Emma park.
0400 HORAS
La oscuridad del cielo era como estar en la nada, como estar en un vacío. lo único que lo alumbraba eran las luces de la ciudad.
El vuelo sería largo, la base más cercana estaba a 8 horas de nuestra posición actual, estaba cansada y frustrada al mismo tiempo. Estar al borde del colapso era algo que me aterrorizaba, odiaba sufrir de ansiedad, odiaba ser yo, odiaba existir. El amor propio no era mi fuerte, por más psicólogos que acudiera era imposible controlar mi mente.
- ¿sucede algo?- negué viendo por la ventana las luces debajo de nosotros
- solo estoy agotada es todo - entrelazo nuestros dedos, teníamos un lazo tan estrecho que sabía que no se iría hasta que comprobara que estaba completamente bien
- duerme un poco, aun falta para que lleguemos - asentí sin apartar la vista de la ventana - siento que me estas evitando por alguna razón - cerré los ojos dispuesta a ignorarlo - sabes que estoy aquí, si necesitas hablar... puedo solo escuchar, prometo que no hablaré - asentí
Lo menos que quería era hablar, me estaba ahogando. Abrirme ahora solo desatara un ataque de ansiedad y lo estaba evitando a toda costa.
- ¿Dónde tienes a los rehenes? - colocó su cabeza sobre mi hombro suspirando, al parecer no era la única cansada
- en otro avión - fruncí el ceño, era más seguro tenerlos vigilados
- son entrenados por la CIA, ¿crees que no van a escapar? - asintió como si no le importara lo que le estaba diciendo
- les coloque un rastreador cuando estaban inconscientes, ni escondiéndose en el amazonas podrán escapar de nosotros - me relaje, sabía que era cierto lo que decía pero aun así era dejar todo a la suerte
- ¿crees que algún día paremos con esto?- lo miré esperanzada con que algún día encontremos la paz que tanto hemos buscado
-tal vez, todo es cuestión de que así lo decidamos- asentí comprendiendo a lo que se refería, no era cuestión de parar, era cuestión de decidir parar con esto... Con querer arreglar un mundo que estaba mas destruido de lo que podríamos imaginar, era siniestro y podrido, nada de lo que hiciéramos pararía con la maldad de este.
- ¿te agobia lo que hacemos?- procese la preguntas antes de responder, solía sobreproteger todo lo que me rodeaba y no quería agobiar más su existencia
- algunas veces... siento que... lo necesito para tener paz en mi- frunció el ceño apartándose de mí esperando a que continuara- me siento ahogada si pienso en dejarlo, pero luego encuentro cierta tranquilidad cuando imagino cómo sería estar lejos de todo el caos que nos rodea- su mirada estaba clavada en mi expectante de todas mis palabras - quisiera algún día dejar de sentir, dejar de que todo lo que me rodea me resulte peligroso, dejar de ver todo rojo... solo quiero encontrar la luz al final del túnel, estoy en un maldito sube y baja de emociones constantemente y siento que estoy muriendo, me estoy marchitando- las lágrimas rodaban por mis mejillas desesperada por algún alivio a mi ansiedad
- hablas de ¿querer morir?- limpie mi cara con el dorso de la mano, negando- no te entiendo lo que quieres decir teniente, te quiero ayudar a aliviar lo que sientes pero se me hace difícil comprender el caos de tu cabeza- me atrajo a sus brazos apresando mi cuerpo en estos, me estaba protegiendo de mi misma- no hagas nada estúpido que te ponga en peligro, no puedo vivir si te pierdo a ti - lloraba a mares en su pecho, solo nos teníamos a nosotros, era como si el mundo se quemará y solo en sus brazos estaría segura- por favor, mantente a salvo, no quiero verte en un ataúd
Perdí la noción del tiempo en sus brazos mientras me desahogaba, de un momento a otro solo deje que la oscuridad me envolvió de nuevo.
(.....)
-Eres la niña más bella- la miraba con admiración, su cabellera negra estaba suelta siendo alborotada con el fuerte viento de la playa- mamá está muy feliz de tener un pequeño ángel como tu- su sonrisa brillaba era como si estuviera en felicidad plena
-¿Estarás en el viaje conmigo?- negó colocándome en su regazo- ¿porque?
- mamá tiene que quedarse aquí bebé, estarás bien con naira ¿te portaras bien? - asentí acunando su cara en mis manos sonriendo para ella - mamá irá por ti cuando este lista ¿de acuerdo?- fruncí los labios queriendo que se fuera conmigo
- pero no quiero ir con naira, ¡quiero ir contigo!- le apretaba las mejillas esperando que cediera
- no puedo bebé, es por tu bien ¿lo entiendes?- negué en desacuerdo con ella cruzándome de brazos- mamá ira cuando sea el momento...
(....)
Me desperté sudando, estaba agitada, me quite el cinturón de seguridad corriendo en dirección al baño vaciando lo poco que había comido en el retrete.
Justo ahora volvían mis pesadillas, así comenzaban, era un ciclo sin fin. Sus recuerdos tormentosos invaden mis sueños, la odiaba a ella y me odiaba a mi por creer en ella.
Me mire en el espejo, tenía ojeras pronunciadas, el maquillaje corrido de tanto llorar, la piel más pálida de lo habitual, los labios resecos.
Mi aspecto no era nada deseable, me pasé las manos por mi cabello atándolo, abrí el grifo lavando mi cara con el agua fría, necesitaba dormir.
Sequé mis manos y cara bajando la cadena del retrete, salí del pequeño cubículo en dirección a la cabina del avión. Detrás de ella estaba A con S, estaban hablando de temas íntimos ya que S tenía las mejillas sonrojadas.
Carraspee sentándome en las piernas de A.
-¿Cuando despertaste pequeña monstruo? - me apoye en su hombro viendo como S se cubría el rostro con su melena cobriza- ¿te encuentras mejor?
Ignore por completo lo que me decía para detallar con más curiosidad a S.
-¿que te sucede?- me ignoraba para evadir mis preguntas- S- fruncí el ceño inclinándome en su dirección halando de su abrigo para que me mirara- te estoy hablando- X me sujeto de las manos evitando que la siguiera moviendo bruscamente
- te lo dirá en su momento ¿ de acuerdo? aún no es tiempo para que te lo confiese- fruncí el ceño apartándome de él
-por favor vete- las palabras de S sacudieron mi corazón ¿Qué me fuera?, cuando por fin lograba hablar me pedía que ¿me fuera?
- ¿te hice algo malo?- la volví a voltear hacia mi, miraba a todos lados menos a mi- ahora eres muda, eso es nuevo- solté una risa sarcástica
-Es mejor que hablen luego, te estas alterando- negué apartando sus manos de mi saliendo de ahí echa fuego
No recuerdo haberle hecho algo que la pudiera perjudicar, soy cuidadosa con todos, era una jodida idiota. Si no me quería hablar estaba bien, luego vendría llorando por mi de nuevo.
X estaba comiendo en una pequeña mesa, me senté enfrente de él aun molesta por la actitud tan idiota de S.
- puedes creer que S me ignoró- él seguí con su vista en el teléfono comiendo cereal- hasta me pidió que me fuera- bufé aun analizando si le había hecho algo malo- ¿sabes si le hice algo malo?- cuando lo mire desvió su mirada de la mía, tenía las mejillas sonrojadas- X, ¡te hice una pregunta!
Estaba algo raro, hace unas horas no dejaba de hablar como un loro y ahora estaba extrañamente callado.
"señores pasajeros estamos por llegar a su destino, abrochen sus cinturones y prepárense para el aterrizaje"
La voz chillona de A m resultó algo graciosa, pero aun así no olvidaba mi tormento.
- X...- se levantó recogiendo sus cosas
- ya casi vamos a aterrizar, recoge tus cosas - lo detuve esperando a que me explicara su comportamiento, suspiro cansado de mi- no se que le sucede, solo deja que las cosas fluyan sola, no las fuerces- me levante chocando con su hombro yendo al final del pasillo para sentarme en el último asiento abrochando mi cinturón.
Tal vez si estaba agobiando a todos con mi actitud, todo debía estar en mi cabeza.
Aterrizamos en una pequeña isla, parecía algo desierta a la distancia, sería el escondite perfecto. Baje del avión detallando todo a mi alrededor, la mayor parte era poblado por muchos árboles, se sentía la paz del lugar, la brisa era suave. No había ninguna casa cerca de la pista, supongo que solo seriamos nosotros, mire a la distancia las miradas de X y S, me parecía extraña su actitud, me estaban ocultando algo y lo descubriría.
- ¿Qué te parece si me enseñas ese nuevo juguete tuyo que llevas meses haciendo?- los brazos de M en mis hombros me distrajeron de mis objetivos perdiéndolos de vista- ya quiero verlo, no he podido dormir imaginado que tan grandioso será.
Lo aparte de mi negando.
- aun no esta listo, lo veras cuando sea necesario - casi corrí detrás de X y S pero ambos huyeron de mi
30 minutos después.
Llevábamos mucho tiempo caminado, el suelo era áspero, había mucha humedad el sol estaba quemando mi piel , las gruesas gotas de sudor bajaban por mi espalda y mi cara. Me agobiaba el calor, por eso solía vivir en lugares que nevará o te congelara el culo, para evitar el maldito calor. Esto era un puto horno.
Miraba a la lejanía tratando de ubicar si podría encontrar la base cerca, pero de nuevos árboles y arbusto era lo que tenía delante de mí.
- no podían encontrar una base en un ¿lugar más fresco? siento que me estoy asando- el silencio del lugar era extraño, todos lo estaban, no se dirigían la palabra unos con otros
- ya casi llegamos, solo faltan unos kilómetros más- negué deteniendo el paso quitando mi remera atándola a las cuerdas de mi mochila
X frunció el ceño indignado por mi acción.
-¿que? te molesta que ¿ande en sujetador por la selva?- me ignoro siguiendo su paso- ¡idiota!
M me ofreció agua ignorando que estuviera semidesnuda. Seguíamos caminando cuidando que no tropezáramos con alguna rama, estaba a punto de protestar de nuevo, pero una pequeña casa escondida entre más árboles me diera la bienvenida, ¡ya era hora! pondría el aire acondicionado en su máximo poder.
Detallaba la casa disgustada con su aspecto, se veía descuidada, abandonada, sucia, el techo daba la impresión de que en cualquier momento colapsaría.
Todos caminaron por el sendero que guiaba a la casa, absortos del todo a su alrededor, mire mis zapatos asqueada, tenía barro en todas partes, no era de tener muchos lujos ni de ser exigente pero esto sobrepasaba mis límites, odiaba lo húmedo, lo caliente, todo lo que sofocara mi cuerpo a excepción del sexo. Eso si lo dejaba fuera de todo lo desagradable.
Antes de que pudiéramos ingresar a la casa tenía a una persona sofocandome con sus brazos alrededor de mi cuello, limitando mi respiración a casi nada, las personas eufóricas me daba jaqueca.
-¿estas bien? ¿te hicieron algo? - que manía tienen todos de hacerme la misma pregunta
- me estas asfixiando, aléjate un poco - le trate de quitar los brazos que estaban rodeando mi cuello pero era casi imposible, odiaba cuando se ponía en modo mamá oso- !que te quites joder¡- la empuje tratando de no ser tan brusca
- debes estar bien si aun tienes ese carácter de mierda- su sonrisa no se borraba aun con lo odiosa que estaba siendo con ella- ¿Qué tienes en la pierna? - mire donde me señalaba recordando que aun tenia la herida, herida la cual gracias a los calmantes e inyecciones no me molestaba para caminar
- gajes del oficio- me dio un leve golpe en la cabeza refunfuñando que no le tuviera cuidado al peligro
- eres idiota, ¿es un corte muy profundo?- me encogí de hombros no dándole importancia a eso- debes tener hambre, te prepare lo que más te gusta, también necesitas un baño estas como la mierda- sonreí negando agradecida de que estuviera aquí
-te extrañe- evite su mirada para que no volviera a su lado eufórico, lo que decía era sincero, como mi amistad con ella
La mire de reojo y estaba conteniendo las lágrimas, las personas solían confundir nuestra amistad con algo más, pero solo nosotras sabíamos lo que teníamos. era un lazo que forjamos con los años, después del accidente que marcó nuestras vidas, esto era el fragmento que quedaba de ello.
Camine a su lada evitando verle a los ojos, si no lloraría con ella.
Apenas ingresamos a la casa, el caos se hizo presente. Esto era un completo desastre como su fachada, la humedad de las paredes te dificulta el respirar, había moho hasta en el piso, era tétrico hasta caminar, la madera rechinaba amenazando con partirse en cualquier momento.
Pequeñas montañas de billetes de diferentes países estaba sobre la mesa en medio de los sofás, que ni loca dormiría ahí, municiones en las distintas áreas de la casa junto a armamento ruso de última tecnología, esto parecía más bien que estuviéramos planeando un atentado terrorista.
- te tengo una habitación con algunas cosas que te pueden servir para tus inventos- la mire esperando a que continuara- no es la gran cosa, pero estarás cómoda me asegure de eso- asentí viendo todo a mi alrededor, S volvió a evitar mi mirada ingresando a una habitación que supongo sería la cocina.
- ¿sabes qué le pasa a S? me ha estado evitando- frunció los labios desviando la mirada- sabes algo y no me lo quieres decir- juntó sus manos teniendo toda su atención en ellas - habla Liz si no quieres que te lo saque yo misma a la fuerza- la sujete de la camisa atrayendo a atención de alguno de los presentes
- luego, te lo diré luego hay muchos espectadores ahora mismo- mire a nuestro alrededor, mirando a todos amenazante
La solté saliendo de la casa a despejar la mente, si no me controlaba le daría cabida librea un ataque de ansiedad.
El sol estaba en su máximo esplendor, calculaba quedarme solo unos tres días como mucho en esta mierda, no soportaba este puto clima, me ponía de mal humor. Camine hasta un tronco sentándome en una de sus raíces que sobresalía de la tierra, cuidando que no tuviera insectos sobre el.
Tal vez si vaciaba mi mente podría encontrar paz.
La sombra daba algo de fresco, pero aun sentía mi piel húmeda, pase un rato sentada con los ojos cerrados haciendo las técnicas de meditación que me enseño una de mis tantas terapeutas, hasta que me volví el festín de los mosquitos y tuve que entrar a la casa de nuevo.
- estas muy roja, tanto sol te hará daño, es mejor que te tomes una ducha- asentí dejándome guiar por M al baño - si necesitas algo llámame estaré aquí afuera esperando a que salgas- asentí cerrando la puerta con seguro
Al menos el baño se veía limpio, me despoje de toda la ropa tratando de no lastimar la herida, estaba más sana, no se veía tan roja como la última vez. Nivele la temperatura del agua para que no quedara tan fría, lavaba mi cuerpo con el shampoo floral que estaba en el baño supongo seria de Liz ya que siempre solía oler a frutos silvestres. Enjabone mi cuerpo lo mas que pude para luego dejar que el agua se lo llevara todo, ya me sentía lo suficiente limpia y fresca, cerré la llave cubriendo mi cuerpo con una toalla secando el agua que se deslizaba por el. Había una camisa larga junto a una ropa interior, me pondría eso mientras consigo mi propia ropa.
Desenrede mi cabello frente al espejo lista para ir a lo que sería mi habitación, apenas salí M estaba tendido en el piso con su ordenador sobre sus piernas.
- tenemos que cubrir la herida si no queremos que se infecte- asenti dejándome guiar por el, abrió la puerta que le seguía a la del baño- no se que psicoterror le hiciste a las enfermeras que se negaron a seguir trabajando para nosotros- bufé sentandome en la que sería mi cama.
- son unas miedosas, no les hice nada solo estan exagerando, cuando las encuentre de nuevo les mostrare lo que es tenerme realmente miedo por boconas- el pellizco en mi brazo me hizo callar
- deja de asustar a las personas, casi nadie quiere trabajar en nuestro equipo porque te tiene miedo- voltee los ojos dejando que curara mi herida.
-¿soy mala persona?- le pregunté en un susurro
Fruncia el ceño desconcertado por la pregunta.
- no eres una mala persona, es solo que... algunas veces las personas no entiende cómo te sientes y se asustan, no te agobies nadie te odia, solo les cuesta comprender lo que pasa aquí- coloco su dedo en mi cabeza sonriendo- y aquí- movió su mano hasta donde se encontraba mi corazón- te cuenta abrirte con las personas y eso les impide conocerte realmente, pero es comprensible tu vida no es fácil, dejar entrar a cualquiera es permitir que te lastimen- sus palabras me dieron esa paz que estaba buscando mediante la meditación, no sabia que era tan sabio con las palabras.
-¿desde cuándo te volviste tan experto en manejar la mente de las personas?- sonrió terminando de vendar mi pierna
- descansa, mañana quiero ver que tienes preparado para mi- termino de guardar todo en el maletín de primeros auxilios caminado hasta la puerta cerrándola detrás de sí dejándome sola de nuevo
Me acosté en la cama que rechinaba con cada movimiento, mirando el techo, tal vez hoy si pueda dormir un poco sin las pesadillas atormentado mi cabeza.
****
Me desperté alrededor de la una de la mañana en busca de agua, sentía la garganta seca, caminaba descalza tratando de hacer el menor ruido, todo estaba oscuro, supongo que todos estarían durmiendo.
Entre a la cocina abriendo la nevera en busca del agua, bebí directo de la jarra colocándola de nuevo en su lugar, salí de nuevo en dirección a mi habitación, pero me detuve al ver un detalle que pase por alto. La puerta principal estaba abierta, fruncí el ceño caminado en dirección a la salida de la casa, mirando alrededor si había alguien fuera de esta pero no localizaba a nadie, estaba a punto de cerrar cuando unos ruidos captaron mi atención, agarre un arma de la mesa más cercana quitando el seguro, tenía que estar muy loco si pensaba que podría venir, meterse aquí y salir ileso.
Camine con los pies descalzos por el porche de la casa, bajando los escalones apuntando a donde provenía el ruido extraño, quien fuera lo mataría, rodee la casa lista para disparar. Cuando estaba apretando el gatillo, sentí que me echaron un balde de agua helada sobre mi.
Esta era la razón de que me evitaran, no era por mi era por ellos, los malditos se estaban liando a mis espaldas.
Disparé varias veces en su dirección, haciendo que se separaran asustados por lo que estaba haciendo, si yo era una loca, les mostraría cómo podría ser mi verdadero yo.
-¡para! - sus gritos de súplicas me incitaban a que siguiera jalando del gatillo hasta quedarme sin balas- ¡Emma para!
- malditos, son unos ¡malditos hipócritas! - lance el arma al suelo lista para atacar a mis contrincante- ¡eres una zorra trepadora!- antes de que pudiera reaccionar, le impacte el puño en la nariz dislocando el hueso- te voy a enterrar viva pedazo de zorra- los brazos de X me envolvieron evitando que le siguiera haciendo daño
- ¡tienes que calmarte! - me agitaba de los hombros para que me detuviera, antes de que pudiera hablar de nuevo mi rodilla impactó en su entrepierna
- eres un bastardo ¡me lo prometiste! - la rabia no me daba ni para llorar, quería matarlos a los dos
Todo este tiempo se estuvieron riendo en mi cara, y yo nunca me di cuenta. Tenía a mi propio enemigo en mis narices y lo deje pasar, era la culpable de que esto sucediera.