Explicó Brenda texteando en su teléfono, para luego sacar un abultado sobre de su cartera. — Toma, con esto será suficiente, no le pagues de una vez.
— Tan… ¡Tanto dinero!, no puedo aceptarlo, ¡¿cómo podré pagarte esto?! — Preguntó Nicole escandalizada, intentando devolverle el sobre a su amiga.
— Tranquila, Nicole… — Brenda la sostuvo por el hombro, mirándola con cariño. — Me pagarás con la satisfacción de contarme todo el chisme… O cuando seas mejor en el trabajo que tu futuro exesposo y dirijas la empresa, puedes devolvérmelo. — Brenda le guiño el ojo y se dio media vuelta para salir del bar.
— ¡Brenda, Brenda, espera! — Voceo Nicole nerviosa. Su amiga volteó. — Yo… ¿Cómo sabré quién es él?, no lo conozco, nunca lo he visto…
— Cuando veas entrar al hombre más alto, musculoso y atractivo de todo el bar… — Brenda sonrió con picardía. — Lo sabrás.