Capítulo 6

3234 Words
Una semana después. Mira el mar frente a mí, desde el balcón de la habitación de hotel en donde me encontraba, después de lo que sucedió decidí que lo mejor era irme, no podía con todo, verlos era recordar su traición. Me sentía devastada, de todas las personas me esperé de todo, pero de ellos no, era como una estaca clavada en mi corazón, les di mi confianza y se rieron en mi cara. Después de que me fui intentaron rastrearme, no consiguieron encontrarme, yo era mejor que ellos, yo los cree y así como los cree también los puedo destruir. - ¿Cuándo despertaste? – la voz de mi acompañante detrás de mí hizo que volviera mi vista a la habitación – puedes venir conmigo si quieres, podemos divertirnos de nuevo, lo de anoche estuvo genial – le sonreí acercándome a él - Tengo que resolver algunas cosas por mi cuenta – asintió sujetándome de la cintura unió sus labios con los míos besándome con efusividad - Es una lástima, tenía muchas cosas planeadas que te podrían gustar – susurro rozando mis labios tentando mi cuerpo para que cambiara de decisión – ¿hasta cuando piensas huir? – fruncí el ceño - No huyo, solo necesitaba pensar, por eso me fui – le sonreí apartándome de él – Será en otra ocasión – asintió separándose de mí para irse al baño Bruce era un aliado, trabajaba para la CIA, lo conocí hace algunos años atrás cuando se nos asignó un trabajo con una buena paga, en ese momento no teníamos las bases establecidas de la organización, aceptábamos cualquier trabajo con una paga considerablemente jugosa. Necesitábamos dinero y recursos para que la organización siguiera a flote. Teníamos que rescatar a un amigo de él que había sido secuestrado por la mafia italiana, trabajamos en conjunto con su organización, estuvo con nosotros en todas las planeaciones, incluso en las noches que no podía dormir por matarme las neuronas pensando en estrategias que fueran útiles para llevar la misión a cabo. No tenía mucha experiencia en ese entonces, él solía ayudarme en las cosas que se me dificultaran, aparte de mi equipo él era el único que sabía sobre mis ataques de ansiedad ya que los presenció cuando me salvo después de que un integrante de la mafia italiana intentara abusar de mi por irrumpir en su territorio, se quedó conmigo esa misma noche hasta que me calme, me contaba anécdotas de su vida hasta quedarme dormida, y siguió ahí al día siguiente a mi lado, no me juzgo en ningún momento, tampoco pregunto nada de mi que yo no estuviera dispuesta a contarle. Teníamos una tensión s****l que era difícil ignorar, acabamos siendo amigos con un rollo s****l que solo nosotros entendíamos, el conocía parte de mi pasado, conocía lo trastornada que estaba, la maldad que habitaba en mí, y aun así nunca me juzgo, nunca se fue de mi lado cuando vio lo que de verdad era… siguió a mi lado mostrándome lealtad, nunca preguntaba lo que me sucedía si yo no quería hablar de ello, prefería consolarme con su presencia que con sus palabras, tenía una conexión con el que no la sentía con nadie más, podía confiar plenamente en el sin arrepentirme, era bueno escuchando, era comprensivo y atento, nunca cruzaba límites. Escuche el agua correr en el baño, camine curiosa por lo que me podría encontrar, sin hacer ruido ingrese a él, bruce estaba con los ojos cerrados mientras el agua corría por su cuerpo, lo detalle deleitándome con la vista de su cuerpo desnudo. Era un hombre fornido y bien dotado, de musculatura fuerte y abdomen marcado, recorrí su cuerpo viendo como las gotas se deslizaban por él, para ese entonces la húmeda en mi entrepierna era abrumadora, deshice el nudo de mi bata dejando que cayera a mis pies, camine en su dirección metiéndome con el a la ducha, al estar de espaldas a mi me dio la facilidad de pasar mis manos por su cuerpo, repartí besos su espalda cuello y brazos, su cuerpo se tensaba bajo mi tacto. Mis pezones erectos estaban pegados a su espalda, quite el jabón de sus manos para pasarlo yo, sus jadeas me demostraban que le gustaba lo que estaba haciendo, guio mis manos a su virilidad guiando mis movimientos sobre él, solté un jadeo cuando lo sentí en mi mano, se volteo estrellando mi cuerpo contra las baldosas sujetando mis piernas a la altura de su cintura, sin previo aviso me penetro quitándome el aliento, sus embestidas era casi bestiales, me estaba desarmando con el aviven de sus caderas contra las mías, pero aun así no me queje era placentero que lo estaba haciendo, en nuestra relación no existía la delicadeza en el sexo, esto para nosotros era un hasta luego, ya que después partiríamos en caminos separados. Reprimía sus jadeos mordiendo mi hombro o chupando mi cuello, la presión en mi vientre se hizo presente haciendo que temblara en sus brazos, estaba tratando de aguantar lo más que pudiera, pero sus embestidas eran tan certeras que se me estaba dificultando contenerlo. Sin poder mas me deje ir sobre él, mis espasmos hicieron que aumentara la velocidad hasta que soltó mis piernas dejándome en el suelo acabando en mi abdomen. Nuestras respiraciones eran agitadas, los vidrios del baño estaban empañados por el vapor. Después de eso nos bañamos sin tener ningún contacto, estábamos satisfechos con lo que había pasado anteriormente, salió del baño antes que yo, cuando salí envuelta en una toalla que cubría todo mi cuerpo ya no estaba, ni él ni sus pertenecías. Solíamos irnos antes que el otro para evitar las despedidas, despedirme de alguien para mi significaba que no lo volvería a ver, era desaparecer de su vida para siempre. Huía de los lazos que pudiera formar con cualquier persona que me rodeara, el único que pudo romper esas barreras fue el, odiaba sentir apego por las personas, porque después se irían sin decir adiós siquiera. Con bruce las cosas eran fuera de lo convencional, nos entendíamos sin mediar palabra, estaba dispuesto a aceptar cualquier cosa que le ofreciera sin ningún tipo de presiones o compromiso, el no esperaba nada de mi y yo no esperaba nada de él, delante de los demás éramos solo amigos, pero dentro de una habitación éramos dos bestias sedientas de la lujuria y el placer que nos brindaba tener sexo.   (…..)   Estaba caminando por la orilla del mar, estaba atardeciendo, los colores cálidos del cielo me hacían sentir bien, por primera vez estaba en armonía conmigo misma, el contacto del agua en mi piel me daba esa calma que busque por mucho tiempo, me sentía en paz, después de una semana puede estar estable mentalmente, solo necesitaba tiempo para pensar y calmar mi mente. La mejor decisión que tuve fue irme, cada vez que los veía me invadía la ira y las ganas de matarlos, me sentí mal conmigo misma cuando atente contra sus vidas, mi equipo era como una extensión de mí, los cuidaba como si fueran parte de mi ser, por eso me dolió tanto que no tuvieran la confianza de contarme lo que estaba sucediendo entre ellos. S sabía que había tenido algo con X en el pasado y aun así decidió meterse con el sin importarle como me sintiera yo, no tuvieron el valor de enfrentar la situación cuando los descubrí, y después de eso tampoco me dieron la cara. Tanto A como yo estábamos en el mismo barco, él tuvo un pasado doloroso con S, fui testigo de las noches en las que A y S lloraban por finalizar lo que tuvieron. Por esa razón decidí prohibir las relaciones en la organización, para evitar precisamente eso, les advertí varias veces que con nuestro estilo de vida era imposible tener una relación o una familia que fuera estable. Teníamos muchos enemigos, personas que quieran acabar con nosotros a como diera lugar, por eso cambiábamos tanto de lugar, nunca nos quedábamos en una casa un una base por mucho tiempo, estaban asechándonos en busca de nuestra debilidad, fuera algo material o una persona acabarían con ella, ponemos en peligro a cualquiera que nos rodea, esa era otra razón para evitar tener lazos con las personas, no podía cuidar de mi misma si tenía que cuidar de otra persona. Sostenía los zapatos con mi mano sintiendo la calidez del agua en mis pies, la soledad del lugar me daba seguridad, solté los zapatos en la arena sentándome a un lado de ellos cerrando mis ojos, sintiendo la brisa impactar contra mi piel, el ruido de las aves y las olas impactar contra la orilla, estaba en calma con mi mente y mi cuerpo. No sé cuánto tiempo estuve así, pero cuando abrí los ojos ya estaba oscuro, la poca luz que había era la luz de la luna que alumbraba el cielo y se reflejaba en el mar. El sonido de mi teléfono me hizo volver de nuevo a la realidad, lo conteste sin emitir palabra alguna. - Tienes que volver tenemos problemas - la voz de A en la otra línea se escuchaba agitada, bufe cansada de que no pudieran hacer nada bien sin que yo estuviera presente -  Mándame la ubicación, tratare de llegar lo antes posible – me levante de la arena sujetando mis zapatos yendo en dirección al auto - Se que aun necesitas estar sola contigo misma, pero no te llamaría si no fuera algo urgente – asentí, aunque él no pudiera verme -  Llegare lo ante posible, traten de resolver lo que sea que esta pasando mientras llego – corte la llamada desactivando el seguro del auto Ingrese en el acelerando, a los pocos segundos tenía la dirección en mi teléfono, tendría que tomar un vuelo para ir a donde ellos se estaban resguardando.   (……) Miraba la puerta frente a mi dudando en entrar o no, el frio de la mañana quemaba mi piel. Solté el aire retenido jalando del picaporte para ingresar a la casa. Con el sonido de la puerta cerrándose atraje la atención de todos en mí, el asombro y sus penetrantes miradas me pusieron nerviosa. Camine hasta la base de control con todos mirando cada uno de mis movimientos. - Te extrañe – los brazos de Liz rodearon mi cuerpo casi asfixiándome - ¿Qué fue lo que sucedió? – mire a todos menos a X y a S -  Nos están hackeando el sistema, al parecer tu amigo es hijo de un ministro, nos está jodiendo en busca del bastardo – fruncí mi ceño sin entender de quien estaba hablando – el idiota que impediste que mataramos en hijo de un ministro Mi asombro fue notable, no tenia idea que aquel hombre que teníamos retenido era alguien tan valioso e importante, y menos que su padre fuera alguien con muchas influencias por el mundo, esto es una jodida mierda - ¿Dónde está? – A me señaló el pasillo que guiaba al sótano – ya vuelvo, Iré a sacarle información, traten de restaurar el sistema, no dejen que puedan obtener los datos valiosos -   Antes de que vayas… no creo que sea útil que le trates de sacar información – fruncí el ceño esperando que continuara, A ser rascaba la nuca nervioso – alguien descargó su ira sobre el cuándo te fuiste Por primera vez después de varios días dirigí mi atención a X, su mirada era penetrante e intimidante, pocas personas tenían el valor de enfrentarlo, pero el sabia que eso conmigo no tenía ningún efecto, lo conocía lo suficiente para saber que solo era una fachada de chico malo. Corte el contacto visual dirigiéndome al sótano, cuando baje por completo las escaleras me quede asombrada por lo que tenía frente a mí, era irreconocible a primera vista, todo su cuerpo y cara estaba echo mierda, una enfermera lo estaba tratando de curar, tenía suerte si aún seguía vivo en su estado, pero suponiendo que lo estaba curando aún seguía con vida. Me acerque sintiéndome mal porque él pagará por algo que no era su culpa, me agache a su altura detallando su cara, me sentí abrumada por verlo así de mal. La enfermera se asustó a penas me vio, corrían los rumores de que era despiadada y que acababa con todo lo que me estorbaba, no estaba tan fuera de la realidad. Aunque yo no mataba las personas sin ninguna razón que me impulsara a ello. - ¿esta muy mal? – asintió mirando el piso evitando hacer contacto conmigo -  No creo que pueda aguantar otra tortura, tiene suerte de estar vivo – asentí mirando sus heridas abiertas - ¿puedes ayudarlo? Es mi amigo, no puedo dejar que muera por mi culpa – me miró asombrada por lo que acababa de decir – hay que llevarlo a una habitación, aquí abajo está muy sucio y húmedo, se enfermara en estas condiciones – negó asustada - El señor lo matara si lo ve de nuevo, casi acaba con mi vida cuando me vio ayudándome, si no fuera por la señora Liz ya estaría muerta – la indignación se apoderó de mí - Ve en busca de alguien que nos ayude a llevarlo a mi cuarto – ella asintió aún asombrada por lo que le estaba diciendo – tranquila, nadie te hará nada si estás bajo mi protección, serás la única que cuide de él aparte de mi M nos ayudo a subirlo a mi habitación, era imposible que en su estado pudiera siquiera mover algún m*****o de su cuerpo, estaba completamente inconsciente. La enfermera le colocó suero y algunos calmantes para que sobrellevara el dolor, cuando nos dejaron solos pude ver mejor todo su cuerpo. Lo tenían en ropa interior, con este frio le daría hipotermia. Fui al baño por un recipiente con agua y una toalla, volví a la habitación humedeciendo la toalla pasándola por su cuerpo para quitar la suciedad y la sangre, cubrí algunas de sus heridas y agregue una pomada mentolada por las zonas inflamadas, dudo que pueda abrir los ojos con la cara tan hinchada. No entendía porque me afectaba tanto lo que le pasara, era como si mi vida dependiera de su bienestar, sentía que había creado un lazo con él como el que cree con Bruce, pero este lazo era más fuerte y más abrumador. Pasaba los dedos por su piel cuidando de no dañarlo, sin previo aviso las lágrimas estaban corriendo por mi cara mojando impactando con su piel, trataba de calmar mis sollozos, odia dañar a las personas que habían cuidado de mí, aunque no lo admitirá él había cuidado de mi antes. Lo cubrí con una manta pasando la mano por mi cara quitando el rastro de las lágrimas derramadas, no entendía que lo que me estaba sucediendo, estaba abrumada, confundida y llena de ira. Sin pensarlo me levante de su lado, cerrando la puerta detrás de mí, bajando las escaleras a toda velocidad, estaba furiosa, buscaba al culpable del estado de aquel hombre, sin nadie esperarlo lo voltee impactando mi puño varias veces en su cara hasta que cayó al piso. El silencio en la habitación se hizo presente, frunció el ceño pasando sus manos por la cara, comprobando que había sangre saliendo de su boca y nariz. Se levantó del suelo aún asombrado por lo que sucedía, tenía el puño cerrado aun queriendo partirle la cara. - Si te le acercas de nuevo te mato – frunció el ceño tratando de parar la sangre que salía de su nariz – ¡cualquiera que se atreva a tocarlo de nuevo acabo con el! Lo juro – alce la voz para que todos los presentes pudieran escucharlo - ¿Estás loca? – se acercó amenazante a mí, tanto que pude sentir su reparación en mi cara – es un bastardo que no tiene que ver contigo – antes de darle tiempo a seguir impacté una patada lateral en su costado - Te le acercas de nuevo y te mato, no estoy jugando te lo estoy advirtiendo – lo había devuelto al piso X podría ser lo que sea, pero ante mi era nada, solo era un peón más que seguía mis órdenes y mis pasos, se sentaba si lo decía y se levantaba si así lo dictaba. - Recuerda tu posición no me desafíes saber perfectamente de lo que soy capaz si se atreven a cruzar los límites – estaba tan asombrado de mis palabras que no se atrevió a levantarse de nuevo Agarré la primera arma que vi cargándola, activando la alarma de todos. Si me salía de control podría ser peligroso para ellos, prefirieron guardar distancia de mi hasta que me fuera calmado. Subí de nuevo a mi habitación, cerré la puerta con seguro sentándome en el mueble que estaba delante de la cama, con el arma en mis manos, cualquiera que entrara por esa puerta le volaría los sesos. Al pasar de las horas mis ojos empezaron a pesar, siendo vencida por el sueño me deje llevar por la oscuridad de nuevo.   Unos días después. Mi vida se había convertido en una rutina, no hablaba con nadie de la casa si no era necesario, me la pasaba encerrada con aquel hombre, con la computadora creando nuevos programas que evitaran ser hackeados de nuevos, aquel hombre el cual ahora sabía que se llamaba Jared Müller, era de una familia poderosa, su padre era ministro del gobierno alemán, su madre era embajadora de la ONU, no tenia hermanos, al ser hijo único poseía una jugosa fortuna bajo su poder, pero aun así vivía a kilómetros de sus padres, al parecer no tenía buena relación con ellos, tenía un buen cargo en la CIA. No fue fácil conseguir esa información, y más teniendo en cuenta que esa gente protege la información de sus soldados más que su propia vida. Me encontraba en la cocina habiendo un café cargado para sobrellevar las noches que pasaba sin dormir a causa de las pesadillas que acechaban todas mis noches. - ¿Aun no despierta? – la voz de M atrajo mi atención - No, supongo que el golpe en su cabeza fue tan fuerte que lo dejó en coma – asintió pasando las manos por su cara Todos estábamos igual, no dormíamos, nos manteníamos alerta de cualquier ataque. X estaba en la cocina preparando su desayuno atento a nuestra conversación.   - ¿Dónde estuviste todo este tiempo? – me encogí de hombros restándole importancia - Con bruce, necesitaba información – apenas el nombre de bruce salió de mis labios X impactó su puño en la mesa haciendo que esta temblara - ¿te acostaste con él? – fruncí el ceño indignada por su presencia y la forma de hablarme - ¡Eso no es asunto tuyo! anda a cuidarle el culo a tu puta que el mío me lo cuido yo – antes de que pudiera hablar de nuevo me fui con mi café en las manos de nuevo a mi habitación Apenas cerré la puerta con seguro, algo llamó mi atención, Jared…  Estaba sentado en la cama mirando todo el lugar confundido, había despertado. Apenas posó sus ojos en mí, el corazón se me aceleró desenfrenado por la corriente de adrenalina y el alivio de que fuera despertado. 
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