9. MANDONA PRECIOSA

1237 Words
Kaelyn sentía las manos de Andrew recorrerla entera, sus caricias la llevaban a otro mundo, uno donde sólo placer podía sentir.  —Me encantas, eres preciosa — Andrew besaba los pechos de Kaelyn, succionaba con fuerza, cuando terminaba con uno seguía con el otro, pero ninguno se quedaba sin ser atendido por su boca y su lengua.  —Me los has dicho durante dos horas que llevamos aquí encerrados, creo que deberíamos salir ya de aquí, tengo una cita esta noche. — Andrew se tensó y se levantó de inmediato, no pensaba que Kaelyn fuera a decir eso.  —No puedes estar hablando en serio, ¿de verdad te vas a ver con tu amigo para acostarte con él? — aunque no quiso, sonó dolido, lo peor de todo, era que no sabía el ¿Porqué? No podía creer que se hubiera enamorado de alguien a quien apenas conoce, una mujer con la que había tenido el mejor sexo de su vida, la mujer más hermosa que hubiera visto.  —Es mi amigo, uno que tengo mucho tiempo de no ver. — Kae sabía que había metido un poco las patas.  —Si fuera un simple amigo, no habría problema, pero te acuestas con él, no pienso discutir por esto, pero si decides acostarte con él, no creo sea correcto seguir teniendo sexo nosotros. — Andrew empezó a buscar su ropa, para colocarsela y salir de ahí, tenía que evitar mostrarse posesivo y malditamente celoso, la quería solo para él, pero sabía que no era correcto.  Kaelyn lo miraba en silencio, sabía que estaba celoso, y que se estaba controlando, no era tonta, Max siempre se había comportado de igual forma, ella no era de darle explicaciones a un hombre y a pesar de que no quería empezar ahora, sabía que le encantaba estar con Andrew, con mentirse así misma no ganaba nada, decidió imitarlo, y empezar buscar su ropa para vestirse, Andrew terminó antes, y se fue directo al gran ventanal, era muy caballero para dejarla botada y marcharse sin decir nada. Luego de que Kaelyn estuviera vestida, respiró profundo y se acercó a él.  —No soy una cualquiera Andrew, tú has sido una excepción desde el primer momento, por lo que si me sigo acostando contigo, no lo haré con Max, hablaré con él y sé que él lo aceptará, antes de cualquier cosa Max es y será mi amigo, ahora, si no quieres que algo entre nosotros vuelva a pasar será mejor dejarlo así y yo seguiré con mi vida. — Andrew se puso a meditar las palabras de Kae, por lo que no contestó de inmediato, a lo que ella pensó que su silencio era una negativa a seguir juntos, por lo que ella se dirigió a la puerta, lo que le hizo a Andrew volver a la realidad.  —Te creo Kae, y desde luego quiero seguir esto que estamos empezando, que aunque no se que es, quiero seguir, pero no quiero compartirte.  —¿Y yo tendré que compartirte? — preguntó Kaelyn alzando una ceja.  —No hermosa, te juro que no, por ti soy capaz de ser el más fiel, con tal de que a ti no te toque nadie que no sea yo — Andrew colocó sus manos en la cintura de Kae y jaló suavemente pegándola a él. — quiero ser el único que te haga ver las estrellas.  —De acuerdo, mientras esté contigo, no tendré nada con Max, pero no me puedes negar a que lo vea, es mi mejor amigo de toda la vida, él y Callie, son mis mejores amigos. — Andrew la miró fijamente por unos segundos, luego sonrió con malicia.  —Bien, no hay problema, puedes ir.  —No te estaba pidiendo permiso.  —Lo sé, así que corrijo mis palabras, estoy de acuerdo con tu decisión, pero, ¿saldrás solo con él o también irá tu amiga? —Lo más seguro es que ambos, siempre salimos juntos.  —Tu amigo y tu amiga, ¿han tenido sexo? — Andrew había tenido un plan, y sin importar qué, lo llevaría a cabo, sabía que Connor le ayudaría en especial si la amiga de Kaelyn estaba metida.  —Sí — dijo Kaelyn sin ningún tipo de vergüenza — de hecho hasta hemos compartido pareja en un mismo cuarto. — Andrew la miró realmente sorprendido.  —No seré una cualquiera, pero tampoco soy una santa, dos veces en mi vida me he emborrachado tanto que mis hormonas se disparan, así que cuando salimos Max trae con él a su amigo, Carter, lo conozco desde hace mucho años, así que al ser dos mujeres y dos hombres, nos vamos a un cuarto y le doy rienda suelta a mis hormonas, pero como te he dicho a pasado solo dos ocasiones.  —Y ten por seguro que no habrá una tercera vez, no quiero que tomes más de la cuenta, a menos que yo esté contigo, porque de ahora en adelante el que te va a quitar tus benditas ganas voy hacer yo — Andrew llevó sus manos a los senos de Kae y los estrujó, asiendo que ella jadeara — cada que sientas deseos de que esté dentro de ti vas a buscarme y yo te voy a complacer, no me importa si interrumpes diez veces en mi oficina, solo importa que tus ganas te las quites conmigo. Yo te buscaré cuando tengas ganas, lo único malo es que en cuanto vuelva Declan no pienso subir a este piso a menos que sea realmente necesario ¿entendiste?  —Sí — dijo en apenas un susurro — justo ahora te quiero tener dentro de mí.  —Pues justo ahora nos vamos para mi casa, espero dejarte tan cansada que no quieras salir de mi cama en toda la noche.  —Si eres capaz de hacer que me quede en tu cama y quiera seguir teniendo sexo contigo toda la noche me quedaré, pero no ha nacido hombre que lo haya logrado — lo retó Kaelyn. A Andrew le gustó la idea y a la vez se sorprendió.  —¿Tú amigo y tú nunca han pasado una noche juntos?  —No, luego de tener sexo y yo quedar satisfecha, simplemente decido regresar a mi hogar o a la casa de Callie.  —Pero ya pasaste una noche conmigo.  —No guapito, te recuerdo que cuando llegamos a tu casa, ya casi era medianoche y luego de terminar dormí como dos horas y luego me fui, no pase contigo toda la noche y tampoco amanecí en tus brazos. — Andrew sonrió con entusiasmo.  —Bien, entonces te haré desearme tanto como yo te deseo a ti, para que no salgas de mi cama, en todo el puto fin de semana.  Kaelyn sonrió al escucharlo, la idea era malditamente buena, ella misma estaba deseando que lo cumpliera.  —Bien, podemos irnos, pero yo me voy en mi auto y tú en el tuyo — Andrew iba protestar pero Kaelyn lo detuvo — No, no quiero negativas, además debemos disimular un poco, yo voy a ir bajando, mientras que tú vas a ir por tus cosas y te espero a dos cuadras de aquí así tu vas cuidando mis espaldas — dijo con una sonrisa, la cual Andrew no pudo negarse. Ella era una mandona preciosa.  Ambos salieron de ahí, y se dirigieron al placer de entregarse nuevamente.
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