8. VOY HACERTE MÍA AQUÍ Y AHORA

1215 Words
Había pasado una semana desde que Kaelyn había entrado a trabajar, su jefe Declan Tremblay al parecer no había podido presentarse a trabajar, por estar tratando de arreglar los contratos cancelados, por lo que a ella le tocaba agendar las citas del presidente, con Andrew, su padre y el señor Tremblay, ellos se repartían las obligaciones, las citas y los contratos de Declan.  Cada vez que tenía que llevarle algo a Andrew o llamarlo Alba su secretaria le hablaba muy grosero, y le hacía mala cara, sabía que ella no le agradaba, y eran por celos, estaba segura que estaba enamorada de Andrew, y lo peor es que no podía juzgarla, ese hombre la estaba haciendo perder el juicio, desde la última conversación donde habían dejado claro que nada entre ellos podía volver a pasar, no habían vuelto a sacar el tema, pero las veces que había ido a que firmara algo había mucha tensión s****l entre ellos, por eso evitó seguir bajando a la oficina de él, tenía miedo de no poder seguir negando lo que tanto quería y deseaba, tenía dos días de no verlo, prefería que la celosa de Alba subiera por los papeles y al parecer ella también era más feliz así. Una llamada la volvió a la realidad, al ver el nombre de Max sonrió.  —Hola cariño — dijo con una gran sonrisa.  —Hola preciosa, te tengo una gran noticia.  —Así ¿cuál será? — Kaelyn salió detrás del escritorio y se giró al gran ventanal.  —Estoy de regreso de mi viaje de negocios y me muero por verte. —Kaelyn trago grueso, con solo escucharlo se excitó, necesitaba descargar toda tensión s****l que tenía acumulada  —Eso es una gran noticia, muero por que me hagas llegar a un orgasmo, necesito liberar la tensión que tengo encima, nunca he tenido tanta necesidad por tener sexo que estos días — Kae estaba tan concentrada que no escuchó cuando alguien salió del elevador y escuchaba su conversación, estaba a mil al escucharla hablar de sexo, pero también por primera vez se estaba muriendo de celos, por lo que se acercó muy lentamente a ella.  —¿Tiene que haber una razón para que estés así Kae?, pero no me molesta, ¿a que hora paso paso por ti? — Kae escucho lo que Max le dijo pero no podía contestar, el aire se le fue de los pulmones, cuando sintió las manos de Andrew en su cintura.  —Yo puedo darte no uno sino muchos orgasmos, yo puedo hacer que liberes esa tensión acumuladas, puedo darte todo el sexo que quieras no necesitas a nadie más— le dijo en un susurro cerca de su oído, luego chupo el óvulo de su oreja, Kaelyn gimió bajito.  —Max, te hablo luego — cortó sin esperar respuesta. Las manos de Andrew no se quedaron quietas como ella, por el contrario, recorrió la cintura y las caderas con ganas, sus manos querían pegarse a esa piel. — ¿Qué haces… Andrew? — tenía sus ojos cerrados disfrutando de esas manos.  —Tocarte — la voz tan suave y en un susurro con la que le hablaba Andrew en su oído la estaba haciendo perder la cabeza por lo que con la poquita cordura que le quedaba se alejó de esa serpiente que la tentaba a caer en el más exquisito pecado.  —No lo hagas, no te he dado permiso, te recuerdo que eres mi jefe y eso no debe pasar, que lo nuestro fue sexo de una sola noche y nada más.  —¿Pero con tu amigo si puedes tener sexo? ¿O es con otro? ¿Tienes una lista con los que puedes acostarte? ¿Por qué diablos no quieres acostarte conmigo? ¿Acaso no soy suficiente para ti? No deberías acostarte con nadie que no sea yo.  — Porque eres mi jefe, entiende que no se puede, sea o no suficiente no podemos tener nada. — Andrew se acercó peligrosamente a ella.  —No pienso dejar que te acuestes con nadie que no sea yo, si tengo que meterte en la oficina y hacer que tengas orgasmos todos los días lo haré, pero no pienso dejar que otro que no sea yo te toque— ambos estaban a centímetros del otro, podía sentir la respiración del otro, pero Kaelyn no pensaba darse por vencida —Yo me acuesto con quien yo quiera, dónde quiera y como quiera, y tú no estás en mi lista, por lo que no tienes ningún derecho a decirme con quién no o con quién si, ¿entendiste? — Andrew la miró con los ojos llenos de rabia, de celos y de excitación.  —Eso está por verse — sin darle tiempo a reaccionar se lanzó sobre ella y la besó con arrebato y pasión, Kaelyn era hermosa y besaba como ninguna otra, lo tenía loco desde que habían hecho el amor por primera vez. Con ese mismo arrebato la guió a hasta la oficina de su hermano, había entrado ahí y había visto el sillón que tenían, era perfecto para tener sexo, se tensó aún más pensando en que Declan pudiera seducir a Kaelyn.  —Esto no… debería ser… — Kaelyn trataba de ser coherente, pero ya sus manos se encontraban quitando la corbata y la camisa de Andrew, ya que el saco al parecer lo había dejado en la oficina.  —No me importa si se debe o no hacer, me tienes loco y excitado, te he deseado desde que te vi, y solo una noche no me ha bastado Kae, te juro que quiero estar en el lugar cálido que tienes entre las piernas y se que a ti te pasa lo mismo, se que te mueres porque recorra tu hermoso cuerpo con la lengua, que te lleve a ver las estrellas.  —¡Mierda!, sí, sí quiero lo deseo me tienes mal Andrew, tener que aguantar estas ganas e ignorar todo lo que me haces sentir me tenía mal, necesitaba sacar todo.  —Sí soy yo el causante de tu excitación, es conmigo que debes saciar tus ganas y con nadie más, porque será a mí a quién te imaginarás, serán mis besos los que vas a querer recibir, mis caricias las que reciba que tu cuerpo, solo yo podré saciar tus ganas, así como serás tú la única que me quitará las mías.  —Aunque seas el causante no puede estar teniendo sexo contigo, porque con solo verte me excito, tendría que pasar todo el día con las piernas abiertas para ti, y no podrías trabajar.  —No me importaría quedar en la quiebra si mi recompensa es estar en tu interior todo el puto día, me encanta estar en ese paraíso que tienes ahí en medio de tus piernas. — sin esperar más tiempo la besó como había deseado desde que la vio en la oficina de Chase, quería besarla hasta dejarla sin aliento, hasta que ya ninguno pudiera más, hasta que ambos necesitarán oxígeno. — Ahora voy hacerte mía aquí y ahora, luego nos vamos a ir a mi casa todo el fin de semana para hacerlo una y otra vez, te voy a quitar esas todas esas ganas que tienes. 
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